Energía solar, el camino a seguir para la sostenibilidad
Más de 200 techos solares se han instalado en Colombia, una alternativa energética a la que el país debería volcarse.
Los últimos meses de confinamientos y de esfuerzos económicos para el país han dejado claro que el futuro cercano debe ser trazado por la sostenibilidad. Y en la energía, un recurso diverso e indispensable, la solar resulta una de las soluciones más acertadas para hacer del país, de sus sectores industriales y la misma construcción una solución real y, por supuesto, amigable con el medioambiente.
La energía solar es importante porque proviene de una fuente o recurso inagotable (renovable), contribuye a diversificar la matriz energética nacional y le da más confiabilidad al sistema en temporadas de sequía o de pocas lluvias. Adicionalmente, contribuye a la sostenibilidad, por cuanto reemplaza el uso de otras fuentes no renovables de generación y evita las emisiones de CO2. Y en zonas de temperaturas altas disminuye la temperatura en el interior de las edificaciones y a mermar el uso de los aires acondicionados.
Entre otros beneficios económicos, la energía solar obtiene una tarifa más baja que la energía convencional, que puede representar una reducción hasta del 40 %. También permite cumplir metas de sostenibilidad relacionadas con la reducción de la huella de carbono a las empresas.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, Colombia es el país de América Latina con mayores avances hacia la transición energética. Al segregar en detalle esa cifra, se puede ver que el país subió nueve posiciones en el Índice de Transición Energética del Foro Económico Mundial 2020, al pasar del puesto 34 al puesto 25 en un año.
Después de Uruguay (11), Colombia es el segundo país de América Latina y el Caribe que aparece en este ranquin, superando a Chile y Costa Rica. De esta manera Colombia es el país con los avances más significativos de la región.
Los lugares en los que hoy existen proyectos de energía solar en el país son diversos y cubren buena parte de los sectores que más aportan en temas de economía y en empleo. Entre los que están centros educativos (colegios y universidades), instituciones de salud, empresas del sector de alimentos, farmacéuticas, empresas del sector industrial, centros comerciales, hoteles, unidades residenciales y condominios, centros logísticos y puertos, además de supermercados, aeropuertos y constructoras.
Un ejemplo de eso está en Celsia, una empresa que en Colombia hace presencia en 14 departamentos y en Centroamérica cuentan con clientes en Panamá y Honduras.
“Los proyectos de energía fotovoltaica que ejecutamos en 2020 tuvieron que superar los retos derivados de la pandemia en aspectos como la disponibilidad de los insumos para su construcción, la logística y las medidas de bioseguridad. Aun así, logramos ponerlos en operación. En Colombia y Centroamérica tenemos alrededor de 225 MW en proyectos de energía solar operando y en instalación (granjas, pisos y techos), algunos conectados al SIN y la mayoría de ellos para clientes empresariales”, cuenta Luis Felipe Vélez, líder comercial de Celsia.
A pesar de los avances, aún falta mucho para llegar a óptimos números, que no solo brinden un ahorro a empresas y personas, sino que tengan un gran impacto en materia ambiental.
“Colombia es uno de los países de la región más prometedores en materia de energías alternativas, sin embargo, es clave el papel que los hidrocarburos deberán cumplir en la transición energética para garantizar la seguridad del país en esta materia, así como el impacto en las finanzas estatales”, concluyó Álvaro Josué Yáñez, socio de CMS Rodríguez-Azuero, firma de abogados experta en asesoramiento de temas de energía.
Actualmente el país cuenta con una de las matrices de generación de energía eléctrica más limpias del mundo. Cerca del 70 % de la energía que consume el país proviene de fuentes hídricas, un 12,3 % de termoeléctricas que utilizan gas natural para su operación, un 9,3 % de térmicas de carbón, el 7,8 % se genera a partir de combustibles líquidos como la gasolina y el diésel, y un 1 % a partir de fuentes no convencionales de energía renovables (FNCER), como la solar y la eólica.
Al cierre de 2020, Celsia contaba con 254 techos solares instalados en hogares de Colombia y Panamá. Una cifra que debe ser el inicio para que más compañías sigan instalando techos solares en hospitales, conjuntos residenciales, supermercados y, por supuesto, que la energía solar sea una alternativa real en las zonas más apartadas del país.
