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Un poco de la historia del kumis
El kumis tiene su origen en el siglo XIII. Es una bebida que proviene de Asia Central que por esa época era conocida como airag, y era consumida principalmente por las tribus mongolas. Es un derivado del ya conocido kefir y se elabora con leche fermentada y se caracteriza por tener un olor y sabor más agrio que el de un yogurt.
Se caracteriza por ser una bebida que beneficia la flora intestinal y el sistema inmunológico, por lo que es frecuente encontrarla en la dieta de muchas personas. En Colombia suele consumirse con productos tradicionales como la almojábana, arepa, mantecadas y buñuelos, en su mayoría.
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INGREDIENTES
1 litro de leche entera
4 ó 5 cucharadas de kumis
2 cucharadas de leche en polvo
Endulzante a elección
PREPARACIÓN
Verter todo el litro de leche en una olla y ponerlo a calentar hasta que llegue a la temperatura ideal: para esta oportunidad serán 70 °C.
Cuando esté listo, saca un poquito de leche y llévala a un pocillo para diluir las dos cucharadas de leche en polvo.
Ahora lleva esa mezcla a la leche que tienes en el fuego, revuelve, súbele el fuego y déjala cocinar hasta que llegue a 90 °C.
En este momento vamos a realizar un choque térmico. Yo utilizo un bowl de agua con hielo y hago un baño de María invertido, es decir, vas a poner la olla caliente sobre el bowl con hielo, mezclas y dejas que baje a 43 °C.
Cuando haya llegado a la temperatura, le añadimos de 4 a 5 cucharadas de kumis y lo mezclamos muy bien hasta que se haya incorporado totalmente con la leche.
Busca un recipiente para fermentar y tápalo muy bien. Procura mantenerlo a una buena temperatura, yo usé una cobija para envolverlo. Puedes utilizar una bolsa para introducir el recipiente que está dentro de la cobija y lo sellas muy bien.
Pasadas 24 horas, sacas el recipiente. Fíjate que la mezcla haya quedado con una consistencia cremosa. Puedes quitarle los grumos llevando todo el contenido a la licuadora. Este es el momento en el que ponemos el endulzante: miel o stevia.
Transfiere el contenido a una jarra. Utiliza vinipel para taparlo y llévalo a la nevera mínimo 4 horas.
Cuando lo saques nuevamente de la nevera, revuélvelo para que la mezcla se fusione de nuevo por completo.
Ahora está listo para servir. Recuerda que no es tan ligero como la leche, ni tan espeso como el yogurt, debe estar en un punto medio. ¡Disfruta!
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