Ellos buscan cambiar el mundo con la tecnología y la innovación
Estos proyectos buscan solucionar y mejorar la vida de millones de personas, entregar más y mejores herramientas para la educación y brindar hasta asistencia técnica a la NASA.
Chat, Hola Maestro: Unos cuantos chats por la educación
Él se define como un “agente social por la gente”, y esa profesión lo llevó a conocer 27 países en gran parte del mundo. Duró más de una década por fuera de Colombia entregando cada hora de sus días a la labor social, a trabajar por otros y a buscar soluciones a los problemas de otros, pero esa misma vocación le dijo que era hora de volver y de pensar en la gente de Colombia, en que sus manos tejieran la ayuda que miles de niños en nuestro país necesitan.
Todas esas palabras son Kenny Lavacude, el responsable de Chat Hola Maestro, una plataforma de atención a niños y niñas que los ayuda a reforzar y mejorar la educación que reciben, a salir de dudas en temas educativos y que brinda atención social y psicológica a cientos de estudiantes de zonas vulnerables de Bogotá.
“Volví a Colombia a dirigir un proyecto de escuelas digitales campesinas, a través de internet, y volví a la Fundación San Antonio a trabajar en programas de atención de infancia y se cruzó la pandemia”, recuerda. Y como él, la pandemia cambió todo y dejó ver nuestras grietas de país.
“La pandemia mostró las vulnerabilidades de las familias más humildes en las casas, al estar encerrados, con el estrés grande de no poder comer, y los colegios fomentando una educación virtual que era complicada. Por eso conseguimos tabletas y computadores, para crear una red de Whataspp para saber cómo estaban. Eso nos llevó a descubrir la condición de abusos, carencias, nos dimos cuenta de que para trabajar en tecnología no hace falta saber de tecnologías, sino que debes darle el uso adecuado a lo que hoy existe, y eso nos sirvió perfecto para comunicarnos con los niños y darles refuerzos educativos”.
Hoy un Chat Hola Maestro es un call center, pero de profesores, psicólogos y trabajadores sociales que buscan dar a distancia atención social y refuerzo educativo a miles de niños que en Bogotá lo necesitan.
Enciso systems: El talento del Llano es infinito
Si a usted le dicen que en Villavicencio —ciudad del oriente colombiano y puerta de entrada a la inmensidad de los Llanos Orientales—, un grupo de quince colombianos, a miles de kilómetros de distancia, operan los sitios web de observatorios astronómicos de Estados Unidos y Alemania, quizá le parecería increíble, pero es real.
Jaime Enciso, quien en 2008 partió con el sueño de educarse a profundidad, logró una beca en la Universidad Técnica de Múnich, para hacer una maestría en Ingeniería de Sistemas, llegó con el único y maravilloso respaldo que da el conocimiento, tras graduarse de ingeniero de sistemas de la Universidad Nacional.
Tras varios años trabajando en el Observatorio Europeo Austral, en 2020, Jaime decidió que lo que más le llenaba el espíritu era ayudar a otros a crecer.
“Yo nací aquí y pude ir a estudiar a Bogotá y gracias a una beca pude irme a Alemania, y uno se da cuenta de que, a pesar de estar en cualquier lugar del mundo, uno debe buscar lo que lo llena y lo hace crecer como persona. Al estar aquí me di cuenta de que se podía inspirar a otros y motivarlos a que cumplan sus metas”, cuenta Jaime, quien incluso recibió una oferta para ingresar a Google.
Pero ese pensamiento de ayudar a otros dio vida a Enciso Systems, compañía que desarrolla y opera sitios web para observatorios astronómicos desde Villavicencio y actualiza el software que usa la NASA para producir sus fotografías.
Y en esa tarea, este titán ha motivado e impulsado las carreras de varios ingenieros de sistemas, los ha motivado a que sean bilingües, con la firme convicción de inspirar a otros desarrolladores de software.
