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Historia de este plato:
El queso ricotta surgió en Italia a partir del suero de queso de leche de oveja, que se calentaba para desnaturalizar y coagular las proteínas del suero. Era un alimento popular para servir a invitados especiales. El proceso tradicional se ha modificado en algunos países debido a la creciente popularidad de la ricotta, que ahora se elabora a menudo con otros tipos leche.
El nombre ricotta se deriva de la palabra latina recocta, que significa recocido o cocinado dos veces.
Este tipo de queso se caracteriza por tener una textura quebradiza pero firme a la vez y por tener un sabor intenso. Si te gusta el queso ricotta y eres intolerante a la lactosa, la receta de hoy es una alternativa muy rica. Es muy fácil de preparar, tiene pocos ingredientes y es perfecta para acompañar una arepa, galletas o pan.
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Ingredientes
200 gramos de pulpa de almendras (lo que queda después de preparar la leche de almendras)
1 sobre de probiótico en polvo (sin sabor)
1/2 cucharada de sal rosada (o marina, si usas sal marina usa la mitad de esta cantidad. No funciona con sal de mesa tradicional)
1 cucharada de cebollín finamente picado
1 cucharada de perejil finamente picado
1 diente de ajo finamente picado
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PREPARACIÓN
Mezcla muy bien todos los ingredientes en un recipiente hondo, con la ayuda de una cuchara.
Da forma al queso sobre un pedazo de papel parafinado.
Envuelve el queso en el papel parafinado y déjalo fermentando a temperatura ambiente, sin luz directa al sol, por 12 horas.
4. Después de las 12 horas está listo para consumir. Consérvalo en la nevera en una refractaria de vidrio sellada (hasta dos semanas).
Montaje:
Lleva a la mesa para disfrutas con pan, arepa o galletas.
¡Trucos de la abuela!
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