Los medios, un panorama que cambia
En 125 años han ocurrido muchas cosas en el panorama de los medios de comunicación. Pero en los últimos 50 se ha transformado radicalmente su configuración.
El Espectador
Los periódicos vivieron más o menos plácidamente, hasta que en la primera mitad del siglo pasado las ondas de la radio empezaron a comprobar que las noticias podían llegar por otros medios y que miles de radioescuchas no letrados e incluso analfabetos, que tenían cerradas las puertas de la escritura periodística, podían penetrar a los mundos del entretenimiento y la información.
Pero fue en la década de los 50 cuando la revolución de los medios de comunicación se aceleró aún más. La televisión alteró la tranquilidad del paisaje mediático y en muy poco tiempo se incrustó en el centro de las prácticas cotidianas, los rituales del consumo y las lógicas del negocio. Ya no se trataba del texto escrito, sino del audiovisual. Entretanto, los periódicos no permanecieron inmóviles, se inventaron estrategias para ser fieles a sí mismos y no claudicar al avance arrollador de los medios electrónicos. Por eso aparecieron nuevas secciones periodísticas, la fotografía se llenó de color y de protagonismo, se fundaron periódicos populares y gratuitos, se establecieron otras relaciones con los lectores y los suscriptores y se le dio gran importancia a la convergencia multimedial, es decir, a la articulación del periodismo escrito con los medios electrónicos y otras formas de comunicación.
Pero los grandes vientos de cambio aparecieron con internet. Las nuevas tecnologías pusieron de cabeza el modelo de negocio que durante siglos conocieron los periódicos, pero sobre todo anunciaron que otro mundo había comenzado para los medios. La interactividad reemplazó a lo unilateral y la explosión de la oferta de sitios virtuales, blogs, páginas web, puso en vilo la hegemonía amodorrada de los medios tradicionales. Se empezó a ver lo que nadie hubiera creído apenas unos años atrás. Que grandes edificios periodísticos se agrietaban y que incluso se desplomaban, que las rutinas informativas cambiaban y que los intereses de la gente se modificaban dramáticamente.
Es posible que en los próximos 10 años el panorama de los medios de comunicación haya cambiado aún más radicalmente. Pero lo que sí es seguro es que se necesitará de un periodismo de calidad que siga incrementando aquellos principios que hace 125 años ya se practicaban en algunos medios: la independencia frente a todos los poderes, el valor público de la fiscalización, la necesidad de pluralismo y el rigor de la información. Se acentuará la necesidad de coberturas y análisis que ayuden a superar la confusión de la babel electrónica, se encontrarán interacciones entre las diversas modalidades de medios, se contará con audiencias más exigentes y más activas y se adoptarán con imaginación los requerimientos que traerán las innovaciones tecnológicas, aún más interesantes y sorprendentes.
ARIANNA HUFFINGTON
Escritora y columnista estadounidense, cofundadora en 2005 de ‘The Post’, un proyecto periodístico nacido en y para Internet que se convirtió en un gran éxito. Fue nombrada por la revista ‘Forbes’ como la mujer número 12 más influyente en los medios de comunicación. Presidenta de The Huffington Post Media Group, que en 2011 comenzó su expansión global.
1. El futuro del periodismo es un híbrido: mientras los medios tradicionales adoptan las herramientas del periodismo digital -como velocidad, transparencia e involucramiento— y los nuevos medios adoptan las mejores prácticas del periodismo tradicional, como imparcialidad y precisión. De manera que la línea entre los nuevos y los viejos medios, entre el online y el offline, continuará erosionándose.
2. Vivimos en una edad de oro para el involucramiento –para la gente que quiere tener acceso a las mejores historias que se producen alrededor del mundo, interactuar y formar comunidades. Y existe un futuro brillante para cualquier organización de medios, sea impresa o en línea, que así lo entienda. Nuestro trabajo es hacer lo que los periodistas siempre hemos procurado –hacer que nuestros líderes e instituciones rindan cuentas y contar las historias que requieren ser contadas. Pero los lectores ahora quieren ser parte del proceso, hacer parte de la conversación.
3. Vivimos en un mundo que enfrenta múltiples crisis, y es cada vez más importante que nos resistamos a la urgencia de ver nuestros problemas a través del prisma --pasado de moda-- de la derecha y la izquierda. Por ejemplo, en los Estados Unidos, ¿es de izquierda preocuparse por el hecho de que la pobreza crece, o que la movilidad en declive se mueve es hacia arriba, o que más de cinco millones de personas han estado sin trabajo durante medio año o más, o que millones de propietarios de vivienda están aún sobreaguando, o que estamos peleando una guerra no ganable en Afganistán una década después?
