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Una conversación pendiente sobre el periodismo y las formas de poder

Marta Ruiz, asesora del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, habló con Cecilia Orozco, Omar Rincón, José Guarnizo, Sara Trejos y Antonio Morales sobre las formas de poder y contrapoder en el periodismo.

28 de julio de 2024 - 02:00 p. m.
De izquierda a derecha: Cecilia Orozco, Omar Rincón, Marta Ruiz, José Guarnizo, Sara Trejos y Antonio Morales.
De izquierda a derecha: Cecilia Orozco, Omar Rincón, Marta Ruiz, José Guarnizo, Sara Trejos y Antonio Morales.
Foto: @FOTOMILTON

En una mesa, cinco periodistas y un crítico se sentaron a hablar, no propiamente de noticias, sino sobre su oficio. Bajo la sobrilla de temas que engloba el título “Periodismo, formas de poder y contrapoder”, Cecilia Orozco, Omar Rincón, José Guarnizo, Sara Trejos y Antonio Morales se sentaron con Marta Ruiz el 24 de julio para tener una de las “Conversaciones pendientes” que el Ministerio de las Culturas las Artes y los Saberes está llevando a cabo en forma de videopódcast.

Partiendo de una frase que mencionó Rincón en una entrevista con Orozco, Ruiz dio inicio a la conversación. “El periodismo se tiene que defender de los periodistas”, fue la oración que detonó la primera parte de este diálogo, que se centró en la credibilidad de los medios y los cuestionamientos que se han hecho en este ámbito. Para Orozco, el porcentaje de confiabilidad de los medios y periodistas, según encuestas recientes, es del 34 %. Esto, de acuerdo con la periodista, se debe a que “hemos confundido los roles. Los periodistas nos involucramos en el mundo en la discusión y en el debate político y eso nos hace perder credibilidad, porque entramos a ser parte de un problema y no relatores”. Y para Rincón, un elemento clave en la crisis de fiabilidad de los medios es el sistema de creencias del público. El rigor, la dependencia de la información dada por los gobernantes y los periodistas que se convierten en actores políticos son los problemas que el crítico y profesor listó como males mayores en la actualidad. “Las personas les creen a quienes comparten sus ideas. El ser humano es muy bonito, porque quiere creer que él tiene la verdad, y el periodismo, generalmente, va contracorriente de lo que piensa la mayoría”, aseguró.

Sin embargo, Sara Trejos, fundadora de Sillón Estudios, argumentó que en el pasado no había forma de tener conexión con las audiencias y que, justamente por esto, el debate de si está bien o mal entrar a la arena de discusión no debería ser el central, pues la conversación y la relación con el público se han transformado. “Yo no lo siento como un debate actual, sino como una conversación del modelo de negocio y falta de conocimiento directo de la audiencia”, afirmó. Por su parte, José Guarnizo, cofundador de Vorágine, trajo a colación la idea de que el periodismo ha ido perdiendo espacio como mediador con los públicos. El director de Vorágine afirma que esto se debe a factores como el modelo de negocios de diferentes medios basados en clics, que ha afectado la credibilidad.

Para Antonio Morales, director de Café Picante, hay otra arista en este campo de batalla de la ética periodística relacionada con aquello a lo que se refirió como “el engaño”. Esto lo define como los contenidos que aparentan ser objetivos, pero han sido atravesados por intereses de otros, lo que afecta el rigor de la información, y que va más allá de la confusión de los géneros, sino que tiene herramientas y expresiones diferentes que pueden llegar a ser exageraciones de actores mediáticos, “que son todo lo contrario de la información”.

Más allá de este debate, Ruiz habló del ecosistema de los medios y las “guerras de narrativas” que se están librando, en donde el ciudadano es el receptor del fuego cruzado y las balas perdidas. “Al ciudadano le queda la escogencia”, sugirió Morales. A su vez, Rincón afirmó que a los ciudadanos en medio de esta guerra les quedan sus creencias. Y si este ecosistema se ve como una lucha en la que hay bandos, la arena política es otra que tiene esta misma característica, acrecentada por el concepto de polarización, el cual para Rincón fue creado por los mismos periodistas.

