La Gatitienda, un emprendimiento que salva las vidas de gatos adultos
Este negocio nació con la idea de darle estabilidad financiera a una fundación que, con los años, se ha dedicado a la adopción de gatos mayores.
Andrés Montes Alba
Las fundaciones y más las que se dedican al rescate de animales viven ese vaivén de la financiación y los costos, de buscar más dinero para medicinas, operaciones y comida, pero no todas sobreviven en el tiempo. Hace diez años, Mónica Murcia, comunicadora gráfica, se unió a Carolina Ramírez, diseñadora industrial, para crear en Bogotá El Gatio, una fundación dedicada exclusivamente al cuidado de gatos. Desde el comienzo las dos se plantearon una meta clara: ser sostenibles en el tiempo.
“La fundación fue lo primero, antes de El Gatio hacíamos esta labor desde casa, pero cuando vimos que para tenerlos bien hay que hacer las cosas bien, decidimos crear una marca, ahí fue que creamos La Gatitienda, porque en nuestro país las donaciones no son una cultura, entonces los recursos que se tienen como fundación son escasos”, explica Ramírez.
Hace un par de años El Gatio atendía alrededor de 40 gatos, pero sus fundadoras decidieron reducir su cupo entre 20 y 25, para enfocarse en gatos adultos y con condiciones especiales, los que tienen menos posibilidades de ser adoptados y que a veces, por el alto costo de sus tratamientos veterinarios, no reciben ningún tipo de atención y terminan muriendo.
“Un gato con condiciones especiales fácilmente puede necesitar $1 millón en un mes o en una semana. Si asumimos un caso complejo, sabemos que no podremos asumir varios en su lugar”, dice Carolina, quien asegura que con la marca La Gatitienda han logrado responder a estos costos.
Entre el portafolio de juguetes, gimnasios y demás artículos, en La Gatitienda ambas han ganado un espacio con sus “gatificaciones” —adecuaciones en las casas a la medida del felino—, las cuales, al ser ajustadas al presupuesto, han tenido un buen recibimiento. Sin embargo, no es suficiente.
Por eso ambas crearon planes para recibir ingresos. Por ejemplo, el plan Yo Te Adopto consiste en una cuota de adopción simbólica de $100.000, un valor muy inferior a los recursos que se invierten en cada gato, en sus cuidados médicos, vacunas y esterilizaciones.
Es más, como es una fundación sin animo de lucro, con este plan de adopción pueden emitir certificados para la deducción de renta.
También está el plan Yo Te Patrocino, para quienes deseen apadrinar un gato con una cuota mínima mensual; o Yo te Aporto, con el que reciben donaciones en dinero o en especie, como alimentos, arena o medicamentos. Y por último, el plan En Memoria, con el que reciben donaciones en memoria de una persona o mascota fallecida.
Y otra buena fuente de sus ingresos desde que son marca ha sido la creación de su hotel para gatos. “Tenemos habitaciones sencillas, dobles, triples y hasta para cuatro gatitos, pero estas deben ser para gatitos de la misma familia”, indica Carolina, quien afirma que la tarifa se cobra igual que en un hotel de humanos: el hotel de El Gatio cobra $65.000 por noche para dos gatos.
Las fundaciones y más las que se dedican al rescate de animales viven ese vaivén de la financiación y los costos, de buscar más dinero para medicinas, operaciones y comida, pero no todas sobreviven en el tiempo. Hace diez años, Mónica Murcia, comunicadora gráfica, se unió a Carolina Ramírez, diseñadora industrial, para crear en Bogotá El Gatio, una fundación dedicada exclusivamente al cuidado de gatos. Desde el comienzo las dos se plantearon una meta clara: ser sostenibles en el tiempo.
“La fundación fue lo primero, antes de El Gatio hacíamos esta labor desde casa, pero cuando vimos que para tenerlos bien hay que hacer las cosas bien, decidimos crear una marca, ahí fue que creamos La Gatitienda, porque en nuestro país las donaciones no son una cultura, entonces los recursos que se tienen como fundación son escasos”, explica Ramírez.
Hace un par de años El Gatio atendía alrededor de 40 gatos, pero sus fundadoras decidieron reducir su cupo entre 20 y 25, para enfocarse en gatos adultos y con condiciones especiales, los que tienen menos posibilidades de ser adoptados y que a veces, por el alto costo de sus tratamientos veterinarios, no reciben ningún tipo de atención y terminan muriendo.
“Un gato con condiciones especiales fácilmente puede necesitar $1 millón en un mes o en una semana. Si asumimos un caso complejo, sabemos que no podremos asumir varios en su lugar”, dice Carolina, quien asegura que con la marca La Gatitienda han logrado responder a estos costos.
Entre el portafolio de juguetes, gimnasios y demás artículos, en La Gatitienda ambas han ganado un espacio con sus “gatificaciones” —adecuaciones en las casas a la medida del felino—, las cuales, al ser ajustadas al presupuesto, han tenido un buen recibimiento. Sin embargo, no es suficiente.
Por eso ambas crearon planes para recibir ingresos. Por ejemplo, el plan Yo Te Adopto consiste en una cuota de adopción simbólica de $100.000, un valor muy inferior a los recursos que se invierten en cada gato, en sus cuidados médicos, vacunas y esterilizaciones.
Es más, como es una fundación sin animo de lucro, con este plan de adopción pueden emitir certificados para la deducción de renta.
También está el plan Yo Te Patrocino, para quienes deseen apadrinar un gato con una cuota mínima mensual; o Yo te Aporto, con el que reciben donaciones en dinero o en especie, como alimentos, arena o medicamentos. Y por último, el plan En Memoria, con el que reciben donaciones en memoria de una persona o mascota fallecida.
Y otra buena fuente de sus ingresos desde que son marca ha sido la creación de su hotel para gatos. “Tenemos habitaciones sencillas, dobles, triples y hasta para cuatro gatitos, pero estas deben ser para gatitos de la misma familia”, indica Carolina, quien afirma que la tarifa se cobra igual que en un hotel de humanos: el hotel de El Gatio cobra $65.000 por noche para dos gatos.