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                                                                                                                                El paraíso del diablo

                                                                                                                                Escenario de la explotación del indígena por los empresarios del caucho a comienzos del Siglo XX, y ubicada en el Amazonas, fue centro de horrores, vejaciones y asesinatos.

                                                                                                                                Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                 

                                                                                                                                Veinte años después de que Julio César Arana hubiera mandado a construir el primer muro de lo que se llamaría la Casa Arana, en 1903, un hombre desesperado decía en las páginas de un libro inmortal que antes de que se hubiera apasionado por mujer alguna, había jugado su corazón al azar y se lo había ganado la Violencia. Hablaba de Violencia, así, en mayúsculas, pues la Violencia era lo único que había conocido hasta entonces. Lo único que conocería, muy a pesar de sus amores y sus esporádicas alegrías. Violencia de caucheros que se desparramaba entre ríos, humedales y arbustos. Violencia de ambiciones que se apropiaba del mundo y sus hombres. Violencia que había exterminado a 40 mil indígenas por oro o caucho, que a la hora de las cuentas significaba lo mismo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                En 1907 su emporio comenzó a derrumbarse. Unos textos semiperdidos, escritos por un ingeniero norteamericano de apellido Hardenburg, alertaron al periódico inglés Truth sobre diversos asaltos a mano armada de trabajadores de Aldana contra intermediarios caucheros colombianos, y contra los indígenas de la región. Los agresores iban secundados por el ejército peruano.  Aquel era “El paraíso del diablo”, según Hardenburg. Así tituló sus escritos diletantes el diario. La Foreingn Office intervino, y el gobierno británico comisionó a Sir Roger Casement, cónsul en Río de Janeiro, para que constatara los hechos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                 

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                                                                                                                                Veinte años después de que Julio César Arana hubiera mandado a construir el primer muro de lo que se llamaría la Casa Arana, en 1903, un hombre desesperado decía en las páginas de un libro inmortal que antes de que se hubiera apasionado por mujer alguna, había jugado su corazón al azar y se lo había ganado la Violencia. Hablaba de Violencia, así, en mayúsculas, pues la Violencia era lo único que había conocido hasta entonces. Lo único que conocería, muy a pesar de sus amores y sus esporádicas alegrías. Violencia de caucheros que se desparramaba entre ríos, humedales y arbustos. Violencia de ambiciones que se apropiaba del mundo y sus hombres. Violencia que había exterminado a 40 mil indígenas por oro o caucho, que a la hora de las cuentas significaba lo mismo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                En 1907 su emporio comenzó a derrumbarse. Unos textos semiperdidos, escritos por un ingeniero norteamericano de apellido Hardenburg, alertaron al periódico inglés Truth sobre diversos asaltos a mano armada de trabajadores de Aldana contra intermediarios caucheros colombianos, y contra los indígenas de la región. Los agresores iban secundados por el ejército peruano.  Aquel era “El paraíso del diablo”, según Hardenburg. Así tituló sus escritos diletantes el diario. La Foreingn Office intervino, y el gobierno británico comisionó a Sir Roger Casement, cónsul en Río de Janeiro, para que constatara los hechos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                 

                                                                                                                                Por Fernando Araújo Vélez

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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