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Mientras el tequila, el mezcal, el bourbon y el whisky esperan salir fortalecidos de la pandemia, el ron marcha a la saga, sin tocar todavía la cúspide en el grupo de los espirituosos de alta gama. Es algo inmerecido, pues el ron cuenta con marcas, estilos, orígenes y pedigrí suficientes para conseguir ese ascenso.
El tequila y el mezcal se mantuvieron vigentes durante el encierro, gracias a una estrategia publicitaria y digital promovida por grandes figuras de la farándula, quienes han lanzado sus propias marcas. Aparte de nombres establecidos como Patrón, Don Julio, Milagro, José Cuervo y Jimador, hoy gozan de gran aceptación y buenas ventas tequilas como Casamigos (George Clooney), Teremana (Dwayne Johnson), Sauza 091 (Justin Timberlake) y Casa Noble (Carlos Santana). El poder de la emulación nunca falla.
El bourbon, que ya experimentaba una posición favorable antes de la cuarentena, ahora se ha disparado, gracias a su popularidad en los estratos altos y al crecimiento del consumo entre afroamericanos y estadounidenses de origen asiático. Adicionalmente, el bourbon representa la quintaesencia de los licores producidos en suelo norteamericano.
Igualmente, ante el cierre de bares y lugares públicos, los destiladores escoceses han resuelto impulsar con arrojo sus marcas de superlujo. La razón es que con la plata que se ahorraron al no poder salir de copas, cientos de consumidores han comenzado a comprar virtualmente las botellas más icónicas de la categoría.
El ron no ha podido hacerse sentir de la misma manera, pues, para muchos, la bebida se mantiene asociada a ambientes de fiesta y al círculo de los cocteles; dos segmentos controlados por las marcas más populares y comerciales. Es un tipo de percepción que no favorece a quienes buscan ubicarse en el tope de gama.
Edouard Beaslay, director de mercadeo de Diplomático, un producto venezolano de gran calado, dijo recientemente a la revista The Spirits Business que el ron será el último destilado oscuro en ingresar al club de las bebidas de lujo. Y esto es porque, ante todo, se le asocia con grandes volúmenes y no como símbolo de exclusividad. Ocurre lo mismo con las preferencias de consumo: en la mayoría de los casos, el ron se utiliza como brebaje de mezcla y no para degustar puro, como un whisky de malta o un coñac.
El ron también se ve a gatas cuando se saca a relucir su lugar de origen, factor de gran peso a la hora de elegir productos artesanales. Por ejemplo, un vino tinto de Burdeos siempre invitará a pensar en exquisitez y buen gusto. En cambio, un ron venezolano o, incluso, colombiano, despertará comentarios e imágenes confusas, no todas amables. Solo un buen conocedor se acercará a estas bebidas sin reparos, porque admira la calidad, complejidad y trascendencia de marcas como Diplomático, Santa Teresa, Pampero, La Hechicera, Dictador y Parce.
Un lado positivo, como se lo señaló a The Spirits Business Miguel Riascos, de La Hechicera, es que el encierro pandémico algo les ha ayudado, pues, en su caso particular, tanto el líquido como el envase invitan a transportarse a las maravillas del trópico. “Y como las personase aún no pueden viajar físicamente, lo hacen con su imaginación y con su paladar; y, de esta manera, pueden acoger con mayor entusiasmo las marcas de lugares exóticos”.
“Tenemos un largo trecho por recorrer”, reconoce Beaslay, de Diplomático; “pero ese reto es también nuestra mayor oportunidad”.