Los retos que asumirán los profesionales del futuro
Ha iniciado un nuevo capítulo en la historia de la humanidad, marcado por la pandemia del COVID-19, así que es momento de pensar cómo los profesionales trabajarán por la salud pública para enfrentar los cambios económicos, tecnológicos, sociales y ambientales para proyectar un mejor mañana.
LUIS ALEJANDRO GÓMEZ
Colombia se encuentra en un momento histórico muy importante para los profesionales de la salud en ejercicio y, especialmente, para los futuros profesionales de las distintas áreas relacionadas con la salud. Los retos que durante 2020 se han tenido que enfrentar con motivo de la aparición y rápida diseminación de la infección por el SARS-CoV-2, han hecho evidentes tanto las fortalezas como las dificultades que los servicios de salud hoy tienen para afrontar la magnitud de esta amenaza.
El impacto generado por la pandemia por el COVID-19 es visible en todas las esferas sociales y económicas. Estos efectos e impactos derivados de esta situación tendrán consecuencias en el futuro cercano, así como en las próximas generaciones y en la sociedad en general. Para ello, la innovación, la creatividad, la comunicación eficaz y la capacidad de adaptación, entre otras, constituyen las habilidades que les permitirán a los jóvenes profesionales de las próximas generaciones no solo superar la pandemia en curso, sino, y mucho más importante, anticipar y enfrentar más eficazmente las nuevas situaciones y retos que emerjan durante su ejercicio profesional.
La transformación de las profesiones
Debido al cambio de paradigma que trae consigo la Cuarta Revolución Industrial, la formación profesional debe ampliar su mirada y facilitar espacios dotados de ayudas tecnológicas para que promuevan una mayor conectividad y que avancen hacia la integración y la interacción por medios virtuales.
Los profesionales de la salud se adaptarán entonces a estas nuevas circunstancias y continuarán incorporando cada vez más rápido herramientas y medios novedosos para llegar donde son más necesarios sus conocimientos y sus capacidades. La población mundial hoy en día se ubica casi en un 80 % en grandes ciudades que continúan creciendo, hasta constituir entornos con elevadísimos grados de complejidad. De igual manera, se ha observado la saturación de estos territorios y la concentración de los servicios sanitarios dirigidos a estas poblaciones. No obstante, la población rural sigue teniendo necesidades básicas que no se satisfacen, porque las lógicas económicas limitan su acceso a servicios esenciales para su bienestar. Esto incluye la atención en salud, desde las acciones preventivas tan importantes como la vacunación o el control rutinario de las enfermedades prevalentes de la infancia, hasta los servicios de mayor especialización.
Quienes tengan la vocación de formarse en la medicina, la enfermería, la odontología y las demás profesiones de la salud deberán ser capaces de ampliar su visión hacia estas personas y comunidades tradicionalmente excluidas de los servicios mínimos, y quienes son hoy las más afectadas cuando se presentan fenómenos como la pandemia de COVID-19. Pero esto no excluye a quienes viven en las zonas más deprimidas de las grandes ciudades, en condiciones que a menudo son realmente deficitarias e inaceptables.
Trabajo interdisciplinario
Los verdaderos equipos interdisciplinarios deben constituirse por profesionales de la salud, junto con científicos sociales, ingenieros, artistas y diseñadores para trascender las fronteras del conocimiento profesional tradicional. Los verdaderos problemas contemporáneos no entienden de separaciones entre profesiones o habilidades. Los problemas actuales son transcientíficos, dinámicos y cambiantes.
Ante estas características, se ven cada vez más reducidas las posibilidades de éxito de intervenciones individuales o colectivas que se generen en un espacio profesional único. El mundo actual y el mundo del futuro nos exigen trabajar en equipos diversos, dinámicos e innovadores.
De la mano con los procesos de comunicación entre saberes, se requieren más y mejores habilidades para el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Las ciencias de la salud han sido líderes en la aplicación de nuevas tecnologías, pero aún deberán hacerlo con mayor fuerza en los años próximos. La medicina de precisión, las terapias avanzadas, la genómica, la epigenética, los modelos computacionales, la inteligencia artificial, las simulaciones y el uso de las grandes bases de datos deben incorporarse cada vez con mayor claridad en los planes de estudio de los programas de pregrados y posgrados en las profesiones de la salud.
No podemos dejar de lado la responsabilidad social y la responsabilidad ambiental. Los profesionales de la salud no estamos aislados de nuestro entorno y debemos ser realmente conscientes de lo que esto significa. Todas nuestras acciones impactan el medioambiente y vemos los efectos acumulados de la contaminación y de la degradación ambiental en los cambios en los perfiles de salud-enfermedad en nuestras comunidades y la forma como se afecta la sostenibilidad a mediano y largo plazo. No podemos limitarnos entonces a atender los efectos sin profundizar en las condiciones y en las interacciones que les subyacen. Este es otro de los nuevos retos que debemos asumir y para el que debemos estar cada día mejor preparados.
