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La corrida tuvo una estampa de esas con que en antaño ilustraban los libros de toros. Láminas que fueron desde las cabezas ofensivas, intimidantes más bien de los dos ‘condesos’, hasta esa armonía total del bellísimo sexto de la tarde, un castaño que igual metía respeto como despertaba admiración.
Y podría uno quedarse líneas y líneas en la tarea de describir cada uno de los ejemplares de Achury Viejo con los que el ganadero hizo honor a la plaza. Faltaron quizás las ovaciones de salida, esas con que el aficionado responde al esfuerzo del criador por hacer del trapío una bandera. Eso sí, hubo una excepción: el segundo de la tarde, bizco.
Y la corrida fue eso: mucho por fuera, y poco, casi nada, por dentro. Los prometedores inicios duraron un suspiro y en cambio, los finales fueron largos y aburridos, para rayar en el agobio. Casi sin excepciones, aunque también vale decir que no siempre la voluntad de los toreros alcanzó para sacar las duras empresas que tenían por delante.
A Matías Tejela le dieron una oreja en el cuarto, pero lo que en realidad le premiaron fue su labor en conjunto. Se jugó el tipo en el primero de la tarde, que quería coger por el derecho. Entonces, se empleó por el izquierdo, y de esa guerra salió indemne, a fuerza de mandar mucho, porque el animal lo miraba sin clemencia y cambiaba el viaje de manera intempestiva. Fue una faena en el desierto. Saludo.
El otro, que arrastraba una de sus extremidades posteriores, escarbaba como oficio y entraba a la muleta caminando. Hubo series irregulares, a la medida de la condición del toro. Espadazo y trofeo envuelto en cariño.
José Arcila también cortó una oreja al toro sexto, el de menos inconvenientes, o el más potable, depende de cómo se mire. Porque hubo momentos en que el ejemplar metió la cara y prometió, aunque en la tanda siguiente iba descompuesto. Entre altas y bajas, la gente se conectó y pidió la oreja, luego de pinchazo y entera. La presidencia cedió.
El tercero también tuvo un comienzo interesante en las verónicas que le propuso José. Y cuando lo citó de rodillas con la muleta, mostró tranco y acometividad. Sin embargo, a partir de ahí hizo, antes que embestir, rapar el engaño. Todo se enfrió como la tarde y vinieron los yerros con la espada y el descabello para saldar el asunto en dos avisos y silencio.
Andrés de los Ríos tuvo un lote no menos fácil. Al contrario. El acochinado segundo se fue quedando corto y salía distraído de los muletazos. Eso, cuando lo suyo no fueron las medias embestidas y los arreones. Luego, se rajó. El quinto partió de una buena nota en el capote, pero después echó la cara arriba y fue recortando el viaje hasta tornarse peligroso al final de los medios pases. Una buena estocada, petición y saludo.
Ficha
Feria de Manizales
Segunda de abono
miércoles 5 de enero de 2011
Media plaza
Se lidiaron seis toros de Achury Viejo, muy bien presentados. En general, de prometedor comienzo y de muy mal final. Algunos sacaron complicaciones. Pesos: 538, 520, 516, 510, 524 y 526 Kgrs.
Matías Tejela
sangre de toro y azabache
Saludo y oreja
Andrés de los Ríos
blanco y plata
silencio y saludo
José Arcila
Obispo y oro
silencio tras dos avisos y oreja
Saludo Emerson pineda por banderillas al quinto. Tarde fría, media entrada. El rejoneador Andy Cartagena apareció anunciado en la tablilla de un primero de la tarde, pero no actuó.