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Las alcachofas son deliciosas, un verdadero bocado extraordinario. Pero en general no se suelen preparar en casa, a veces porque son costosas -y no siempre están disponibles en el mercado- y también por desconocimiento en su preparación. Lo cierto es que es fácil. Recuerdo que en mi casa mi madre las preparaba pitándolas en la olla de presión, para luego acompañarlas con una sencilla vinagreta compuesta por agua de la cocción, vinagre, aceite de oliva, sal y pimienta. En los restaurantes solemos presentarlas junto con una buena mayonesa, una salsa holandesa, una vinagreta o una salsa fresca. La idea siempre es ir deshojando la alcachofa (en realidad las “hojas” son pétalos), para comer la parte blanca y suave, hasta llegar al corazón carnoso y sabroso. Hoy, en mi restaurante, terminamos la cocción sobre la parrilla para darles un toque de sabor ahumado. Quedan deliciosas, y sirven de abrebocas para un almuerzo de fin de semana o acompañamiento para un asado.
INGREDIENTES
4 alcachofas grandes
Aceite de oliva
4 cucharadas de mantequilla
2 dientes de ajo machacados
4 cucharadas de perejil picado
1 chorro de vinagre de jerez
Sal y pimienta negra
PREPARACIÓN
Cocine las alcachofas con agua y sal en la olla de presión (dependiendo del tamaño, más o menos dos pitazos). Retire del agua, deje enfriar y corte a la mitad. Retire la parte morada de la alcachofa (la espina central). Úntelas con aceite de oliva y sal, y termine dorando en una sartén de hierro muy caliente o sobre la parrilla. Para la vinagreta mezcle la mantequilla con el ajo, el perejil y el vinagre, y sazone con sal y pimienta negra. Acompañe las alcachofas con la vinagreta.