“Mi mayor ambición es la de querer inspirar a otros, por eso creo que el talento del Llano es infinito”, concluye quien sabe que es posible hacer ciencia desde su casa.
Katú: La nutrición como una vocación
La enfermedad de su hijo le despertó a Héctor Galvis la curiosidad por crear y, sin darse cuenta, se volvió emprendedor.
El diagnóstico de gastritis crónica de su hijo alertó a Héctor y a su esposa sobre la calidad de la comida que reciben los niños en los colegios del país. “Nos dimos cuenta de que nuestros hijos comen mal y muchos de los alimentos o los menús que los colegios ofrecen no están pensados de forma nutricional o no se adaptan para niños como mi hijo, que tiene ciertas restricciones alimentarias”, cuenta Héctor, quien a partir de su experiencia creó Katú, una plataforma que hoy funciona mediante una página web, mientras termina su desarrollo para volverse app y que, en palabras de su creador, “es como el Rappi, pero para papás”.
Katú funciona así: los padres de los niños recargan una billetera virtual y, viendo el menú que venden el colegio, pueden seleccionar qué tipo de alimentos pueden comer sus hijos. Pueden limitar la ingesta de gaseosas o fritos y pedir menús libres de gluten o lácteos.
“Innpulsa me invito en 2017 a participar en el programa Aldea. Me gané premios, capacitaciones y por eso nos fuimos a Bogotá en septiembre de ese año y nos nominaron al premio de Ingenio Colombia, que hace Mintic”.
Desde entonces, Héctor y su familia se han vuelto emprendedores. “Estuvimos en una feria. Había equipos de hasta cien personas y cuando nos tocó a nosotros, éramos mi esposa, mi hijo y yo. Hoy me siento orgulloso de todo lo que hemos crecido”.
Katú ya tiene más de 190.000 familias en la plataforma, que no solo funciona en Colombia, sino también en Perú, Panamá, República Dominicana y México, siendo este último su mayor mercado.
Desde que existe Katú, los colegios aumentaron sus ventas y los padres somos más conscientes de la alimentación de nuestros hijos.
Tribu GPS: Un emprendimiento que se hizo pedaleando todos los días
Las tragedias y todo lo malo que nos pasa debería dejarnos un aprendizaje, pero a veces el infortunio, nos sitúa frente a frente con un hurto, la posibilidad de perderlo todo y terminar apuñalado en el brazo. Esa fue la situación que Óscar Huertas vivió siendo un ciclista aficionado, en 2017. En un par de segundos, este ingeniero mecatrónico tuvo una idea que hoy lo volvió un emprendedor.
Como buen ingeniero, la mínima adversidad es un reto que a punta de ciencia sale adelante, porque su historia personal es una entre miles, tristemente.
Nada más en Bogotá, según cifras de la Policía Nacional, en 2021 el delito de mayor impacto fue el hurto a personas, con 166.858 casos; es decir, un promedio de 687 hechos cada día.
“El colombiano promedio siempre intenta, o la mayoría de las veces, enfrentar al ladrón. Queremos que las personas puedan entregar sus pertenencias sin enfrentamientos. Esto, desde el inicio, ha sido realizado en Colombia de cero a cien por nosotros. Monitoreamos, rastreamos... Como buenos emprendedores, hacemos de todo”, cuenta Óscar.
Tribu GPS, el nombre que lleva la plataforma, aprende cómo son las rutas constantes de cada usuario, marca en amarillo una ruta nueva, y cuando ponen un candado virtual, las personas saben si la roban y la plataforma genera una emergencia.
“La plataforma nos llama como administradores, nosotros verificamos la información, luego nos ponemos en contacto con el usuario o el contacto de emergencia y luego con las autoridades”, explica Óscar.
Esa precisión la logra gracias a que cuenta con un seguimiento por GPS de cada tres segundos, dándole una precisión certera.
El proyecto ya lleva cinco años, dos de esos en funcionamiento y ya tiene 300 usuarios de diferentes zonas de la sabana de Bogotá. Se nota que, como sus usuarios, Tribu GPS es un emprendimiento que se hizo pedaleando todos los días.
