El programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz está llevando formación musical a los rincones más apartados y afectados por el conflicto en Colombia, conocidos por el Gobierno del Cambio como “la Colombia profunda”.
Este año está presente en 687 municipios de los 32 departamentos del país, con un enfoque prioritario en Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), las zonas más afectadas por el conflicto armado (ZOMAC) y zonas de ruralidad dispersa, en donde la música se convierte en un vehículo de transformación social.
Este logro se ha alcanzado con el respaldo de ocho universidades públicas: la Universidad Industrial de Santander (UIS), la Universidad de Caldas, la Universidad del Cauca, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), la Universidad de Antioquia, la Universidad del Atlántico y la Universidad Nacional de Colombia, junto con la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), encargada de la estrategia pedagógica: “El programa presidencial ha tejido una red educativa que conecta saberes ancestrales y prácticas pedagógicas modernas, llevando arte y cultura a comunidades donde la violencia y la exclusión han reinado durante décadas”, señala el Ministerio.
Es así como el programa se implementa gracias a la alianza entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y el Ministerio de Educación Nacional, en cabeza de Jorge Ignacio Zorro Sánchez, viceministro de las Artes y la Economía Cultural y Creativa de Minculturas.
El vocero explica que las universidades trabajan juntas para llevar formación musical a más de 300.000 niños, niñas, adolescentes y jóvenes, apoyados por un equipo de 3.180 artistas, formadores y sabedores que transmiten conocimientos y tradiciones ancestrales en 1.590 establecimientos educativos, enfrentando desafíos geográficos, logísticos y en algunos casos de seguridad, como en la región del Catatumbo.
Pese a los riesgos de orden público que aún se presentan en la “Colombia profunda”, la UIS ha logrado implementar el programa en Santander, Norte de Santander, sur de Bolívar y Cesar, superando las expectativas iniciales, según cuenta Angélica Mora, directora regional del programa: “La UIS no solo lleva arte a zonas vulnerables, sino que adapta sus métodos a las realidades locales, promoviendo la paz y la cohesión social a través de la música y el arte”, menciona.
Por su parte, la Universidad del Cauca lleva formación musical a su departamento, así como a Huila y Nariño, regiones diversas geográficas y culturalmente. Allí se han diseñado estrategias para incluir en el programa a artistas y sabedores locales en medio de un esfuerzo que no solo reconoce décadas de trabajo individual, sino que permite transmitir dichos saberes a las nuevas generaciones, como explica Claudia María Hurtado, directora regional del programa en Unicauca.
En este punto concuerda Lina Duque, directora regional del programa en la Universidad de Caldas, con presencia en Quindío, Caldas, Risaralda, Caquetá y Putumayo, quien comenta que lo importante es cambiar y salvar vidas, como el caso de un niño en Caquetá que no era admitido en ningún colegio por problemas de comportamiento: “Un formador lo introdujo a la música y ahora es el mejor estudiante de la clase, ha llegado a ser monitor del profesor”, describe.
Conforme al Ministerio, en esta labor los representantes de las universidades han conocido a familias que caminan más de tres horas para llevar a sus niños a la escuela, conscientes de que la educación es lo mejor que pueden ofrecerles.
Planteamiento que comparte Vania Abello, directora regional del programa en la Universidad de Antioquia, quien destaca el poder transformador de la música, “basado en una metodología que incluye silencio, sorpresa, sonido y sanación, que permite el desarrollo creativo de los jóvenes”. Este enfoque advierte, “hace de la música una herramienta para la vida. Tenemos casos insólitos en los que, ante la falta de un lugar adecuado para el aprendizaje de los niños, se hace necesario que los maestros vayan casa por casa para cumplir con su tarea”.
Por su parte, Camilo Andrés Mateus, líder regional en la UPTC, cuenta que la universidad ha sido un aliado clave en Chocó, Tolima, Meta, Casanare y Boyacá, con un enfoque pedagógico que busca desarrollar competencias sociales como el respeto, la tolerancia y la cooperación, enseñando a los jóvenes no solo habilidades artísticas, sino también a convivir en armonía.
Estos aprendizajes han llegado también al norte de Bolívar, Magdalena y La Guajira de la mano de la Universidad del Atlántico, como afirma Mariano Candela, director regional del programa; impactando no solo a las instituciones educativas, sino que genera una mirada optimista de los estudiantes hacia el entorno, mientras fortalece el valor de las músicas tradicionales y fomenta el orgullo por sus saberes.
Cabe destacar que la Universidad Nacional de Colombia, recién incorporada, cerró su primera convocatoria, en la que se presentaron más de 4.000 personas, para conformar el equipo de trabajo en los departamentos de Amazonas, Cundinamarca, Guainía, Guaviare, Sucre, Valle del Cauca, Vaupés y Vichada.
De esta manera se consolida la mayor apuesta cultural del Gobierno del Cambio, donde el fortalecimiento de lo público traza la ruta para la transformación social por medio de la formación artística y musical para todo el país.
Conozca más información del programa Sonidos para la Construcción de Paz y cómo está cambiando a las regiones en la página web https://sonidosparalapaz.co