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Los sabores de la infancia

Hace 30 años Myriam Camhi abrió el primer local y desde entonces sus recetas se han convertido en unas de las más apetitosas de Bogotá.

El Espectador
12 de agosto de 2011 - 04:58 p. m.
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Ante el éxito de su pastelería y platos de sal, está analizando la posibilidad de expandirse a Cartagena, Medellín, Barranquilla y Cali.

El amor por la cocina lo lleva en la sangre. Su mamá, Ida Alcalay, preparaba deliciosos platillos los viernes en la noche cuando toda la familia se reunía para cenar, le encantaba probar ingredientes distintos, mezclas que le dieran vida y un sabor único a sus recetas. A su esposo, Jack, también le entusiasman la cocina, los vinos y las degustaciones. Por eso desde que Myriam Camhi comenzó a elaborar en casa postres —por encargo de sus amigas— él la acompañó y la apoyó. Lo mismo hizo cuando un par de años después el negocio creció y el garaje terminó convertido en una pequeña pastelería en la que solo se trabajaba bajo pedido.

Y lo siguió haciendo ocho años más tarde cuando el éxito que tuvieron sus recetas entre amigos y conocidos de esos amigos la impulsaron a trasladarse a un pequeño local en la carrera 9ª con calle 81. Era un sitio acogedor que solo tenía diez mesas y casi siempre estaban ocupadas.

El sabor extraordinario de sus postres era cada vez más reconocido, al punto que varios hoteles y restaurantes le pidieron que se encargara de sus menús dulces. Poco a poco empezaron a surgir recetas de sal que también conquistaron los paladares más exigentes. Para sorpresa de Myriam Camhi el negocio seguía creciendo, pero como era una mujer tan cautelosa esperó pacientemente a que se consolidara todavía más para trasladarse a un lugar más amplio, una casa en la calle 81 con carrera 8ª, que hoy es el local principal.

El postre favorito de Myriam son las galletas de bocadillo, también le encantan los que traen nueces y arequipe. El chocolate es uno de los principales ingredientes de sus exquisitas recetas pero paradójicamente es alérgica a éste. Toda la vida ha sido una mujer incansable. Estudió en Cali y a los 16 años se trasladó a Bogotá, viajó un tiempo a Estados Unidos a seguir formándose académicamente y cuando regresó trabajó en almacenes de ropa y de muebles; desde hace 30 años se dedica tiempo completo a la cocina al lado de su esposo y su hija Denise, quienes participan activamente en el negocio que ya cuenta con más de 700 productos de dulce y que además del servicio en los diferentes locales de Bogotá, ofrece tortas para eventos, desayunos a empresas y platos por encargo a restaurantes, clubes y hoteles.

Tres veces por semana Camhi dedica las mañanas a caminar y hacer un poco de ejercicio. Pero todos los días en la tarde se va para la casa de la calle 81 con 8ª. Le gusta atender clientes, supervisar que todo esté en orden y quedarse hasta al cierre. Ahora está entusiasmada con un nuevo proyecto: todos los martes y los jueves se dedicará a crear recetas de postres impregnados con su dulzura y creatividad, que serán publicadas en su página de internet para que la gente vote por sus favoritas y de esta forma renovar el menú.

Consejo de la chef

La Marialuisa, uno de sus postres preferidos, se elabora originalmente con una torta blanca pero, en Myriam Camhi, se prepara con hojaldre cambiando un poco su textura.

La Receta del Chef

Marialuisa

Myriam Camhi.

20 personas

40 minutos

la receta del chef

Ingredientes:

1 lb hojaldre

1.5 tazas jalea de guayaba

1.5 tazas de arequipe

3 claras de huevo

2/3 de taza de azúcar blanco

1 taza de coco deshidratado

Preparación:
Se abre el hojaldre con rodillo y se cortan 3 rectángulos de aproximadamente 30 x 40 cm. Se pican con tenedor y se llevan al horno precalentado por 20 mininutos hasta que doren. Se dejan enfriar y se emparejan de nuevo los bordes. Se arma poniendo una capa de hojaldre, se unta con la guayaba, luego otra capa de hojaldre y el arequipe. Por último la tercera lámina de hojaldre se pone y se cubre con batido de merengue. Decorar con el coco.

Para el merengue: se baten las claras a punto de nieve con el azúcar y unas gotas de jugo de limón, hasta formar un merengue brillante. 

Por El Espectador

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