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Con la pandemia ocasionada por el coronavirus quedó en evidencia que las personas con comorbilidades y sobrepeso tienen mayor riesgo de complicación de la enfermedad e incluso perder la vida. Además, de poner sobre la mesa temas sobre el aumento del sobrepeso, los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo que impactan de forma negativa en la salud de las personas.
En este contexto, una de las que más preocupación genera el tema del sobrepeso y la obesidad que como señala La Organización Mundial de la Salud (OMS), “la obesidad es un incremento en el porcentaje de grasa corporal, generalmente acompañado de aumento de peso, cuyo monto y distribución condicionan la salud del individuo”.
El exceso de calorías en relación con el gasto calórico de un individuo genera la acumulación de grasa corporal que claramente deja ver esos cambios en el aspecto físico, pero también en el organismo y está asociada con varias enfermedades. Por mencionar algunas, las personas que tiene problemas con su peso pueden llegar a presentar: Enfermedad coronaria, artritis degenerativa de articulaciones de extremidades inferiores y columna.
En Colombia, según la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional el 56 % de los colombianos entre los 18 y 64 años, sufren de sobrepeso u obesidad y una de cada cinco personas padece esta patología. Sin mencionar la obesidad infantil y los problemas que esta genera a futuro. Eduardo Silva, presidente de la Asociación Colombiana de Obesidad y Cirugía Bariátrica (ACOCIB) señala que, “la obesidad es problema de salud pública y el llamado es a la prevención y utilizar las opciones disponibles para mejorar la salud”.
Opciones que, primeramente, y contrario a lo que se ve en los comerciales de televisión, la solución está en consumir alimentos naturales, dejar a un lado la comida “chatarra” y mantener una rutina de actividad física. Por años es un tema que se ha puesto sobre la mesa, pero como indica Alejandro Sarmiento, médico del Bodytech “hace falta más difusión de esos buenos hábitos de alimentación, de actividades disponibles en la ciudad para que las personas hagan actividad física y quitar ese mito de que no se puede recuperar la salud”.
Porque la salud y el bienestar se pueden recuperar y de maneras accesible para todas las personas. Esa es la propuesta que plantean Carlos Pérez y Néstor Sánchez, los autores del libro “El ayuno intermitente”, publicado por la Ediciones Urano, el cual a través de sus 183 páginas acompañan al lector a descubrir cómo recuperar la salud y tener una mejor calidad de vida a través del ayuno intermitente.
Se debe dejar claro como lo señaló Carlos Pérez “el ayuno intermitente no es una dieta para perder peso, ni una dieta de moda, sino que es algo que la fisiología espera de nosotros”. Al entender esto el enfoque del libro tiene un objetivo claro y es: acompañar a las personas a recuperar las capacidades del cuerpo para regenerarse y mantener la salud desde el disfrute y la tranquilidad.
Pareciera que recuperar la salud no es tan fácil, pero Néstor Sánchez afirma “que no es tan complicado como se ha planteado y no se necesitan miles de productos que no funcionan y por el contrario perjudican más la salud y que sí se logra con el ejercicio el consumo de comida real y el ayuno”.
Carlos y Néstor son fisioterapeutas de profesión y se conocieron al realizar un posgrado en Psiconeuroinmunología en dónde los participantes estaban en esa búsqueda de entender cómo se relacionan los diferentes sistemas corporales entre ellos y cómo se expresan en un ambiente determinado y con ello, años después, entender el sufrimiento de los pacientes que se acercaban a ellos por diferentes afecciones y con esa disposición de actuar para mejorar su calidad de vida.
De esa forma nació Regenera una empresa pionera en el tratamiento de pacientes mediante la Psiconeuroinmunología Clínica. “Una ciencia que relaciona todos los sistemas del cuerpo humano con una gran evidencia científica y utiliza como herramientas claves la nutrición desde un punto de vista evolutivo, el ejercicio físico funcional, la terapia emocional y la comprensión de la fisiopatología de los trastornos de salud”.
A través de su experiencia Carlos y Néstor han acompañado a las personas a recuperar su salud desde una mirada integral que han plasmado en el libro “El Ayuno intermitente” en el que explican como desde los antepasados el ayuno ha sido algo inherente al ser humano. En el libro dan un ejemplo de cómo las personas se levantaban para poder cazar y así obtener el alimento del día y poder sobrevivir. En ese tiempo de ayuno mientras obtenían la comida el cuerpo estaba más activo y podía regenerarse.
Pero como sucede ahora y destacan los autores, nunca ha habido tanta comida al alcanza como el de ahora. Con la pandemia se veían publicaciones en las redes sociales en las que algunas personas bromeaban como letreros en sus neveras de “no tengo hambre, solo ganas de comer”, aunque parecía gracioso refleja esa realidad que las personas han vivido en medio de las cuarentenas y su estadía en casa. La nevera se convirtió en el lugar más concurrido y las consecuencias son nefastas.
“El problema es que la industria de alimentos nos tiene en un círculo en que nos hacen dependientes de la comida y nos han vendido que debemos estar comiendo cada tres horas para estar sanos y eso no es natural”, recalca Carlos Pérez.
Por eso en el libro, el lector podrá encontrar sustento científico en el que evidencian los beneficios del ayuno intermitente en los que cabe destacar: ayuda a sincronizar el ritmo circadiano, reduce la inflamación de los órganos del cuerpo, mejora el beneficio del intestino y fortalece el sistema inmunitario.
Los beneficios del ayuno no es un tema nuevo. En la Biblia ya lo mencionaban para desintoxicar el cuerpo de algunos alimentos que representan una amenaza para el buen funcionamiento del organismo como templo del Espíritu Santo. Uno de los ayunos que más se conoce en la Biblia es el ayuno de Daniel que no solo habla de no comer sino de mantenerse en ayuno y oración.
Entonces el ayuno puede considerarse como una herramienta para fortalecer la relación con Dios y mejorar la salud. Algo propicio cuando el mundo celebra la Semana Santa en la que se anuncia la muerte y la resurrección de Jesucristo.
Existen diferentes tipos de ayuno, en el de Daniel por ejemplo la dieta está a base de frutas, verduras y alimentos sin dulce. Hay quienes lo hacen por 21 días o ayunos totales por dos o tres días. En el libro “El Ayuno intermitente” presentan cuatro tipos de ayuno que van desde ayunar 12 horas y comer 12 horas o uno de 16 horas de ayuno y 8 comiendo.
El objetivo es que “las personas coman cuando realmente tienen hambre y queden satisfechas. Además, que tengan claro que en esas horas de comer son alimentos reales, saludables y no comida procesada o refinada que no brinda nutrientes al cuerpo”, insiste Néstor Sánchez, quien además explica que algunas personas con determinadas prescripciones deben consultar con su médico si quiere hacer algún tipo de ayuno, pero para quien está bien de salud es algo muy natural.
“El ayuno forma parte de mi vida. Ayuno a diario, es algo tan normal en mí que no pienso que estoy ayunando sino ni me paro a media mañana y digo ´ah estoy ayunando… Es lo que me pide el cuerpo. Por las mañanas, cuando me levanto, lo último que me pide el cuerpo es comer, mi organismo rechaza la comida a esas horas. Desde que empecé a hacerlo soy más feliz, disfruto y valoro las comidas y me resulta más cómodo”, escribió en el prólogo de “El Ayuno Intermitente”, Marcos Llorente, jugador de fútbol profesional del Atlético de Madrid.