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Últimamente he notado que mis comensales piden platos clásicos, de esos que tanto nos animaban hace un par de décadas y que fueron relegados por las nuevas y subsecuentes corrientes culinarias (el texmex mató a la francesa, la italiana mató al texmex, la thai mató a la italiana, la japonesa mató a la thai, la peruana mató a la japonesa… y así, y hoy todo son hamburguesas). En fin. Me han pedido esos clásicos que nunca mueren: filet mignon, lomo a la pimienta, langostinos al ajillo, corvina con beurre blanc… Bueno, pues, hace unos días al recibir el pescado fresco en mi restaurante me antojé de una corvina con mantequilla negra y alcaparritas, y la verdad es que quedó simplemente deliciosa. Los clásicos nos traen recuerdos, nos activan la memoria gastronómica, que es la más poderosa. Este plato, que les presento esta semana, me revive los momentos de mis inicios en la cocina, como pasante en el hotel Hilton y como joven aventurero en Canadá. No pasan de moda, y por eso los invito a revivir conmigo estas lindas memorias.
hsasson28@hotmail.com / www.harrysasson.com
INGREDIENTES
2 filetes de pescado blanco fresco de 220 gramos cada uno
1 diente de ajo
1 cucharada de aceite vegetal
3-4 cucharadas de mantequilla fresca
2-3 cucharadas de alcaparritas baby
Jugo de 1/2 limón
Gotas de salsa Worscestershire o negra
Sal y pimienta blanca
PREPARACIÓN
Sazone el pescado con sal, úntelo con el diente de ajo espichado y dórelo en una sartén a fuego alto con el aceite y el ajo a un lado. Cuando esté listo, añada la mantequilla y deje que se derrita y tome un color nuez acaramelado. Retire el ajo y agregue las alcaparras, sofría un poco y añada el jugo de limón y pimienta blanca. Sirva bañando con la mantequilla de alcaparras.