El Guaviare: un Laboratorio de Mundos Titeresantes
Un compartir de aprendizajes sobre la educación artística desde el territorio.
Carlos Andrés Pérez Manzano
En el vasto tapiz cultural de Colombia, el Guaviare ha comenzado a tejer sus propias narrativas en torno a la educación artística, redefiniendo cómo se entienden y se viven las prácticas creativas en la región. Desde el Colectivo Artístico Cultural Manigua, el proceso artístico-pedagógico Laboratorio Mundos Titeresantes ha emergido como un espacio donde el arte, la pedagogía y la comunidad convergen para construir un paisaje único de aprendizaje y creación. Este proyecto, liderado por Carlos Andrés Pérez Manzano, Ingrid Hasbleidy Fontecha Villa y Omar Hernán Restrepo Vásquez, ha puesto en el mapa un enfoque innovador que busca integrar las particularidades culturales y territoriales del Guaviare con una perspectiva educativa fresca y creativa.
El Colectivo no teme en afirmar que los verdaderos protagonistas de “Mundos Titeresantes” son las personas de las comunidades rurales y urbanas del Guaviare. Niños, niñas jóvenes, personas adultas, docentes y agentes culturales que han participado activamente en este proceso, convirtiéndose en actores clave en la construcción de este paisaje educativo, pues cada protagonista trae consigo una historia, una relación única con el territorio, y una visión del mundo que enriquece el proceso colectivo. En cada etapa, el diálogo y la co-creación son fundamentales. Quienes participan no son receptores pasivos del conocimiento; son cocreadores en este laboratorio vivo, donde el aprendizaje ocurre a través de la experiencia directa, el ensayo y el error, y la colaboración.
Esta experiencia entiende la creación artística como herramienta pedagógica, y se ubica en instituciones educativas de San José del Guaviare y El Retorno, tanto en áreas urbanas como rurales. Sus talleres ofrecen a los niños y niñas espacios para expresar emociones y sueños a través de disciplinas como las artes plásticas, el teatro y la narración. Yendo más allá del desarrollo técnico, promoviendo el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la empatía. Además, se incentiva el uso de materiales locales, como arcilla, pigmentos naturales y elementos reciclables, fortaleciendo la conexión con el medio ambiente y el respeto por la naturaleza. Bajo la guía de formadores, la creación artística se convierte en una herramienta para que los niños y niñas reinterpreten su entorno, imaginen futuros posibles y relaten sus propias historias.
Uno de los pilares del enfoque es el concepto de laboratorio artístico, un espacio donde la experimentación es clave. Aquí, los participantes exploran las conexiones entre las artes visuales, la música, el teatro, y otras formas de expresión, mientras reflexionan sobre su propio contexto. Este enfoque permite que las prácticas educativas sean más flexibles y adaptativas, respondiendo a las necesidades y dinámicas de cada comunidad.
La otra pieza clave es la investigación-acción participativa, una metodología que vincula la investigación con la acción directa en la comunidad. En cada taller y encuentro, se recogen las experiencias, conocimientos y reflexiones de los participantes, que luego se incorporan en las fases siguientes del proyecto. Este ciclo continuo de creación-investigación permite que el proceso evolucione de manera orgánica, siempre en sintonía con las realidades del Guaviare.
La investigación se ha convertido en un pilar fundamental para el Colectivo Artístico Cultural Manigua en su labor educativa en el Guaviare. En una región marcada por tradiciones orales y saberes ancestrales, el entendimiento del entorno cultural y social es clave para desarrollar intervenciones pedagógicas significativas. Mediante estudios etnográficos y la recopilación de relatos comunitarios, el colectivo ha logrado documentar expresiones artísticas locales que abarcan desde las narrativas míticas de los pueblos indígenas hasta las prácticas culturales contemporáneas de colonos y campesinos. Este enfoque les ha permitido diseñar programas educativos que no solo respetan, sino que potencian las tradiciones locales, integrando disciplinas como las artes plásticas, la literatura, la narración oral, el teatro, los títeres y los medios audiovisuales.
En Guaviare, una región marcada por su biodiversidad y su historia de conflicto, la educación artística se convierte en una herramienta de resistencia y transformación. “Mundos Titeresantes” no solo enseña técnicas artísticas, crea espacios donde las comunidades pueden repensar su relación con el entorno, reconectarse con su identidad y desarrollar un sentido de pertenencia y agencia.
El trabajo conjunto del Colectivo Artístico Cultural Manigua y el SENA comienza a dejar una huella significativa en el Guaviare. Las niñas y niños que participan en sus actividades no solo adquieren nuevas habilidades artísticas, sino también una mayor conciencia de su identidad cultural, fortaleciendo el tejido social y proyectando un futuro esperanzador para sus comunidades.
