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La educación virtual dejó de ser considerada un complemento de la presencial para convertirse en un modelo de calidad.
Antes del COVID-19 el 10 % de los estudiantes se encontraban en modalidad virtual; es decir, más de 200.000 alumnos, según el reporte de la red Ilumno. En Colombia, de acuerdo con cifras entregadas por el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, las clases virtuales han aumentado en un 70 %.
Por otra parte, según el Online Business School, se calcula que el mercado mundial del e-learning experimentará un crecimiento anual del 7,6 % al 9,6 % durante el 2020 y se mantendrá en aumento. Además, de acuerdo con un estudio realizado por .CO Internet y el Centro Nacional de Consultoría, aplicar a programas de formación online es el cuarto mayor uso de internet entre personas de 17 a sesenta años en Colombia, lo que evidencia la necesidad de generar en el país una cultura sobre los múltiples beneficios que ofrece la educación virtual, para que cada vez más colombianos se sumen a este modelo que permite mayor inclusión, mejores oportunidades y la aplicación de las TIC para la formación académica.
Si bien es cierto que la educación virtual en Colombia lleva años, aún existe el mito de que es de baja calidad; sin embargo, esto esta lejos de la realidad, por ejemplo, en 2013 un estudiante virtual recibió el primer puesto en ICFES de Cundinamarca.
(Lea también: Educación virtual, una decisión que va más allá de buscar un título)
Estos son algunos retos.
1. Cobertura
La realidad de la educación virtual mundial es muy distinta a la que se presenta en Colombia. Por ejemplo, la brecha en el país se raja al analizar las herramientas digitales que ofrecen las naciones de la región. En Colombia solo el 67 % de los estudiantes de quince años tienen conexión a internet, 62 % acceso a computadora y 29 % un software educativo, de acuerdo al informe “La educación en tiempos de COVID-19”, de la Unesco.
“En Colombia necesitamos más apoyo del Estado para brindar mayor cobertura y acceso a internet para que los estudiantes de las regiones de Colombia puedan conocer el modelo. De esta manera, más empresarios van a decidir invertir en educación virtual y surgirán nuevas apuestas y emprendimientos alrededor de la educación virtual”, dijo Daniel Guzmán, COO de Kadoom.
2. Adaptabilidad
La crisis del COVID-19 demostró que muchas de las plataformas creadas para la educación virtual carecen de adaptabilidad e intuición para generar un aprendizaje óptimo y eficiente.
“Las plataformas de educación virtual deben observar qué tan intuitivo es el software que manejan para esta solución. Es clave que sea un sistema fácil, dinámico y legible, para que los estudiantes no encuentren un obstáculo a la hora de empezar a estudiar. Por otro lado, la velocidad de carga y los servidores que se utilizan deben ser los apropiados para que, en caso de presentarse un tráfico diferente en la plataforma, esta no colapse”, expresó Guzmán.
(Lea también: ¿Cómo elegir el programa de educación a distancia adecuado?)
3. Cultura organizacional
De acuerdo con la academia Kadoom, la cultura organizacional constituye el 70 % del éxito de la educación virtual. Esto quiere decir que el talento humano, profesores, administrativos y gerentes entiendan qué es la educación virtual y aquello que no hace parte de este modelo.
“Capacitar al talento humano es la dirección esencial para que los procesos internos de las instituciones logren ser un caso de éxito en la implementación de la educación virtual. Es claro que cuando las diferentes áreas de las instituciones no comprenden cómo funciona el modelo, es muy probable que los estudiantes no logren tener una experiencia buena y desistan de usarlo”, asegura Daniel Guzmán.