Icetex: reformar y recuperar la esencia
Resulta pertinente y urgente que progrese la reforma del Icetex, para que cumpla su función de fomento social.
Rogelio Gutiérrez
Hace ya más de 72 años que Gabriel Betancourt Mejía, quien posteriormente se desempeñó como ministro de Educación en los gobiernos de Rojas Pinilla y Lleras Restrepo, creó el Icetex.
Correspondía a la sigla del “Instituto Colombiano de Especialización Técnica en el Exterior “, que fue el resultado de su tesis de grado para optar al título de magíster en administración pública que cursó de 1942 a 1944 en la Universidad de Syracuse. (Maravilloso rememorar aquellas épocas en las que los trabajos de grado superiores eran propositivos, no solamente de recopilación y citaciones).
Gabriel Betancourt vivió en carne propia las peripecias de quien quiere estudiar fuera del país y no cuenta con los recursos para acceder a las mejores universidades mundiales. Al no encontrar la posibilidad de un apoyo financiero que se representara en un préstamo económico respaldado por su propio futuro profesional, trabajó en el diseño de una institución del Estado que otorgara préstamos pagaderos posteriormente a plazos con muy bajas tasas de interés.
Los méritos académicos del candidato y la pertinencia para el país de las especializaciones o maestrías por cursar serían los criterios de selección para su otorgamiento. El Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior, desde 2005, según la Ley 1002, ha facilitado a muchos estudiantes a cursar programas de formación tanto en el país como en el exterior.
Pero las deudas con las que quedaron, por las altísimas tasas de intereses que se dejaron prosperar en los préstamos de la institución, y la imposibilidad de muchos egresados de encontrar tempranamente empleo para empezar a amortizar sus deudas, frente al enfoque que le dieron anteriores administraciones (basadas en mostrar resultados de gestión financiera más que de función social), han desvirtuado la imagen y la esencia de la institución entre los colombianos, al punto de asemejarla con un voraz banco focalizado en el sector educativo.
Por ello resulta no solo pertinente, sino urgente, que progrese la reforma del Icetex, para que cumpla su función de fomento social “priorizando la población de bajos recursos económicos y aquellas con mérito académico en todos los estratos…” , según reza su objeto institucional.
Pero esta reforma de la entidad no puede verse de manera aislada, centrada solo en las fuentes de fondeo, acomodación de las tasas de financiación y disposición de recursos, sino que debe ir a la par de la revisión del sistema educativo nacional, de la revitalización de la educación pública y de la vinculación efectiva de la academia al sector empresarial y a las necesidades territoriales. La esencia del apoyo estatal no puede servir solamente para la movilidad social de los beneficiados, sino que debe reflejarse en su aporte al desarrollo de sus regiones.
* MBA DBA. Consultor internacional. Máster en gestión de empresas de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y estudios doctorales en administración.
Hace ya más de 72 años que Gabriel Betancourt Mejía, quien posteriormente se desempeñó como ministro de Educación en los gobiernos de Rojas Pinilla y Lleras Restrepo, creó el Icetex.
Correspondía a la sigla del “Instituto Colombiano de Especialización Técnica en el Exterior “, que fue el resultado de su tesis de grado para optar al título de magíster en administración pública que cursó de 1942 a 1944 en la Universidad de Syracuse. (Maravilloso rememorar aquellas épocas en las que los trabajos de grado superiores eran propositivos, no solamente de recopilación y citaciones).
Gabriel Betancourt vivió en carne propia las peripecias de quien quiere estudiar fuera del país y no cuenta con los recursos para acceder a las mejores universidades mundiales. Al no encontrar la posibilidad de un apoyo financiero que se representara en un préstamo económico respaldado por su propio futuro profesional, trabajó en el diseño de una institución del Estado que otorgara préstamos pagaderos posteriormente a plazos con muy bajas tasas de interés.
Los méritos académicos del candidato y la pertinencia para el país de las especializaciones o maestrías por cursar serían los criterios de selección para su otorgamiento. El Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior, desde 2005, según la Ley 1002, ha facilitado a muchos estudiantes a cursar programas de formación tanto en el país como en el exterior.
Pero las deudas con las que quedaron, por las altísimas tasas de intereses que se dejaron prosperar en los préstamos de la institución, y la imposibilidad de muchos egresados de encontrar tempranamente empleo para empezar a amortizar sus deudas, frente al enfoque que le dieron anteriores administraciones (basadas en mostrar resultados de gestión financiera más que de función social), han desvirtuado la imagen y la esencia de la institución entre los colombianos, al punto de asemejarla con un voraz banco focalizado en el sector educativo.
Por ello resulta no solo pertinente, sino urgente, que progrese la reforma del Icetex, para que cumpla su función de fomento social “priorizando la población de bajos recursos económicos y aquellas con mérito académico en todos los estratos…” , según reza su objeto institucional.
Pero esta reforma de la entidad no puede verse de manera aislada, centrada solo en las fuentes de fondeo, acomodación de las tasas de financiación y disposición de recursos, sino que debe ir a la par de la revisión del sistema educativo nacional, de la revitalización de la educación pública y de la vinculación efectiva de la academia al sector empresarial y a las necesidades territoriales. La esencia del apoyo estatal no puede servir solamente para la movilidad social de los beneficiados, sino que debe reflejarse en su aporte al desarrollo de sus regiones.
* MBA DBA. Consultor internacional. Máster en gestión de empresas de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y estudios doctorales en administración.