En el vasto tapiz cultural de Colombia, el Guaviare ha comenzado a tejer sus propias narrativas en torno a la educación artística, redefiniendo cómo se entienden y se viven las prácticas creativas en la región. Desde el Colectivo Artístico Cultural Manigua, el proceso artístico-pedagógico Laboratorio Mundos Titeresantes ha emergido como un espacio donde el arte, la pedagogía y la comunidad convergen para construir un paisaje único de aprendizaje y creación. Este proyecto, liderado por Carlos Andrés Pérez Manzano, Ingrid Hasbleidy Fontecha Villa y Omar Hernán Restrepo Vásquez, ha puesto en el mapa un enfoque innovador que busca integrar las particularidades culturales y territoriales del Guaviare con una perspectiva educativa fresca y creativa.
El Colectivo no teme en afirmar que los verdaderos protagonistas de “Mundos Titeresantes” son las personas de las comunidades rurales y urbanas del Guaviare. Niños, niñas jóvenes, personas adultas, docentes y agentes culturales que han participado activamente en este proceso, convirtiéndose en actores clave en la construcción de este paisaje educativo, pues cada protagonista trae consigo una historia, una relación única con el territorio, y una visión del mundo que enriquece el proceso colectivo. En cada etapa, el diálogo y la co-creación son fundamentales. Quienes participan no son receptores pasivos del conocimiento; son cocreadores en este laboratorio vivo, donde el aprendizaje ocurre a través de la experiencia directa, el ensayo y el error, y la colaboración.
Esta experiencia entiende la creación artística como herramienta pedagógica, y se ubica en instituciones educativas de San José del Guaviare y El Retorno, tanto en áreas urbanas como rurales. Sus talleres ofrecen a los niños y niñas espacios para expresar emociones y sueños a través de disciplinas como las artes plásticas, el teatro y la narración. Yendo más allá del desarrollo técnico, promoviendo el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la empatía. Además, se incentiva el uso de materiales locales, como arcilla, pigmentos naturales y elementos reciclables, fortaleciendo la conexión con el medio ambiente y el respeto por la naturaleza. Bajo la guía de formadores, la creación artística se convierte en una herramienta para que los niños y niñas reinterpreten su entorno, imaginen futuros posibles y relaten sus propias historias.
Uno de los pilares del enfoque es el concepto de laboratorio artístico, un espacio donde la experimentación es clave. Aquí, los participantes exploran las conexiones entre las artes visuales, la música, el teatro, y otras formas de expresión, mientras reflexionan sobre su propio contexto. Este enfoque permite que las prácticas educativas sean más flexibles y adaptativas, respondiendo a las necesidades y dinámicas de cada comunidad.
La otra pieza clave es la investigación-acción participativa, una metodología que vincula la investigación con la acción directa en la comunidad. En cada taller y encuentro, se recogen las experiencias, conocimientos y reflexiones de los participantes, que luego se incorporan en las fases siguientes del proyecto. Este ciclo continuo de creación-investigación permite que el proceso evolucione de manera orgánica, siempre en sintonía con las realidades del Guaviare.
La investigación se ha convertido en un pilar fundamental para el Colectivo Artístico Cultural Manigua en su labor educativa en el Guaviare. En una región marcada por tradiciones orales y saberes ancestrales, el entendimiento del entorno cultural y social es clave para desarrollar intervenciones pedagógicas significativas. Mediante estudios etnográficos y la recopilación de relatos comunitarios, el colectivo ha logrado documentar expresiones artísticas locales que abarcan desde las narrativas míticas de los pueblos indígenas hasta las prácticas culturales contemporáneas de colonos y campesinos. Este enfoque les ha permitido diseñar programas educativos que no solo respetan, sino que potencian las tradiciones locales, integrando disciplinas como las artes plásticas, la literatura, la narración oral, el teatro, los títeres y los medios audiovisuales.
En Guaviare, una región marcada por su biodiversidad y su historia de conflicto, la educación artística se convierte en una herramienta de resistencia y transformación. “Mundos Titeresantes” no solo enseña técnicas artísticas, crea espacios donde las comunidades pueden repensar su relación con el entorno, reconectarse con su identidad y desarrollar un sentido de pertenencia y agencia.
El trabajo conjunto del Colectivo Artístico Cultural Manigua y el SENA comienza a dejar una huella significativa en el Guaviare. Las niñas y niños que participan en sus actividades no solo adquieren nuevas habilidades artísticas, sino también una mayor conciencia de su identidad cultural, fortaleciendo el tejido social y proyectando un futuro esperanzador para sus comunidades.