4. Infortunadamente, nuestros medios han producido demasiadas autopsias sobre lo que no funcionó y no suficientes biopsias de los problemas que estamos enfrentando actualmente. Es nuestra responsabilidad usar todos los instrumentos a nuestro alcance para hacer rendir cuentas a nuestros líderes y contar las historias que más interesan –y mantenernos contando esas historias hasta que arribemos a soluciones.
5. En cuanto al social media, lo importante no es qué tanto uno lo utiliza sino para qué lo utiliza. Todas las nuevas herramientas de social media, incluido Twitter, nos pueden ayudar a atestiguar de una manera más poderosa, a conectarnos e involucrarnos, o nos pueden llevar a estar aun más distraídos. El punto es que uno puede usar Twitter para diseminar divertimentos sin sentido, o puede usarlo para hacer realidad la declaración aspiracional de Biz Stone de que “Twitter no es un triunfo de la tecnología; es un triunfo de la humanidad”.
JOSEHPH NYE
Profesor en la Universidad de Harvard y anteriormente se desempeñó como decano de la John F. Kennedy School of Government de la misma Universidad. En 1993 y 1994 fue presidente del Consejo Nacional de Inteligencia y Secretario Adjunto de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional de la administración de Bill Clinton. Ha publicado varios libros, el último, El futuro del poder.
- La revolución de la información
La profundización de la globalización y el avance de la Revolución de la Información, aspectos centrales del contexto internacional actual, traen consigo cambios importantes frente a los que el poder no es inmune. En los años que vienen atestiguaremos la profundización de dos movimientos centrales que hemos venido apreciando en este nuevo siglo: una transición de poder entre Estados y una difusión del poder desde los Estados hacia actores no estatales.
- Conexión global
En la medida en que la Revolución de la Información continúe reduciendo los costos de la comunicación y así más sectores de la población ganen acceso a una “conexión global“, no habrá barreras reales para entrar a la política mundial y los actores no estatales se tomarán el escenario. En los años que vienen, incluso los estados más poderosos reconocerán que cada vez son más los asuntos que se salen de su control y, por lo tanto, entenderán que no hay otra salida que la cooperación y la creación de coaliciones más fuertes y diversas. En 125 años, el poder será el producto de la cooperación.
Los periódicos vivieron más o menos plácidamente, hasta que en la primera mitad del siglo pasado las ondas de la radio empezaron a comprobar que las noticias podían llegar por otros medios y que miles de radioescuchas no letrados e incluso analfabetos, que tenían cerradas las puertas de la escritura periodística, podían penetrar a los mundos del entretenimiento y la información.
Pero fue en la década de los 50 cuando la revolución de los medios de comunicación se aceleró aún más. La televisión alteró la tranquilidad del paisaje mediático y en muy poco tiempo se incrustó en el centro de las prácticas cotidianas, los rituales del consumo y las lógicas del negocio. Ya no se trataba del texto escrito, sino del audiovisual. Entretanto, los periódicos no permanecieron inmóviles, se inventaron estrategias para ser fieles a sí mismos y no claudicar al avance arrollador de los medios electrónicos. Por eso aparecieron nuevas secciones periodísticas, la fotografía se llenó de color y de protagonismo, se fundaron periódicos populares y gratuitos, se establecieron otras relaciones con los lectores y los suscriptores y se le dio gran importancia a la convergencia multimedial, es decir, a la articulación del periodismo escrito con los medios electrónicos y otras formas de comunicación.
Pero los grandes vientos de cambio aparecieron con internet. Las nuevas tecnologías pusieron de cabeza el modelo de negocio que durante siglos conocieron los periódicos, pero sobre todo anunciaron que otro mundo había comenzado para los medios. La interactividad reemplazó a lo unilateral y la explosión de la oferta de sitios virtuales, blogs, páginas web, puso en vilo la hegemonía amodorrada de los medios tradicionales. Se empezó a ver lo que nadie hubiera creído apenas unos años atrás. Que grandes edificios periodísticos se agrietaban y que incluso se desplomaban, que las rutinas informativas cambiaban y que los intereses de la gente se modificaban dramáticamente.
