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Lejos de ser un negocio estrictamente asociado al consumo, el turismo comunitario cobra sentido, afianza relaciones, vínculos, aprendizajes, experiencias y conocimientos sobre los lugares y sus gentes. Estas experiencias se entienden en relación con la historia de los pueblos, los saberes y el cuidado del territorio, como parte de los conocimientos históricos de sus poblaciones, situando los relatos en las dinámicas propias del ordenamiento social y sus memorias vivas y presentes. Para entender desde adentro esta dinámica de turismo comunitario, hablamos con algunos de sus protagonistas: Alirio Torcuato, Melvino Izquierdo, Manuel Romero y Divino Dasilva, del Resguardo Coco Viejo, en Puerto Inírida-Guainía, y Édgar Jay, del pueblo raizal de Providencia y miembro de la Federación de Pescadores Artesanales I-Fish. Quienes desde sus territorialidades transfronterizas ponen el acento en los sentidos culturales del turismo, como una posibilidad de encuentro e intercambio cultural, y como expresión de las economías populares y las vidas comunitarias.
Resguardo Coco Viejo, Puerto Inírida-Guainía
Alirio Torcuato, Melvino Izquierdo, Manuel Romero y Divino Dasilva
“Nosotros somos amazónicos de la selva. Hacia abajo están los territorios de sabana y morichales. Aquí es pura selva. Por eso, nos llamamos montañeros. Somos hombres de naturaleza: vivimos con la naturaleza y la naturaleza vive con nosotros. El pueblo curripaco se extiende hacia Venezuela y Brasil. Por eso, nuestra ley dice que el indio no tiene fronteras. Cuando no había límites de países, los ancestros andaban tranquilos y la comunicación era en los ríos y los mercados. De aquí llevaban las artesanías a río Negro y también intercambiaban por perros cazadores, cerbatanas, rayadores de yuca o cernidores [...] Los nombres de los sitios sagrados están en lengua curripaco. Aquí, el Guaviare le cae al río Inírida, el Inírida al río Atabapo y el Atabapo al Orinoco. Estos territorios son compartidos entre puivanes, curripacos, guahibos, piapocos y piarovas; unos vinieron del Orinoco, otros de la sabana y otros del Vaupés y del Guaviare [...] Nuestro sistema tradicional de conocimiento acerca de la conservación de la diversidad biológica se está perdiendo, por eso es necesario hacer un programa de escuela tradicional. Nuestra historia está en los petroglifos, que son historias reales y sagradas”.
“Aquí decimos que hay que conservar: siempre hemos sido conservacionistas de la Amazonía colombiana desde hace miles de años, desde nuestro origen. El turismo comunitario debe ser coherente con nuestro plan de vida, así como para conservar nuestra cultura, respetando los acuerdos sociales sobre el ordenamiento, manejo y gestión del territorio. Aquí hay sociedades completamente organizadas, pero la legislación no las tiene en cuenta porque no están basadas en un modelo etnológico. La gente tiene ordenado su territorio y la verdadera función pública pasa por reconocer esos lenguajes, que no son los de las leyes que se hacen en Bogotá. Las pedagogías deben canalizar propuestas culturales de las regiones hacia los centros administrativos del país. Primero debemos organizarnos como comunidad y ver si estamos interesados en el turismo. Ver cómo se trabaja y para qué se reúnen los recursos para las necesidades sociales. Los ingresos deben dirigirse a organizar mejor nuestra comunidad, no queremos que vengan a dejar plástico y latas de cerveza; es mejor que vengan a conocer en los tepuyes nuestras historias”.
Pueblo raizal de Providencia
Édgar Jay, pueblo raizal de Providencia, Federación de Pescadores Artesanales (I-FISH)
“Queremos un turismo que nos reconozca como pueblo, con todas nuestras diferencias, que son las que hacen rica y deliciosa la humanidad, nuestra diversidad. La riqueza está ahí, en la diversidad. Queremos un turismo que reconozca la importancia de la reserva mundial transfronteriza; establecer un plan de integración que permita exaltar nuevamente la importancia de todas las cosmovisiones, de todas las perspectivas y de lo que se deriva de ellas. El arte popular —que ha sido reducido a la ‘artesanía’, pero que es arte, y es parte de las expresiones culturales presentes en la economía popular y en la interacción de los visitantes y turistas— debe alcanzar estos niveles. Queremos democratizar el turismo, darles oportunidades a los pueblos hermanos, a las comunidades étnicas ancestrales, a la gente de los barrios populares para visitar un territorio como el nuestro y no apelar al tema elitista de que necesitamos que vengan a gastar dinero. Las riquezas de la humanidad no pueden ser de exclusivo goce de los ricos, por eso defendemos el territorio étnico”.