Hilando sueños: artesanas wayúu son ejemplo de empoderamiento
La historia de Sandra Aguilar demuestra cómo el empoderamiento y el trabajo colectivo fomentan bienestar económico y social en las comunidades apartadas.
Bajo el calor abrasador y el murmullo constante de la calle Primera en Riohacha, La Guajira, se despliega un tapiz de colores y texturas que cuenta historias de raíces profundas y manos laboriosas. Sobre las baldosas color café y blanco, que reflejan los pasos de generaciones, se exhiben mochilas, carteras y sandalias, como flores vibrantes tejidas con los hilos de la identidad y la perseverancia. Detrás de cada una de estas piezas se encuentra el alma de mujeres Wayúu que, con destreza y pasión, han transformado su legado en un motor de cambio y esperanza.
Sandra Aguilar, de tez morena y mirada resuelta, se encuentra entre estas mujeres extraordinarias. Su cabello recogido bajo un pañuelo largo y colorido habla de tradición, pero su voz firme y su historia susurran revolución. “Soy artesana desde los cinco años. Llevo 52 años hilando no solo hilos, sino sueños y luchas”, dice con orgullo. Desde 2020 lidera la Cooperativa Multiactiva de Artesanos Wayúu, que agrupa a 45 artesanas con el propósito de dignificar y formalizar su labor; con tal determinación que se eleva como un faro en medio del paisaje desértico de La Guajira.
Su compromiso va más allá del arte: es un acto de amor, resistencia y solidaridad. “Luchar por estas mujeres viene desde lo más profundo de mí. Ellas, quienes trabajan bajo el sol inclemente y las lluvias repentinas, me enseñan diariamente a que nunca debo rendirme”.
Este espíritu la ha llevado a conseguir grandes sueños y no solo para ella, sino para su comunidad. Una muestra de esto ha sido el ser parte del programa Mujeres Emprendedoras de la Academy for Women Entrepreneurs (AWE), una iniciativa de la Embajada de Estados Unidos e Innpactia que busca empoderar a emprendedoras colombianas poniendo en la lupa a este lugar de paisajes desérticos, con dunas de arena gigantes y las villas pesqueras remotas del pueblo indígena wayúu, lleno de mujeres trabajadoras con manos artísticas y prodigiosas, como si una Débora Arango habitara en cada una de las artesanas de este lugar.
El camino no ha sido sencillo. Barreras del idioma y la tecnología, partiendo de no saber encender una computadora, se han alzado como desafíos, pero para esta wayúu no hay nada imposible para resolver con la misma tenacidad con la que teje los complejos diseños de sus mochilas.
Entre risas y con el pecho lleno de orgullo, cuenta que cada logro, como obtener una calificación perfecta, es una victoria que la hace repetir su propio mantra: “El hecho de no haber terminado el bachillerato no es un obstáculo. Sandra, tú eres tú mayor obstáculo, podemos seguir adelante’”.
Su transformación ha inspirado a su comunidad, llevando a quince artesanas de la cooperativa a formar sus propias asociaciones, trayendo consigo el sueño colectivo de una comunidad más fuerte y autosuficiente.
Pero Sandra no se detiene ahí. Su visión se extiende más allá de las fronteras de La Guajira. En colaboración con la Secretaría de Turismo Distrital y ProColombia, busca llevar las artesanías wayúu al mercado internacional. Los recursos generados contribuirán a financiar la educación de los jóvenes wayúu, quienes podrán convertirse en ingenieros, abogados, médicos y arquitectos.
“Gracias a la artesanía, hoy una familia ya tiene una nutricionista, y este año se gradúa una arquitecta”, comparte esta líderesa.
En cada puntada, Sandra teje el pasado, el presente y el futuro de su comunidad. Su historia es un recordatorio de que, con valor y perseverancia, incluso los sueños más grandes pueden nacer de las manos que nunca dejan de crear.
Bajo el calor abrasador y el murmullo constante de la calle Primera en Riohacha, La Guajira, se despliega un tapiz de colores y texturas que cuenta historias de raíces profundas y manos laboriosas. Sobre las baldosas color café y blanco, que reflejan los pasos de generaciones, se exhiben mochilas, carteras y sandalias, como flores vibrantes tejidas con los hilos de la identidad y la perseverancia. Detrás de cada una de estas piezas se encuentra el alma de mujeres Wayúu que, con destreza y pasión, han transformado su legado en un motor de cambio y esperanza.
Sandra Aguilar, de tez morena y mirada resuelta, se encuentra entre estas mujeres extraordinarias. Su cabello recogido bajo un pañuelo largo y colorido habla de tradición, pero su voz firme y su historia susurran revolución. “Soy artesana desde los cinco años. Llevo 52 años hilando no solo hilos, sino sueños y luchas”, dice con orgullo. Desde 2020 lidera la Cooperativa Multiactiva de Artesanos Wayúu, que agrupa a 45 artesanas con el propósito de dignificar y formalizar su labor; con tal determinación que se eleva como un faro en medio del paisaje desértico de La Guajira.
Su compromiso va más allá del arte: es un acto de amor, resistencia y solidaridad. “Luchar por estas mujeres viene desde lo más profundo de mí. Ellas, quienes trabajan bajo el sol inclemente y las lluvias repentinas, me enseñan diariamente a que nunca debo rendirme”.
Este espíritu la ha llevado a conseguir grandes sueños y no solo para ella, sino para su comunidad. Una muestra de esto ha sido el ser parte del programa Mujeres Emprendedoras de la Academy for Women Entrepreneurs (AWE), una iniciativa de la Embajada de Estados Unidos e Innpactia que busca empoderar a emprendedoras colombianas poniendo en la lupa a este lugar de paisajes desérticos, con dunas de arena gigantes y las villas pesqueras remotas del pueblo indígena wayúu, lleno de mujeres trabajadoras con manos artísticas y prodigiosas, como si una Débora Arango habitara en cada una de las artesanas de este lugar.
El camino no ha sido sencillo. Barreras del idioma y la tecnología, partiendo de no saber encender una computadora, se han alzado como desafíos, pero para esta wayúu no hay nada imposible para resolver con la misma tenacidad con la que teje los complejos diseños de sus mochilas.
Entre risas y con el pecho lleno de orgullo, cuenta que cada logro, como obtener una calificación perfecta, es una victoria que la hace repetir su propio mantra: “El hecho de no haber terminado el bachillerato no es un obstáculo. Sandra, tú eres tú mayor obstáculo, podemos seguir adelante’”.
Su transformación ha inspirado a su comunidad, llevando a quince artesanas de la cooperativa a formar sus propias asociaciones, trayendo consigo el sueño colectivo de una comunidad más fuerte y autosuficiente.
Pero Sandra no se detiene ahí. Su visión se extiende más allá de las fronteras de La Guajira. En colaboración con la Secretaría de Turismo Distrital y ProColombia, busca llevar las artesanías wayúu al mercado internacional. Los recursos generados contribuirán a financiar la educación de los jóvenes wayúu, quienes podrán convertirse en ingenieros, abogados, médicos y arquitectos.
“Gracias a la artesanía, hoy una familia ya tiene una nutricionista, y este año se gradúa una arquitecta”, comparte esta líderesa.
En cada puntada, Sandra teje el pasado, el presente y el futuro de su comunidad. Su historia es un recordatorio de que, con valor y perseverancia, incluso los sueños más grandes pueden nacer de las manos que nunca dejan de crear.