La quintaesencia de Argentina
Entre Copas y Entre Mesas.
Argentina es el quinto productor mundial de vinos, detrás de Italia, Francia, España y Estados Unidos. Es un protagonista para poner bajo la lupa.
La vasta extensión de su territorio permite cultivar viñedos de calidad en grandes y pequeñas superficies, y en una diversidad de alturas, climas, suelos y latitudes, todo lo cual repercute en la complejidad de sus vinos.
Por otra parte, su condición de segundo proveedor de importados en Colombia exige apuntalar el conocimiento para un mayor y más entretenido disfrute.
• Historia: la vid llegó a Argentina con la colonización española y con el proyecto de evangelización de la Iglesia. Tras la importación de la Vitis vinifera por Cristóbal Colón, en su segundo viaje (1493), la búsqueda de zonas aptas llevó a explorar distintos lugares de las Américas, con resultados exitosos en México (1525), Perú (1538), Chile (1548) y Argentina (1557). En Argentina, los centros de producción se concentraron a los pies de los Andes, con Mendoza y San Juan a la cabeza. La construcción del ferrocarril y la llegada, en el siglo XIX, de dos grandes olas de inmigrantes europeos calificados aseguraron el crecimiento del sector. Tras varios altibajos económicos y políticos durante el siglo pasado, la viticultura argentina dio tumbos hasta encontrar su rumbo en los años 80. Desde entonces, es uno de los orígenes más innovadores y dinámicos del mundo.
• Regiones y denominaciones: son tres grandes franjas: Norte (Salta, Jujuy y Catamarca), Cuyo (Mendoza, San Juan y La Rioja) y Sur (Patagonia, Chubut y, últimamente, Mar del Plata, sobre la costa Atlántica). Y ya entran en el juego otras 19 provincias. Denominaciones más reconocidas: Cafayate y Colomé (Norte), Pedernal (Cuyo-San Juan), Tunuyán, Tupungato y San Carlos, (Cuyo-Mendoza) y Río Negro, Neuquén y Chapadmalal (Sur y Atlántico).
• Variedades: tintas: Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Cabernet Franc, Tempranillo. Blancas: Torrontés, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Viognier, Semillón y Chenin.
Pero Argentina sobresale globalmente con su Malbec y Torrontés.
• Aromas y sabores: Malbec: de color púrpura, sugiere recuerdos a ciruelas, moras, pasas, chocolate, violetas. Torrontés: jazmín, durazno, piel de naranja y lichi.
• En la mesa: Malbec: carnes a la brasa, pierna de cordero, estofados y salsa boloñesa. Torrontés: pollo a la brasa, cerdo, frutos de mar, comida especiada y queso de cabra.
• Bodegas prominentes: Catena, Zuccardi, Luigi Bosca, Cobos, Susana Balbo, El Esteco, Colomé, Norton, Salentein, Trapiche, Mendel, El Enemigo, Chacra, Noemía, Piedra Negra, Terrazas de los Andes y Humberto Canale.
Vienen en camino proyectos reveladores como PerSe y Bemberg.
Argentina es el quinto productor mundial de vinos, detrás de Italia, Francia, España y Estados Unidos. Es un protagonista para poner bajo la lupa.
La vasta extensión de su territorio permite cultivar viñedos de calidad en grandes y pequeñas superficies, y en una diversidad de alturas, climas, suelos y latitudes, todo lo cual repercute en la complejidad de sus vinos.
Por otra parte, su condición de segundo proveedor de importados en Colombia exige apuntalar el conocimiento para un mayor y más entretenido disfrute.
• Historia: la vid llegó a Argentina con la colonización española y con el proyecto de evangelización de la Iglesia. Tras la importación de la Vitis vinifera por Cristóbal Colón, en su segundo viaje (1493), la búsqueda de zonas aptas llevó a explorar distintos lugares de las Américas, con resultados exitosos en México (1525), Perú (1538), Chile (1548) y Argentina (1557). En Argentina, los centros de producción se concentraron a los pies de los Andes, con Mendoza y San Juan a la cabeza. La construcción del ferrocarril y la llegada, en el siglo XIX, de dos grandes olas de inmigrantes europeos calificados aseguraron el crecimiento del sector. Tras varios altibajos económicos y políticos durante el siglo pasado, la viticultura argentina dio tumbos hasta encontrar su rumbo en los años 80. Desde entonces, es uno de los orígenes más innovadores y dinámicos del mundo.
• Regiones y denominaciones: son tres grandes franjas: Norte (Salta, Jujuy y Catamarca), Cuyo (Mendoza, San Juan y La Rioja) y Sur (Patagonia, Chubut y, últimamente, Mar del Plata, sobre la costa Atlántica). Y ya entran en el juego otras 19 provincias. Denominaciones más reconocidas: Cafayate y Colomé (Norte), Pedernal (Cuyo-San Juan), Tunuyán, Tupungato y San Carlos, (Cuyo-Mendoza) y Río Negro, Neuquén y Chapadmalal (Sur y Atlántico).
• Variedades: tintas: Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda, Cabernet Franc, Tempranillo. Blancas: Torrontés, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Viognier, Semillón y Chenin.
Pero Argentina sobresale globalmente con su Malbec y Torrontés.
• Aromas y sabores: Malbec: de color púrpura, sugiere recuerdos a ciruelas, moras, pasas, chocolate, violetas. Torrontés: jazmín, durazno, piel de naranja y lichi.
• En la mesa: Malbec: carnes a la brasa, pierna de cordero, estofados y salsa boloñesa. Torrontés: pollo a la brasa, cerdo, frutos de mar, comida especiada y queso de cabra.
• Bodegas prominentes: Catena, Zuccardi, Luigi Bosca, Cobos, Susana Balbo, El Esteco, Colomé, Norton, Salentein, Trapiche, Mendel, El Enemigo, Chacra, Noemía, Piedra Negra, Terrazas de los Andes y Humberto Canale.
Vienen en camino proyectos reveladores como PerSe y Bemberg.