Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La “acción comunicativa” es, desde la perspectiva de destacados pensadores de la posmodernidad, un ingrediente privilegiado para alcanzar los fines y objetivos de la educación. De hecho, se ha asegurado que la educación es un acto comunicativo, lo que implica la realización de un diálogo que favorece el crecimiento de sus participantes.
Los procesos de enseñanza-aprendizaje tienen que ver con la producción e interpretación de mensajes, con su circulación. Además de ser de carácter social y comunicativo, la educación también tiene una dimensión lingüística: tiene que ver con los signos, los medios, los códigos y las representaciones que se movilizan entre docentes y estudiantes.
Con base en estas consideraciones, el Centro de Educación Virtual del Externado se ha encaminado en la tarea de motivar a los docentes a revisar qué signos y qué códigos culturales están utilizando para representar los conocimientos y las formas en que los comunican, es decir, desplegar todas las cualidades de la comunicación y ponerlas al servicio de la relación didáctica.
De manera sintética, entendemos el signo como la representación total o parcial de una cosa, y el código como un conjunto de signos. La propuesta del Centro de Educación Virtual se enfoca a tomar conciencia sobre los signos, en busca de una mayor comprensión sobre el papel del lenguaje en la formación y en el aprendizaje de los estudiantes. Para ello invitamos a los educadores a preguntarse: ¿nos preocupamos por conocer cuáles son los códigos, la simbología con la que llegan los estudiantes a la clase? Y si, ¿las metodologías usadas permiten el intercambio y el diálogo de los signos que manejo como docente con los que manejan los estudiantes o, por el contrario, solo valen los míos?
Queremos poner de presente que comunicar no es una tarea que se da en abstracto; la edad y el nivel de madurez de los estudiantes, el enfoque curricular de los programas, el objeto de formación, el lugar geográfico y las condiciones sociales, entre otras, la definen.
La comunicación no corresponde a uno solo, al profesor; se da en un doble sentido. Para comunicar con acierto un saber hay mínimo dos personas, y la comunicación está determinada, entre otras cosas, por la forma en que cada docente aprende el saber que enseña y el bagaje o grado de cercanía de los estudiantes con el docente y los saberes.
¿Somos conscientes que dentro y fuera del ambiente universitario los estudiantes están constantemente enfrentados a signos, a construcciones culturales, que determinan la comprensión del conocimiento que se les comunica?, y también si, ¿creemos que los estudiantes son meros receptores de conocimiento o los entendemos como interlocutores válidos en la producción de sentido?
La acción comunicativa en general, y el lenguaje en particular, son el medio por el cual se expresa el conocimiento disciplinar y se hace viable que este sea parte de las estructuras más profundas del pensamiento del estudiante.
Lejos de ser un acto en el que el docente tiene la voz cantante y el dominio del proceso de formación y del aprendizaje, nuestra apuesta es por un acto comunicativo dialógico que promueva la participación y la construcción colectiva de sentidos.