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Vivimos una época muy extraña, en la que todo parece que se trastoca. Lo que conocíamos antes ya no es lo mismo ahora. ¿Debemos acostumbrarnos a estas locas realidades? No lo sé. Por ejemplo, los que antes eran los alimentos más económicos, sustitutos incluso de las tradicionalmente costosas proteínas animales, como la lenteja y el fríjol, hoy están alcanzando precios extraordinarios. Me tiene asombrado el valor en el mercado de estos alimentos, que siempre nos acompañaron en las cocinas, desde la más modesta a la más opulenta. Cosas de la inflación, dicen los economistas, pero a nosotros los cocineros sí que nos toca lidiar con este fenómeno en el campo de batalla. Y la receta que presento esta semana lamentablemente no se salva, pues trae las ricas alverjas que hoy andan por las nubes. Pero, ¿y qué es lo que no está por las nubes hoy en día? Acá va un secreto para hacer albóndigas: si se les agrega arroz para rendirlas, en caso de que se crezca la fiesta, se debe añadir a la mezcla una buena cantidad de agua -como se hace en las cocinas de Oriente- para que alcance a cocinar bien todos los ingredientes. Créanme, quedan deliciosas.
hsasson28@hotmail.com / www.harrysasson.com
INGREDIENTES
1 libra de carne molida magra
1/2 taza de arroz crudo
1/2 cebolla cabezona finamente picada
6 a 8 tomates chontos maduros pelados
2 dientes de ajo finamente picados
1 astilla de canela
2 tazas de alverja verde fresca
2 cucharadas de aceite de oliva
Hojas de laurel
Sal y pimienta negra
Hojas de hierbabuena o perejil (opcional)
PREPARACIÓN
En una sartén grande con el aceite de oliva sofría la cebolla, el ajo, la canela y dos tomates picados. Luego, agregue la alverja y medio litro de agua, y deje cocinar. Mientras tanto, licue los demás tomates y reserve. Mezcle la carne con el arroz y media taza de agua, y sazone con sal, pimienta, perejil o hierbabuena. Debe sentirse una mezcla suave, de lo contrario agregue más agua. Arme bolitas pequeñas. Cuando la alverja esté a término medio, agregue los tomates licuados y las bolitas de carne. Cocine sin meter cucharas ni palas, solo moviendo la sartén para despegar de cuando en cuando. Reduzca la temperatura a mínimo, cubra con papel de aluminio y deje cocinar hasta el punto deseado. Rectifique la sazón con sal y pimienta negra. Debe quedar salsudo; si no, añada a la cocción pasta de tomate disuelta en agua.