Tips financieros para aplicar en medio de la pandemia
Por causa de la pandemia, algunas personas han disminuido sus ingresos económicos y es clave en todo momento hacer un presupuesto que diferencie las necesidades y los deseos y así poder sortear la crisis de manera efectiva.
Julio A. Sarmiento S.
La crisis económica producto de la pandemia ha impactado las finanzas de muchos hogares, y uno de los retos para este 2021 es identificar su grado de impacto y afectación. En principio se pueden establecer fácilmente 3 grupos: el primero, conformado por aquellas familias que no han visto disminuidos sus ingresos por la pandemia; el segundo, las familias que han tenido una reducción en un rango entre el 20% y el 80%; el tercero, las familias que se han quedado sin ingresos por cuenta de la pandemia.
Para el primer grupo conformado por aquellos hogares que no han visto disminuidos sus ingresos, la pandemia puede traerles buenos resultados económicos, pues los gastos seguramente son menores, al no usar transporte, reducir las actividades de esparcimiento, bajar los gastos escolares adicionales (alimentación, transporte, útiles). Si bien, lo anterior se ve de alguna manera compensado con el aumento de gastos en mercado y servicios públicos, seguramente hay un espacio adicional de ahorro. Por lo que la sugerencia para este grupo es aumentar el nivel de ahorro mientras se pueda.
Para el segundo grupo y tercer grupo, es importante hacer un presupuesto de gastos que diferencie entre necesidades y deseos. Las necesidades son aquellos gastos que resultan “indispensables para nuestra supervivencia”, como por ejemplo la cuota del alquiler de la casa o del crédito hipotecario, la alimentación, los servicios públicos, la educación y la salud, así como los impuestos. Los deseos, por el contrario, son gastos “no vitales para nuestra sobrevivencia”, aunque a nosotros nos parezca que sí, porque nos dan satisfacción y se alinean a nuestras preferencias personales y, por tanto, son completamente diferentes entre nosotros.
Para el segundo grupo, teniendo en cuenta la diferencia entre necesidades y deseos, se debe hacer un esfuerzo para encontrar si el ingreso disminuido alcanza a cubrir las necesidades. Si es así, el objetivo de la familia será entonces apegarse al presupuesto de manera que se logre sortear con éxito el periodo de crisis.
Para el tercer grupo, aquellas familias que se quedaron sin ingresos, lo importante del ejercicio presupuestal es poder definir cuánto es el mínimo que se necesita mensualmente, este mínimo deberá ser cubierto ya sea con ahorros, venta de activos o endeudamiento.
El orden de las opciones aquí es muy importante, porque en tiempos de crisis se entiende el significado del ahorro que se ha hecho a lo largo de los años. El objetivo principal de este ahorro es precisamente la tranquilidad, que implica, que cuando se acaban los ingresos no se tienen que sacrificar aspectos claves para la familia como la educación o la vivienda pues hay un respaldo (el ahorro) que soporta estos gastos.
Pero si estos ahorros no existen una opción rápida es la liquidación de activos, esta, aunque dolorosa, es una vía para conseguir el flujo de caja mensual mínimo requerido. Por último, está la opción del endeudamiento, aunque soluciona en el corto plazo el problema de flujo de caja mensual, puede tener consecuencias muy peligrosas para la familia pues generalmente por la falta de nuevos ingresos, se genera el efecto de “bola de nieve” que consiste en que el primer mes se cubre el gasto con lo recibido del préstamo, pero en el segundo mes, el gasto se aumenta porque hay una nueva necesidad y es cubrir los intereses causados por el préstamo, y para el tercer mes se tienen que pagar dos meses de intereses y así sucesivamente. Por esta razón, la opción del endeudamiento debe ser la última alternativa para conseguir los ingresos requeridos para cubrir las necesidades.