Chat, Hola Maestro: Unos cuantos chats por la educación
Él se define como un “agente social por la gente”, y esa profesión lo llevó a conocer 27 países en gran parte del mundo. Duró más de una década por fuera de Colombia entregando cada hora de sus días a la labor social, a trabajar por otros y a buscar soluciones a los problemas de otros, pero esa misma vocación le dijo que era hora de volver y de pensar en la gente de Colombia, en que sus manos tejieran la ayuda que miles de niños en nuestro país necesitan.
Todas esas palabras son Kenny Lavacude, el responsable de Chat Hola Maestro, una plataforma de atención a niños y niñas que los ayuda a reforzar y mejorar la educación que reciben, a salir de dudas en temas educativos y que brinda atención social y psicológica a cientos de estudiantes de zonas vulnerables de Bogotá.
“Volví a Colombia a dirigir un proyecto de escuelas digitales campesinas, a través de internet, y volví a la Fundación San Antonio a trabajar en programas de atención de infancia y se cruzó la pandemia”, recuerda. Y como él, la pandemia cambió todo y dejó ver nuestras grietas de país.
“La pandemia mostró las vulnerabilidades de las familias más humildes en las casas, al estar encerrados, con el estrés grande de no poder comer, y los colegios fomentando una educación virtual que era complicada. Por eso conseguimos tabletas y computadores, para crear una red de Whataspp para saber cómo estaban. Eso nos llevó a descubrir la condición de abusos, carencias, nos dimos cuenta de que para trabajar en tecnología no hace falta saber de tecnologías, sino que debes darle el uso adecuado a lo que hoy existe, y eso nos sirvió perfecto para comunicarnos con los niños y darles refuerzos educativos”.
Hoy un Chat Hola Maestro es un call center, pero de profesores, psicólogos y trabajadores sociales que buscan dar a distancia atención social y refuerzo educativo a miles de niños que en Bogotá lo necesitan.
Enciso systems: El talento del Llano es infinito
Si a usted le dicen que en Villavicencio —ciudad del oriente colombiano y puerta de entrada a la inmensidad de los Llanos Orientales—, un grupo de quince colombianos, a miles de kilómetros de distancia, operan los sitios web de observatorios astronómicos de Estados Unidos y Alemania, quizá le parecería increíble, pero es real.
Jaime Enciso, quien en 2008 partió con el sueño de educarse a profundidad, logró una beca en la Universidad Técnica de Múnich, para hacer una maestría en Ingeniería de Sistemas, llegó con el único y maravilloso respaldo que da el conocimiento, tras graduarse de ingeniero de sistemas de la Universidad Nacional.
Tras varios años trabajando en el Observatorio Europeo Austral, en 2020, Jaime decidió que lo que más le llenaba el espíritu era ayudar a otros a crecer.
“Yo nací aquí y pude ir a estudiar a Bogotá y gracias a una beca pude irme a Alemania, y uno se da cuenta de que, a pesar de estar en cualquier lugar del mundo, uno debe buscar lo que lo llena y lo hace crecer como persona. Al estar aquí me di cuenta de que se podía inspirar a otros y motivarlos a que cumplan sus metas”, cuenta Jaime, quien incluso recibió una oferta para ingresar a Google.
Pero ese pensamiento de ayudar a otros dio vida a Enciso Systems, compañía que desarrolla y opera sitios web para observatorios astronómicos desde Villavicencio y actualiza el software que usa la NASA para producir sus fotografías.
Y en esa tarea, este titán ha motivado e impulsado las carreras de varios ingenieros de sistemas, los ha motivado a que sean bilingües, con la firme convicción de inspirar a otros desarrolladores de software.
“Mi mayor ambición es la de querer inspirar a otros, por eso creo que el talento del Llano es infinito”, concluye quien sabe que es posible hacer ciencia desde su casa.
