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Desde el 6 de marzo que se confirmó el primer caso de coronavirus en el país, y desde mediados del mismo mes que empezó el aislamiento social obligatorio, el sistema educativo se ha visto afectado como todos los demás sectores sociales. Docentes y estudiantes se han adaptado a la realidad, pero en ese proceso las oportunidades de mejora y los retos son más evidentes.
Con el fin de identificar cómo se estaba viviendo ese nuevo procedo académico desde casa, el Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico (Ceinfes), el cual se enfoca en la investigación académica y su grupo de investigación, avalado por Minciencias, orientó un estudio de corte cuantitativo y cualitativo a través de una encuesta a más de 19 mil actores de la educación, que buscaba caracterizar aspectos relevantes frente a la percepción de la educación en tiempos de aislamiento social y evidenciar los retos, los avances y las dificultades que han tenido los padres, estudiantes, profesores y directivas de Colombia.
Durante la pandemia
La percepción de los estudiantes frente a si las clases virtuales son más interesantes y se aprende más que en la presencialidad proporcionó como resultado que el 33,9 % de los estudiantes consideran que “Casi siempre” y “Siempre”. En esta misma línea el 60,8 % de los padres de familia de los encuestados creen que sus hijos han tenido avances significativos en el proceso educativo, en comparación con un 12,6 % que perciben que no han tenido avances. Para los profesores la sensación frente a la percepción de la comprensión de los contenidos también es positiva, ya que el 78,5 % de los encuestados consideran que los temas son asimilados por sus estudiantes.
Otro factor que se midió en el estudio fue si se debía mejorar la concentración y la disposición a aprender en la modalidad de estudio en casa, a lo que el 79,8 % de los estudiantes expresaron que tienen dificultad y destacan en las verbalizaciones que se debe avanzar para mejorar el proceso educativo y que durante las clases virtuales se destacan por la falta de interactividad, trabajo colaborativo o deficiencias en los recursos tecnológicos.
Y es que para los directivos frente a la capacidad o las condiciones para poder ofrecer una experiencia académica virtual completa, con todas las condiciones técnicas, humanas y socioemocionales, donde se logren articular todos los actores, solo el 49 % consideran estar en la capacidad de hacerlo eficientemente, mientras que un 31,9 % de los encuestados creen que no tienen la capacidad de afrontar una educación virtual o a distancia.
Los estudiantes de grado décimo, que están más cerca de presentar las pruebas Saber, respondieron a la pregunta: “Teniendo en cuenta las clases que ha recibido en medio del aislamiento obligatorio, ¿se siente preparado para presentar pruebas que evalúen su conocimiento? El 12,2 % estuvo de acuerdo; el 24 % de acuerdo; el 35 % ni acuerdo, ni en desacuerdo; el 18,1 % en desacuerdo y el 10,4 % en desacuerdo.
Ante la pregunta: ¿Cómo percibe la educación que está recibiendo actualmente tras los procesos de aislamiento social presentados por el COVID-19? El 9,5 % de los estudiantes de primaria perciben que es buena y la misma tienen el 18 % de los estudiantes de secundaria.
Sin embargo, problemas como la conectividad, el internet, el tiempo excesivo de duración de las jornadas frente a un computador, la indisciplina de algunos de sus compañeros, la falta de preparación, formación y familiarización de los profesores con las TIC de todos los actores, la cantidad de tareas y la poca disponibilidad de recursos tecnológicos de los estudiantes para una conexión eficaz son situaciones que enfrentan los estudiantes a la hora de recibir sus clases.
Uno de los principales retos que se plantean los directivos y los docentes es el ajuste a las políticas públicas que direccionan el currículo que diseñan las instituciones escolares y, por efecto, los planes de estudio pensados y ejecutados por los docentes.
La educación virtual ha traído retos de los cuales algunos permanecerán y otros habrán sido resueltos, el manejo del tiempo, el exceso de trabajo, lograr llegar a toda la población, tener clases con alternancia y afrontar el miedo al retorno son algunos de los elementos más representativos que se deben afrontar para la nueva normalidad, comenzando por generar un sistema incluyente y que disminuya las brechas sociales, en el sentido en que todos puedan acceder a una educación de calidad.
El COVID-19 ha generado un despertar en el sistema educativo, en donde los sistemas de autoorganización comienzan a presentarse dentro de la complejidad de la situación, por lo tanto, contar con lineamientos para la educación virtual, el cuidado por la salud mental, el autocuidado, actualizar el currículo, mejorar la conectividad y capacitar a los profesores y padres de familia son aspectos que se deben tener en cuenta para la nueva normalidad..
* Director del grupo de investigación Ceinfes.