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“Los padres de familia, los líderes comunales y los dirigentes del barrio tuvimos que salir a las calles para que nos pudieran escuchar”, cuenta Adalberto Peralta, presidente de la junta de acción comunal del barrio Olaya, sector Ricaurte, mientras señala la conclusión de casi una década de lucha: la construcción del megacolegio IE San Felipe Neri, en Cartagena.
El proyecto estuvo detenido por años. Como un elefante blanco, una construcción sin terminar en medio de este popular barrio que busca crecer en una de las zonas no turísticas de la Ciudad Amurallada de Colombia.
Hoy son más de 1.600 los beneficiarios de un colegio que ve crecer a estudiantes y sus sueños de salir adelante. La zona que alguna vez consumió la maleza y el olvido, hoy ofrece espacios académicos amplios y seguros que aumentan y favorecen la calidad educativa de la comunidad. Sus estudiantes, además, cuentan con el programa de alimentación escolar, recibiendo comida fresca y preparada en el colegio.
Este sueño se materializó cuando la obra inconclusa ingresó al programa Compromiso Colombia. Desde ese momento la Contraloría inició un trabajo por alinear y poner de acuerdo a contratistas, a la Alcaldía y a la Gobernación. Así se dio marcha a un sueño que hoy es una realidad, el megacolegio IE San Felipe Neri, en Cartagena.
“Queremos agradecerles al secretario de Educación, la Contraloría General y la Contraloría de Cartagena que estuvieron al frente ayudándonos en esta lucha. Hoy en día les damos las gracias infinitas por esto que se ha luchado, por todo lo que se logró”, concluye Peralta.
Armando Anaya, rector de la institución, resalta el papel de la comunidad en este proyecto. Habla sobre la integración de los padres de familia con el colegio y hace énfasis en el compromiso de estas personas con el futuro del San Felipe Neri.
“Hasta el 16 de julio nuestros estudiantes recibían clases en una institución prestada. La mitad de ellos las tomaban en un edificio cercano y otra parte en el antiguo colegio departamental. Hoy en día estamos todos juntos en la misma edificación. Eso ha sido maravilloso, porque nos permite mejorar procesos de integración que se habían roto”, explicó Anaya.
Sin duda, los estudiantes son quienes se benefician de primera mano de este logro de la Alcaldía, la Gobernación, la Contraloría y la comunidad del barrio Olaya. Gracias a este trabajo en conjunto, niños, niñas y adolescentes cuentan con 34 aulas, una biblioteca amplia, áreas de juegos y también de estudio.
Tatiana es una de las estudiantes del San Felipe Neri. Con alegría habla sobre su futuro. Dice que hará una licenciatura en bilingüismo al finalizar sus estudios en el colegio. Hace una pausa y agrega que, entre sus sueños y metas, también se encuentra el de trabajar allí, como profesora, brindando conocimiento y formando a niños y niñas.
“He estudiado aquí. Hice el preescolar, la guardería… Toda mi vida he sido de aquí, porque aquí me crié. Quisiera algún día poder trabajar acá como profesora, darles clase a los estudiantes”, dijo Tatiana allí, desde el colegio que día a día la ve crecer.
“Anteriormente les tocaba trasladarse a otra institución. Esa situación era más complicada, porque a veces las rutas no llegaban a la otra sede a tiempo; y les tocaba cortar clases antes de terminar el horario para que los niños pudieran regresar a la casa en ruta. Este año, como ellos ya están en su sede, pueden dar su ciclo normal de clases sin ningún tipo de interrupción… eso es beneficioso y bueno para la educación”, afirmó Yeimi, madre de familia de cuatro hijos, de los cuales dos ya se graduaron del San Felipe Neri, otro está en bachillerato y el más pequeño, en primaria.
Así es como, de la mano de las instituciones, las comunidades vulnerables de las principales ciudades del país ven sus sueños materializarse. Un trabajo en conjunto que concluye con nuevas oportunidades y sueños de las nuevas generaciones.
Para más información, ingrese a https://www.contraloria.gov.co/