Katú: La nutrición como una vocación
La enfermedad de su hijo le despertó a Héctor Galvis la curiosidad por crear y, sin darse cuenta, se volvió emprendedor.
El diagnóstico de gastritis crónica de su hijo alertó a Héctor y a su esposa sobre la calidad de la comida que reciben los niños en los colegios del país. “Nos dimos cuenta de que nuestros hijos comen mal y muchos de los alimentos o los menús que los colegios ofrecen no están pensados de forma nutricional o no se adaptan para niños como mi hijo, que tiene ciertas restricciones alimentarias”, cuenta Héctor, quien a partir de su experiencia creó Katú, una plataforma que hoy funciona mediante una página web, mientras termina su desarrollo para volverse app y que, en palabras de su creador, “es como el Rappi, pero para papás”.
Katú funciona así: los padres de los niños recargan una billetera virtual y, viendo el menú que venden el colegio, pueden seleccionar qué tipo de alimentos pueden comer sus hijos. Pueden limitar la ingesta de gaseosas o fritos y pedir menús libres de gluten o lácteos.
“Innpulsa me invito en 2017 a participar en el programa Aldea. Me gané premios, capacitaciones y por eso nos fuimos a Bogotá en septiembre de ese año y nos nominaron al premio de Ingenio Colombia, que hace Mintic”.
Desde entonces, Héctor y su familia se han vuelto emprendedores. “Estuvimos en una feria. Había equipos de hasta cien personas y cuando nos tocó a nosotros, éramos mi esposa, mi hijo y yo. Hoy me siento orgulloso de todo lo que hemos crecido”.
Katú ya tiene más de 190.000 familias en la plataforma, que no solo funciona en Colombia, sino también en Perú, Panamá, República Dominicana y México, siendo este último su mayor mercado.
Desde que existe Katú, los colegios aumentaron sus ventas y los padres somos más conscientes de la alimentación de nuestros hijos.
Tribu GPS: Un emprendimiento que se hizo pedaleando todos los días
Las tragedias y todo lo malo que nos pasa debería dejarnos un aprendizaje, pero a veces el infortunio, nos sitúa frente a frente con un hurto, la posibilidad de perderlo todo y terminar apuñalado en el brazo. Esa fue la situación que Óscar Huertas vivió siendo un ciclista aficionado, en 2017. En un par de segundos, este ingeniero mecatrónico tuvo una idea que hoy lo volvió un emprendedor.
Como buen ingeniero, la mínima adversidad es un reto que a punta de ciencia sale adelante, porque su historia personal es una entre miles, tristemente.
Nada más en Bogotá, según cifras de la Policía Nacional, en 2021 el delito de mayor impacto fue el hurto a personas, con 166.858 casos; es decir, un promedio de 687 hechos cada día.
“El colombiano promedio siempre intenta, o la mayoría de las veces, enfrentar al ladrón. Queremos que las personas puedan entregar sus pertenencias sin enfrentamientos. Esto, desde el inicio, ha sido realizado en Colombia de cero a cien por nosotros. Monitoreamos, rastreamos... Como buenos emprendedores, hacemos de todo”, cuenta Óscar.
Tribu GPS, el nombre que lleva la plataforma, aprende cómo son las rutas constantes de cada usuario, marca en amarillo una ruta nueva, y cuando ponen un candado virtual, las personas saben si la roban y la plataforma genera una emergencia.
“La plataforma nos llama como administradores, nosotros verificamos la información, luego nos ponemos en contacto con el usuario o el contacto de emergencia y luego con las autoridades”, explica Óscar.
Esa precisión la logra gracias a que cuenta con un seguimiento por GPS de cada tres segundos, dándole una precisión certera.
El proyecto ya lleva cinco años, dos de esos en funcionamiento y ya tiene 300 usuarios de diferentes zonas de la sabana de Bogotá. Se nota que, como sus usuarios, Tribu GPS es un emprendimiento que se hizo pedaleando todos los días.