Los últimos meses de confinamientos y de esfuerzos económicos para el país han dejado claro que el futuro cercano debe ser trazado por la sostenibilidad. Y en la energía, un recurso diverso e indispensable, la solar resulta una de las soluciones más acertadas para hacer del país, de sus sectores industriales y la misma construcción una solución real y, por supuesto, amigable con el medioambiente.
La energía solar es importante porque proviene de una fuente o recurso inagotable (renovable), contribuye a diversificar la matriz energética nacional y le da más confiabilidad al sistema en temporadas de sequía o de pocas lluvias. Adicionalmente, contribuye a la sostenibilidad, por cuanto reemplaza el uso de otras fuentes no renovables de generación y evita las emisiones de CO2. Y en zonas de temperaturas altas disminuye la temperatura en el interior de las edificaciones y a mermar el uso de los aires acondicionados.
Entre otros beneficios económicos, la energía solar obtiene una tarifa más baja que la energía convencional, que puede representar una reducción hasta del 40 %. También permite cumplir metas de sostenibilidad relacionadas con la reducción de la huella de carbono a las empresas.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, Colombia es el país de América Latina con mayores avances hacia la transición energética. Al segregar en detalle esa cifra, se puede ver que el país subió nueve posiciones en el Índice de Transición Energética del Foro Económico Mundial 2020, al pasar del puesto 34 al puesto 25 en un año.
Después de Uruguay (11), Colombia es el segundo país de América Latina y el Caribe que aparece en este ranquin, superando a Chile y Costa Rica. De esta manera Colombia es el país con los avances más significativos de la región.
Los lugares en los que hoy existen proyectos de energía solar en el país son diversos y cubren buena parte de los sectores que más aportan en temas de economía y en empleo. Entre los que están centros educativos (colegios y universidades), instituciones de salud, empresas del sector de alimentos, farmacéuticas, empresas del sector industrial, centros comerciales, hoteles, unidades residenciales y condominios, centros logísticos y puertos, además de supermercados, aeropuertos y constructoras.
Un ejemplo de eso está en Celsia, una empresa que en Colombia hace presencia en 14 departamentos y en Centroamérica cuentan con clientes en Panamá y Honduras.
“Los proyectos de energía fotovoltaica que ejecutamos en 2020 tuvieron que superar los retos derivados de la pandemia en aspectos como la disponibilidad de los insumos para su construcción, la logística y las medidas de bioseguridad. Aun así, logramos ponerlos en operación. En Colombia y Centroamérica tenemos alrededor de 225 MW en proyectos de energía solar operando y en instalación (granjas, pisos y techos), algunos conectados al SIN y la mayoría de ellos para clientes empresariales”, cuenta Luis Felipe Vélez, líder comercial de Celsia.
A pesar de los avances, aún falta mucho para llegar a óptimos números, que no solo brinden un ahorro a empresas y personas, sino que tengan un gran impacto en materia ambiental.
“Colombia es uno de los países de la región más prometedores en materia de energías alternativas, sin embargo, es clave el papel que los hidrocarburos deberán cumplir en la transición energética para garantizar la seguridad del país en esta materia, así como el impacto en las finanzas estatales”, concluyó Álvaro Josué Yáñez, socio de CMS Rodríguez-Azuero, firma de abogados experta en asesoramiento de temas de energía.
Actualmente el país cuenta con una de las matrices de generación de energía eléctrica más limpias del mundo. Cerca del 70 % de la energía que consume el país proviene de fuentes hídricas, un 12,3 % de termoeléctricas que utilizan gas natural para su operación, un 9,3 % de térmicas de carbón, el 7,8 % se genera a partir de combustibles líquidos como la gasolina y el diésel, y un 1 % a partir de fuentes no convencionales de energía renovables (FNCER), como la solar y la eólica.
Al cierre de 2020, Celsia contaba con 254 techos solares instalados en hogares de Colombia y Panamá. Una cifra que debe ser el inicio para que más compañías sigan instalando techos solares en hospitales, conjuntos residenciales, supermercados y, por supuesto, que la energía solar sea una alternativa real en las zonas más apartadas del país.