* Docente de la Facultad de Medicina y director de la maestría en salud pública de la Universidad El Bosque.
Colombia se encuentra en un momento histórico muy importante para los profesionales de la salud en ejercicio y, especialmente, para los futuros profesionales de las distintas áreas relacionadas con la salud. Los retos que durante 2020 se han tenido que enfrentar con motivo de la aparición y rápida diseminación de la infección por el SARS-CoV-2, han hecho evidentes tanto las fortalezas como las dificultades que los servicios de salud hoy tienen para afrontar la magnitud de esta amenaza.
El impacto generado por la pandemia por el COVID-19 es visible en todas las esferas sociales y económicas. Estos efectos e impactos derivados de esta situación tendrán consecuencias en el futuro cercano, así como en las próximas generaciones y en la sociedad en general. Para ello, la innovación, la creatividad, la comunicación eficaz y la capacidad de adaptación, entre otras, constituyen las habilidades que les permitirán a los jóvenes profesionales de las próximas generaciones no solo superar la pandemia en curso, sino, y mucho más importante, anticipar y enfrentar más eficazmente las nuevas situaciones y retos que emerjan durante su ejercicio profesional.
La transformación de las profesiones
Debido al cambio de paradigma que trae consigo la Cuarta Revolución Industrial, la formación profesional debe ampliar su mirada y facilitar espacios dotados de ayudas tecnológicas para que promuevan una mayor conectividad y que avancen hacia la integración y la interacción por medios virtuales.
Los profesionales de la salud se adaptarán entonces a estas nuevas circunstancias y continuarán incorporando cada vez más rápido herramientas y medios novedosos para llegar donde son más necesarios sus conocimientos y sus capacidades. La población mundial hoy en día se ubica casi en un 80 % en grandes ciudades que continúan creciendo, hasta constituir entornos con elevadísimos grados de complejidad. De igual manera, se ha observado la saturación de estos territorios y la concentración de los servicios sanitarios dirigidos a estas poblaciones. No obstante, la población rural sigue teniendo necesidades básicas que no se satisfacen, porque las lógicas económicas limitan su acceso a servicios esenciales para su bienestar. Esto incluye la atención en salud, desde las acciones preventivas tan importantes como la vacunación o el control rutinario de las enfermedades prevalentes de la infancia, hasta los servicios de mayor especialización.
Quienes tengan la vocación de formarse en la medicina, la enfermería, la odontología y las demás profesiones de la salud deberán ser capaces de ampliar su visión hacia estas personas y comunidades tradicionalmente excluidas de los servicios mínimos, y quienes son hoy las más afectadas cuando se presentan fenómenos como la pandemia de COVID-19. Pero esto no excluye a quienes viven en las zonas más deprimidas de las grandes ciudades, en condiciones que a menudo son realmente deficitarias e inaceptables.
Trabajo interdisciplinario
Los verdaderos equipos interdisciplinarios deben constituirse por profesionales de la salud, junto con científicos sociales, ingenieros, artistas y diseñadores para trascender las fronteras del conocimiento profesional tradicional. Los verdaderos problemas contemporáneos no entienden de separaciones entre profesiones o habilidades. Los problemas actuales son transcientíficos, dinámicos y cambiantes.
Ante estas características, se ven cada vez más reducidas las posibilidades de éxito de intervenciones individuales o colectivas que se generen en un espacio profesional único. El mundo actual y el mundo del futuro nos exigen trabajar en equipos diversos, dinámicos e innovadores.
De la mano con los procesos de comunicación entre saberes, se requieren más y mejores habilidades para el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Las ciencias de la salud han sido líderes en la aplicación de nuevas tecnologías, pero aún deberán hacerlo con mayor fuerza en los años próximos. La medicina de precisión, las terapias avanzadas, la genómica, la epigenética, los modelos computacionales, la inteligencia artificial, las simulaciones y el uso de las grandes bases de datos deben incorporarse cada vez con mayor claridad en los planes de estudio de los programas de pregrados y posgrados en las profesiones de la salud.
No podemos dejar de lado la responsabilidad social y la responsabilidad ambiental. Los profesionales de la salud no estamos aislados de nuestro entorno y debemos ser realmente conscientes de lo que esto significa. Todas nuestras acciones impactan el medioambiente y vemos los efectos acumulados de la contaminación y de la degradación ambiental en los cambios en los perfiles de salud-enfermedad en nuestras comunidades y la forma como se afecta la sostenibilidad a mediano y largo plazo. No podemos limitarnos entonces a atender los efectos sin profundizar en las condiciones y en las interacciones que les subyacen. Este es otro de los nuevos retos que debemos asumir y para el que debemos estar cada día mejor preparados.
* Docente de la Facultad de Medicina y director de la maestría en salud pública de la Universidad El Bosque.