En conclusión, hacer un presupuesto que diferencie las necesidades y los deseos es importante en todo momento, pero aún más, en época de crisis, garantizando dos aspectos, cubrir las necesidades y controlar o eliminar (según las condiciones de ingresos) los deseos.
La crisis económica producto de la pandemia ha impactado las finanzas de muchos hogares, y uno de los retos para este 2021 es identificar su grado de impacto y afectación. En principio se pueden establecer fácilmente 3 grupos: el primero, conformado por aquellas familias que no han visto disminuidos sus ingresos por la pandemia; el segundo, las familias que han tenido una reducción en un rango entre el 20% y el 80%; el tercero, las familias que se han quedado sin ingresos por cuenta de la pandemia.
Para el primer grupo conformado por aquellos hogares que no han visto disminuidos sus ingresos, la pandemia puede traerles buenos resultados económicos, pues los gastos seguramente son menores, al no usar transporte, reducir las actividades de esparcimiento, bajar los gastos escolares adicionales (alimentación, transporte, útiles). Si bien, lo anterior se ve de alguna manera compensado con el aumento de gastos en mercado y servicios públicos, seguramente hay un espacio adicional de ahorro. Por lo que la sugerencia para este grupo es aumentar el nivel de ahorro mientras se pueda.
Para el segundo grupo y tercer grupo, es importante hacer un presupuesto de gastos que diferencie entre necesidades y deseos. Las necesidades son aquellos gastos que resultan “indispensables para nuestra supervivencia”, como por ejemplo la cuota del alquiler de la casa o del crédito hipotecario, la alimentación, los servicios públicos, la educación y la salud, así como los impuestos. Los deseos, por el contrario, son gastos “no vitales para nuestra sobrevivencia”, aunque a nosotros nos parezca que sí, porque nos dan satisfacción y se alinean a nuestras preferencias personales y, por tanto, son completamente diferentes entre nosotros.
Para el segundo grupo, teniendo en cuenta la diferencia entre necesidades y deseos, se debe hacer un esfuerzo para encontrar si el ingreso disminuido alcanza a cubrir las necesidades. Si es así, el objetivo de la familia será entonces apegarse al presupuesto de manera que se logre sortear con éxito el periodo de crisis.
Para el tercer grupo, aquellas familias que se quedaron sin ingresos, lo importante del ejercicio presupuestal es poder definir cuánto es el mínimo que se necesita mensualmente, este mínimo deberá ser cubierto ya sea con ahorros, venta de activos o endeudamiento.
El orden de las opciones aquí es muy importante, porque en tiempos de crisis se entiende el significado del ahorro que se ha hecho a lo largo de los años. El objetivo principal de este ahorro es precisamente la tranquilidad, que implica, que cuando se acaban los ingresos no se tienen que sacrificar aspectos claves para la familia como la educación o la vivienda pues hay un respaldo (el ahorro) que soporta estos gastos.
Pero si estos ahorros no existen una opción rápida es la liquidación de activos, esta, aunque dolorosa, es una vía para conseguir el flujo de caja mensual mínimo requerido. Por último, está la opción del endeudamiento, aunque soluciona en el corto plazo el problema de flujo de caja mensual, puede tener consecuencias muy peligrosas para la familia pues generalmente por la falta de nuevos ingresos, se genera el efecto de “bola de nieve” que consiste en que el primer mes se cubre el gasto con lo recibido del préstamo, pero en el segundo mes, el gasto se aumenta porque hay una nueva necesidad y es cubrir los intereses causados por el préstamo, y para el tercer mes se tienen que pagar dos meses de intereses y así sucesivamente. Por esta razón, la opción del endeudamiento debe ser la última alternativa para conseguir los ingresos requeridos para cubrir las necesidades.
En conclusión, hacer un presupuesto que diferencie las necesidades y los deseos es importante en todo momento, pero aún más, en época de crisis, garantizando dos aspectos, cubrir las necesidades y controlar o eliminar (según las condiciones de ingresos) los deseos.