En mi casa los huevos son parte de la religión: todo se puede terminar, menos los huevos. A mí y a mis hijos nos fascinan, y por eso siempre intentamos prepararlos de maneras diferentes, para disfrutarlos y divertirnos en el proceso. La inspiración para esta receta apareció al ver una publicación en Instagram, de una de esas cuentas dedicadas a ideas de cocina. Con un poco de adaptación, el domingo pasado Samuel y yo la llevamos a la práctica, y resultó deliciosa. Y es facilísima: se le saca el relleno a un pan de costra dura, tipo campesino o toscano, y adentro se ponen huevos y lo que uno quiera: en este caso champiñones, jamón y queso, pero se puede intentar con espinaca, pimentones morrones, maíz, pollo desmenuzado, tocineta crocante… El resto es llevarlo al horno hasta que cuajen los huevos (a su gusto, aunque mi norma es la yema blandita y cremosa) y el queso gratine. Sin duda, un desayuno rico y un momento muy especial en la cocina junto a la familia.
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INGREDIENTES
(Para 4 personas)
8 huevos
1 paquete pequeño de champiñones
1 taza de jamón cortado en julianas
1 y 1/2 cucharadas de mantequilla
3/4 de taza de queso cortado en cuadritos (mozzarella, gruyere o emmental)
Crema de leche (opcional)
Sal y pimienta
PREPARACIÓN
Retire la tapa al pan y saque todo el interior, sin que se rompan las paredes. Unte con mantequilla. Saltee los champiñones con el jamón y un poquito de aceite de oliva, y acomódelo dentro del pan. Rompa los huevos dentro del pan y termine con el queso. Sazone con sal y pimienta, y lleve a un horno precalentado a 375º F durante 8 a 12 minutos.