Es posible que en los próximos 10 años el panorama de los medios de comunicación haya cambiado aún más radicalmente. Pero lo que sí es seguro es que se necesitará de un periodismo de calidad que siga incrementando aquellos principios que hace 125 años ya se practicaban en algunos medios: la independencia frente a todos los poderes, el valor público de la fiscalización, la necesidad de pluralismo y el rigor de la información. Se acentuará la necesidad de coberturas y análisis que ayuden a superar la confusión de la babel electrónica, se encontrarán interacciones entre las diversas modalidades de medios, se contará con audiencias más exigentes y más activas y se adoptarán con imaginación los requerimientos que traerán las innovaciones tecnológicas, aún más interesantes y sorprendentes.
ARIANNA HUFFINGTON
Escritora y columnista estadounidense, cofundadora en 2005 de ‘The Post’, un proyecto periodístico nacido en y para Internet que se convirtió en un gran éxito. Fue nombrada por la revista ‘Forbes’ como la mujer número 12 más influyente en los medios de comunicación. Presidenta de The Huffington Post Media Group, que en 2011 comenzó su expansión global.
1. El futuro del periodismo es un híbrido: mientras los medios tradicionales adoptan las herramientas del periodismo digital -como velocidad, transparencia e involucramiento— y los nuevos medios adoptan las mejores prácticas del periodismo tradicional, como imparcialidad y precisión. De manera que la línea entre los nuevos y los viejos medios, entre el online y el offline, continuará erosionándose.
2. Vivimos en una edad de oro para el involucramiento –para la gente que quiere tener acceso a las mejores historias que se producen alrededor del mundo, interactuar y formar comunidades. Y existe un futuro brillante para cualquier organización de medios, sea impresa o en línea, que así lo entienda. Nuestro trabajo es hacer lo que los periodistas siempre hemos procurado –hacer que nuestros líderes e instituciones rindan cuentas y contar las historias que requieren ser contadas. Pero los lectores ahora quieren ser parte del proceso, hacer parte de la conversación.
3. Vivimos en un mundo que enfrenta múltiples crisis, y es cada vez más importante que nos resistamos a la urgencia de ver nuestros problemas a través del prisma --pasado de moda-- de la derecha y la izquierda. Por ejemplo, en los Estados Unidos, ¿es de izquierda preocuparse por el hecho de que la pobreza crece, o que la movilidad en declive se mueve es hacia arriba, o que más de cinco millones de personas han estado sin trabajo durante medio año o más, o que millones de propietarios de vivienda están aún sobreaguando, o que estamos peleando una guerra no ganable en Afganistán una década después?
4. Infortunadamente, nuestros medios han producido demasiadas autopsias sobre lo que no funcionó y no suficientes biopsias de los problemas que estamos enfrentando actualmente. Es nuestra responsabilidad usar todos los instrumentos a nuestro alcance para hacer rendir cuentas a nuestros líderes y contar las historias que más interesan –y mantenernos contando esas historias hasta que arribemos a soluciones.
5. En cuanto al social media, lo importante no es qué tanto uno lo utiliza sino para qué lo utiliza. Todas las nuevas herramientas de social media, incluido Twitter, nos pueden ayudar a atestiguar de una manera más poderosa, a conectarnos e involucrarnos, o nos pueden llevar a estar aun más distraídos. El punto es que uno puede usar Twitter para diseminar divertimentos sin sentido, o puede usarlo para hacer realidad la declaración aspiracional de Biz Stone de que “Twitter no es un triunfo de la tecnología; es un triunfo de la humanidad”.
JOSEHPH NYE
Profesor en la Universidad de Harvard y anteriormente se desempeñó como decano de la John F. Kennedy School of Government de la misma Universidad. En 1993 y 1994 fue presidente del Consejo Nacional de Inteligencia y Secretario Adjunto de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional de la administración de Bill Clinton. Ha publicado varios libros, el último, El futuro del poder.
- La revolución de la información
La profundización de la globalización y el avance de la Revolución de la Información, aspectos centrales del contexto internacional actual, traen consigo cambios importantes frente a los que el poder no es inmune. En los años que vienen atestiguaremos la profundización de dos movimientos centrales que hemos venido apreciando en este nuevo siglo: una transición de poder entre Estados y una difusión del poder desde los Estados hacia actores no estatales.
- Conexión global
En la medida en que la Revolución de la Información continúe reduciendo los costos de la comunicación y así más sectores de la población ganen acceso a una “conexión global“, no habrá barreras reales para entrar a la política mundial y los actores no estatales se tomarán el escenario. En los años que vienen, incluso los estados más poderosos reconocerán que cada vez son más los asuntos que se salen de su control y, por lo tanto, entenderán que no hay otra salida que la cooperación y la creación de coaliciones más fuertes y diversas. En 125 años, el poder será el producto de la cooperación.