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¿Cómo encontró y cómo queda Armenia después de su alcaldía?
Recibimos una administración que no tenía ningún tipo de planificación, producto del desorden administrativo, con problemas jurídicos muy importantes, como el retraso de las obras de valorización y la operación de mafias internas que nunca conciliaban las cuentas y afectaron los ingresos de la ciudad.
En mi gobierno, creamos la Secretaría de Hacienda, que antes era solo una dirección; denunciamos los carteles que operaban dentro y conciliamos las cuentas corrientes y de ahorros de 15 años atrás. Dentro de eso logramos duplicar el presupuesto, que en promedio aumentaba $5.000 millones al año; el nuestro ha sido de $100.000 millones.
¿Cuáles fueron los principales retos a los que se enfrentó en su administración y cómo los superó?
Varios, todos los alcaldes coincidimos en algo y es que las protestas y la pandemia nos forzaron a reorganizarnos. Estas dos encabezan la lista; pero a nivel local teníamos también otros asuntos. En el empalme de mi llegada recibí 10 colegios que habían quedado en ruinas, a pesar de que fueron una inversión del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE). Logramos recuperar $80.000 millones y de la decena solo dos están pendientes de entrega, así beneficiamos a más de 12.000 niños y niñas.
Y lo que ya había mencionado, el pago de impuestos y retrasos en obras que los cuyabros ya habían pagado. Logramos recuperar casi $22.000 millones de construcciones de valorización que defraudaron a los aportantes, a pesar de que fueron cobradas. Reanudamos los procesos, recuperamos la plata de las pólizas y hoy avanzamos en lo que está pendiente. Eso sí, dejamos en firme que los próximos alcaldes deberán concluir el resto de las obras con la firma de un pacto de cumplimiento.
¿Qué iniciativas y proyectos destacaría de su gestión?
Todo. Empiezo con el acercamiento que tuvimos con las universidades tanto del sector público como del privado y las empresas. Eso nos ayudó a reducir el desempleo. Entendimos y le apostamos a un diálogo extenso en el que tuvieran cabida los gremios, la Cámara de Comercio con el sector integral, el Comité de Cafeteros, Camacol y Anato, entre otras, porque Armenia, durante los últimos 15 años, estuvo en los tres primeros puestos de desempleo.
Por eso empezamos a trabajar de manera conjunta, generando alivios tributarios, acompañamiento en pandemia y otras ayudas para que la ciudad fuera piloto en muchos procesos que como resultado nos ubicaron, en diciembre de 2021, como la capital con menor índice de desempleo de Colombia, ahora estamos en una media; pero entendimos que uniendo fuerzas la ciudad avanza.
Con su llegada al cargo le apostó a que Armenia fuera “la capital verde de Colombia”. ¿Cómo va eso?
En efecto, fue una de mis líneas estratégicas en el Plan de Desarrollo, y por ello protegimos el recurso del agua. Antes se invertían $400 millones en empresas públicas para la descontaminación; pero ahora logramos actualizar por 30 años el Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos, que estaba vencido desde 2016.
Esto nos permitió una inversión de casi $175.000 millones en descontaminación del río Quindío, el avance de la segunda Planta Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) y el mejoramiento del alcantarillado y el acueducto.
A su parecer, ¿qué retos tendrá que afrontar el próximo alcalde?
El mandatario que llegue, en el marco fiscal que estamos haciendo, va a tener casi $2 billones para invertir en los próximos 10 años. Es decir, vamos a dejarle recursos asegurados porque hicimos la actualización catastral.
El reto será que estos programas no los dejen quietos, pero desde ya me comprometo con eso; porque dejaré de ser alcalde, mas no ciudadano. Así que estaré al tanto e insistiré en que la ciudad debe ser planificada como lo han hecho Pereira y Manizales.
Si continúa con esta misma línea, haciendo las conciliaciones mensualmente y cobrando, los recursos que tenemos pueden invertirse en otros proyectos para el desarrollo de la capital del Quindío. Sin embargo, para lograrlo los próximos alcaldes tendrán que hacer mínimo cuatro obras de valorización en cada administración, porque 12 estaban pendientes, nosotros avanzamos en una y disciplinamos a los consorcios.