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Un poco de la historia de este plato
Hay numerosos registros de leche de almendras como ingrediente común en las culturas cristiana e islámica durante la Edad Media. Era vista como bebida o ingrediente cargado de nutrientes y terapéutica pues es más fácil de digerir que la leche de vaca. Las primeras menciones a esta bebida fueron en el siglo XIII, cuando se incluyó en los libros de cocina egipcia.
La leche de almendras es muy rica, cremosa y alta en calcio. Es una excelente opción para sustituir la leche de vaca. Siempre es mejor opción prepararla en casa para que sea libre de conservantes, azúcar y sabores artificiales.
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INGREDIENTES (250 g de leche)
200 gramos de almendras (crudas, sin sal, previamente remojadas por 6 horas o durante la noche)
600 gramos agua filtrada
PREPARACIÓN
Retira las almendras del agua y lávalas (este proceso ayuda a que puedas digerirlas mejor).
Lleva las almendras y el agua a la licuadora o procesador de alimentos.
Con la ayuda de una bolsa de tela o filtro de café (de tela) el líquido que queda de la mezcla.
Aparta la pulpa. Nota: Lleva esta pulpa a una bandeja de horno, extiéndela muy bien. Hornea por aproximadamente 4 horas a 120 °C (248 °F) y tendrás una harina deliciosa para preparar postres.
Lleva a una botella de vidrio sellada (se conserva máximo 3 días en la nevera).
MONTAJE:
Sirve y pon un poco de estevia líquida, canela en polvo o vainilla si deseas darle un toque dulce. Puedes tomar esta leche como sustituto de la leche de vaca para acompañar el café, acompañar un postre y preparar recetas.
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