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¿Arepa o empanada?

Ha tenido una gran aceptación entre los lectores de esta columna la serie de recetas de empanadas que nos ha ocupado durante las últimas tres semanas. Lo entiendo.

Harry Sasson
27 de julio de 2014 - 02:00 a. m.
/ Liz Durán
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Foto: Liz Duran
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Además de ser un ferviente amante de estos pequeños y completísimos bocados, creo que son el alimento completo: traen todo lo que uno desea para un momento de antojo: alguna carne, algo de verdura y una masa crocante y tentadora. Colombia es un país de empanadas, y no sólo lo digo por su variedad en el listado nacional. La empanada es en nuestro pueblo el desvare ideal, pues qué fácil resulta para recaudar algunos pesos montar una venta de empanadas en la esquina. Las calles de nuestros pueblos y ciudades están llenas de empanadas, y la jornada diaria para muchísimas personas no está completa sin una pausa para despachar uno de estos entremeses. Son, y noblemente lo digo, el alimento de nuestros trabajadores, de quienes salen a laborar en largos horarios, sin queja ni cansancio. Son el bocado callejero por definición: es en la acera donde mejor sabe, con la sazón popular. Así es, por ejemplo, la empanada de huevo, o arepa de huevo, tan popular en la Región Caribe colombiana. Ya un amable lector me escribió para corregirme que es arepa y no empanada. Bueno, es el eterno dilema. Díganles como quieran. Para unos arepa y para otros empanada. El caso es que son tan exquisitas que los chefs extranjeros que suelo atender siempre quedan impresionados. Incluso, mi amigo español Koldo Miranda me dijo un día: “Ponles lo que quieras: foie, caviar, brie, salmón... que igual serán espectaculares”. Con esta joya de nuestra gastronomía continuamos mi serie de empanadas.

Ingredientes

1½ tazas de areparina o harina de maíz precocida
1½ tazas de agua tibia
4 huevos
Sal
Aceite para freír

Preparación

Mezcle la harina y el agua y sazone con sal. Amase bien y arme arepas de un centímetro de grosor. Fría en aceite hondo bien caliente durante unos tres minutos hasta que se inflen. Retire y deje reposar un poco sobre papel absorbente. Con un cuchillo abra una ranura en el borde de la arepa. Vierta el huevo en una taza y luego viértalo dentro de la arepa a través de la ranura. Selle nuevamente presionando con los dedos y fría nuevamente en aceite hondo hasta que doren y el huevo esté cocido. Puede rellenarlas, además, con algún guiso de carne de res o de cerdo. Acompañe en la mesa con suero costeño fresco.


hsasson28@hotmail.com
/ www.harrysasson.com
 

Por Harry Sasson

 

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