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La voz de un país que canta los sonidos para la construcción de paz

El Coro Nacional de Colombia ha logrado consolidarse como un referente de la música sinfónico-coral. En su primer año ha llevado música a 16 ciudades del país, cautivando a más de 38.000 asistentes.

13 de octubre de 2024 - 02:00 p. m.
En cada presentación, el coro programa encuentros y jornadas pedagógicas con músicos y aprendices para contribuir a enriquecer la larga tradición coral del país.
En cada presentación, el coro programa encuentros y jornadas pedagógicas con músicos y aprendices para contribuir a enriquecer la larga tradición coral del país.
Foto: Cortesía

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La música es un lenguaje universal que trasciende las barreras del idioma y las diferencias sociales, de ahí que sea una herramienta fundamental para la construcción de sociedad y cultura. En un país como Colombia, caracterizado por su enorme diversidad étnica y geográfica, la música actúa como un punto de encuentro y de conexión entre diferentes saberes, personas y comunidades. Es por esto que las tradiciones musicales de las distintas regiones, como el vallenato, la cumbia, el currulao o la carranga, no solo reflejan la identidad de los pueblos que las crean, sino que también generan un sentido de pertenencia y unidad.

Al compartir estas expresiones se fortalece el tejido social, se celebran las raíces comunes y se construye una identidad nacional inclusiva. Es por esto por lo que el Coro Nacional de Colombia está conformado por un ramillete de voces provenientes de todas las regiones. Sus 80 cantantes o coreutas –como se les dice técnicamente– son graduados en canto, escogidos por convocatoria pública y con invitación a todos los egresados del país.

Este Coro inició funciones en julio de 2023, como uno de los hitos del programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz. Esto ha permitido que por más de un año sus integrantes hayan podido trabajar en un entorno labor digno, y ensayar sin interrupciones cada semana en su sede en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata de Bogotá.

Los coreutas —20 sopranos, 20 altos y mezzosopranos, 20 bajos y barítonos y 20 tenores— practican diariamente para conseguir la técnica vocal más depurada, para que el coro suene al unísono como una voz colorida, rica en matices y que el público lo perciba como un solo cuerpo, una garganta con cuatro poderosas cuerdas trenzadas —sopranos, altos, bajos y tenores— que vibran y pronuncian frases capaces de estremecer con un éxtasis envolvente.

De esta manera han conformado una oferta profesional que carecía en el sector musical y artístico en el país. Durante su primer año, el Coro Nacional de Colombia ha podido prepararse y cumplir una agenda de presentaciones, que suman 37 conciertos en 16 ciudades y 10 regiones.

Diana Cifuentes, directora musical, asegura que tener un coro nacional era una deuda histórica, “porque Colombia es un país que canta, que tiene una tradición coral en todas las regiones, pero no había una agrupación nacional que fuera una guía”.

De hecho, Cifuentes recuerda el concierto de lanzamiento oficial en Santa Marta como uno de los momentos más significativos de este primer año de labores. “El concierto fue pensado directamente para el coro, con un repertorio propio. Nos encontramos con el coro de la Universidad del Magdalena, de chicos muy jóvenes, y aunque nosotros éramos más experimentados, aprendimos algo tan sencillo como cantar su música de una manera natural, algo que nos rompió el esquema rígido con el que íbamos”.

Y es que un coro representa el universo de la música, es un instrumento que puede tocar cualquier tipo de composición. En palabras de la directora, “el coro es el reflejo de la sociedad, porque hay voces completamente distintas, pero que trabajan por un mismo objetivo para sacar una música específica de una sola forma”.

Bajo esta línea, y con la intención de resaltar los sonidos autóctonos, en el Coro Nacional tienen cabida la música del Renacimiento, la sinfónica-coral y los arreglos con las tradicionales y populares. Y es itinerante, no está pensado solo para la capital, sino para hacer presencia en todo el territorio nacional, adaptándose y acompañando las músicas regionales, característica que lo diferencia de los demás coros privados. De ahí su lema: “La voz de un país que canta”.

Otro de los escenarios donde el Coro mostró su compenetración con la tradición musical colombiana fue en la tarima “Francisco el Hombre”, de la Plaza Alfonso López de Valledupar, Cesar, en mayo de este año, donde le rindió tributo al maestro Rafael Escalona.

Ernesto Angulo, bajo del Coro Nacional y oriundo de Valledupar, cuenta que el montaje le tocó muchas fibras. “Me fui de mi tierra muy joven, de 15 años, y volver y ser acogido por las personas de allí es algo que motiva. Tuve la oportunidad de escribir unos arreglos de vallenato para el repertorio, lo que me dio un acercamiento muy profundo con la música de Escalona”.

Por su parte, Maritza Saavedra, líder de soprano y nacida en Zipaquirá, también aporta su acento, sus costumbres y el arraigo por sus músicas autóctonas. Maritza es hija de un profesor de música graduado del Conservatorio del Tolima que les enseñó a sus hijos el amor por la música colombiana tocando en casa. Una tradición que ella continúa en Zipaquirá con su grupo de música carranguera, Anhelos, “formado solo por mujeres y con el que nos presentamos en concursos y festivales”, dice.

En cada presentación, el coro programa encuentros y jornadas pedagógicas con músicos y aprendices para contribuir a enriquecer la larga tradición coral del país. En Valledupar, sus integrantes visitaron la Academia de Música Vallenata de Andrés ‘El Turco’ Gil. “Fuimos a compartir saberes. La voz de un país que canta quiere hablar de eso, que necesitamos cantar más. Un coro inspira para que el país vuelva a cantar”, recuerda Cifuentes.

Con el liderazgo del presidente Gustavo Petro Urrego, el Gobierno del Cambio hace realidad este hito cultural y artístico: que Colombia, ahora, cuente con un Coro Nacional, generando empleo digno en las artes para una generación que le canta a la vida y la paz por medio del programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz.

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Melibea(45338)22 de octubre de 2024 - 11:16 p. m.
Felicitaciones. Esto si es cultura
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