La mazorca lleva siglos reinando por estas regiones. En nuestras tierras andinas tenemos la bendición de cosechas de maíz abundantes y amarillas, como el Sol del altiplano. Podríamos dedicar docenas de columnas a hablar sobre los infinitos usos culinarios de nuestro maíz: la mazorca asada en parrillitas al lado de la carretera, el desgranado lleno de cosas de los barranquilleros, el trozo infaltable en el ajiaco y el sancocho, molida en la arepa de choclo (en todas las arepas, de hecho)… Y un “en fin” interminable. Pero vamos a concentrarnos en la mazorca desgranada y salteada, que he visto en mi vida con queso, tocineta, suero costeño, salsa rosada, crema de leche... En mi casa se ha vuelto un bocado frecuente para los domingos en la noche. Mis hijos le dicen “salchicorn”, porque le ponemos trocitos de salchicha, una gota de crema de leche y -si hay- queso parmesano encima. Se puede hacer con mazorca fresca o con maíz dulce enlatado o congelado. Siempre la idea es cocinarla primero para luego saltearla en mantequilla -que recomiendo dejar quemar un poco para darle ese rico gusto avellanado- hasta que los granos queden crujientes, pero cremosos por dentro, y luego se le pone lo que quieran. Es realmente sencillo y el resultado es delicioso.
INGREDIENTES (Para 4 personas)
3 tazas de mazorca desgranada
2 cucharadas de mantequilla
1 diente de ajo (opcional)
1 cucharada de orégano fresco
Sal y pimienta negra
Azúcar
Ají seco al gusto
PREPARACIÓN
Cocine la mazorca en agua, sal y azúcar, hasta que esté a punto. Aparte, en una sartén grande funda la mantequilla a fuego medio y deje que se queme un poquito, hasta que tome un color caramelo. Agregue el ajo y deje que cocine. Luego integre la mazorca y saltee moviendo constantemente hasta alcanzar el término deseado (más dorada o más tierna). Termine con las hojitas de orégano, sal, pimienta, ají seco al gusto, y sirva.