En medio de la discusión sobre la ambigüedad y la polarización, Marta Ruiz comentó sobre el derecho a la información que es valorado en esta sociedad. “El problema cultural que tenemos es que está deteriorada la capacidad de saber qué es verdad y qué no”, dijo. Esto se puede conectar con el ecosistema de los medios y la emergencia de nuevos portales de comunicación, Guarnizo afirmó que no todos los medios nuevos o independientes son activistas o de gobierno, a pesar de que tengan una agenda enfocada hacia derechos humanos. “Es muy curioso, porque nosotros decimos que hacemos periodismo contracorriente, pero en realidad es el más clásico que hay. Eso hoy es considerado contracorriente”, comentó. Entre la discusión sobre ambigüedad, polarización y activismo, Cecilia Orozco, aunque le concedió un punto a los panelistas, aseguró que lo que se estaba intentando hacer desde las propuestas emergentes era volver a las raíces del periodismo: “Intentar ser honesto con la narrativa”.

Sara Trejos, también fundadora de Presunto Pódcast, habló del nacimiento de este proyecto y del “engaño” al que se refería Morales. “Creo que parte de la audiencia lo que tiene que estar pensando es en una pausa, porque estamos constantemente bombardeados de información”, comentó. Trejos ve con preocupación el hecho de que las audiencias, que, en medio de la imposibilidad de ver todos los puntos de vista, buscan un “tribunal de la verdad”, que a la periodista le parece peligroso y que, además, no puede venir de un lugar de poder.

Morales abrió un camino de discusión sobre si los medios independientes podrían funcionar como agentes de lucha contra la desinformación. Mientras el periodista lo ve de esta manera, Rincón viró su atención hacia la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y los comentarios que se pueden hacer sobre el principio que defiende. “La libertad de expresión es tan bonita, que defiende hasta el mal periodismo. No es un criterio de calidad y la FLIP está entrampada en un lío porque tiene que defender a todo aquel que se designa como periodista, ya que es el principio por encima de todas las cosas”, dijo.

Y la pregunta en la que decantó este debate fue ¿cómo hacer un buen periodismo de breaking news, si es por el que nos odian? La respuesta a la que llegó José Guarnizo es que se debe hacer una autorregulación de los medios que no se hace por su propia “soberbia y que las audiencias se están encargando de hacer”. En cuanto al concepto de autorregulación, Orozco consideró que no se realiza por vanidad, exceso de ego de algunos periodistas y la creencia de que cualquier tipo de regulación es censura, entre otros argumentos.

En esta conversación pendiente los panelistas abordaron varias temáticas que se podrían resumir en una expresión que ha estado rondando durante años: la crisis del periodismo y dentro de esto también está la definición de lo que es la información, pues se ha transformado más allá de las esferas de la política y de los hechos mundiales para abarcar otras problemáticas sociales. Dentro de este diálogo, la ética, la libertad de prensa, los medios tradicionales e independientes, la polarización, la relación de los medios con este gobierno y la credibilidad de los periodistas fueron los protagonistas que se enmarcaron bajo las formas de poder y contrapoder del periodismo.

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Javier(18622)30 de julio de 2024 - 02:42 p. m.
Estupendo.
Hernando(61673)30 de julio de 2024 - 02:41 p. m.
Excelente artículo, excelente el tema, excelentes los participantes, excelentemente bien tratado. La base fundamental -creo yo- es que el periodista debe a todo momento diferenciar el manual de propaganda de lo mandado por la constitución, así de fácil.
William(41808)30 de julio de 2024 - 12:07 p. m.
PERIODISTA ES UN HISTORIADOR; es decir investiga (Historia viene del griego iotopia: saber, investigar), interpreta y relata el presente apoyado en la memoria social. Por tanto, lo que aquí tenemos no es periodismo, solo divulgadores de la narrativa amañada del status quo.
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