Selección Otazu
En Bodega Otazu, de Navarra, provincia situada en el norte de la península ibérica, se fusionan vinos, historia, cultura, arte, clima y terruño, algo poco usual y singular.
A partir de 2023, la llegada de vinos ibéricos a territorio colombiano pone a España en segundo lugar después de Chile y por delante de Argentina, porque, según un estudio de mercado realizado por el ICEX, entidad promotora de España, las nuevas tendencias favorecen a su país porque, más que precio y promociones, los consumidores informados buscan clase, tradición y carácter único, valores que España brinda gracias a un quehacer vitivinícola milenario.
Es un repunte que obliga a registrar en este espacio la llegada de nuevos protagonistas.
La historia de Otazu se remonta al siglo XII, en un enclave situado en la ruta del Camino a Santiago. Allí se instaló el Señorío de Otazu, junto a cuidados viñedos.
La bodega se construyó en 1840 siguiendo el modelo bordelés y, desde entonces, vides y vinos de un mismo terruño se potencian con la introducción de nuevas tecnologías. Su sala de barricas, de diseño único se asemeja a la arquitectura de un templo y, por tal razón, se le conoce como la Catedral del Vino.
Otros factores clave son: clima moderado y fresco, de influencia atlántica, no lejos de los Pirineos. Y suelos pedregosos con el anhelado carbonato de calcio. Estas combinaciones permiten obtener vinos frescos, de colores vivos, aromas expresivos y acidez equilibrada. Tales singularidades llevaron a que Otazu, la bodega más al norte de España, fuera certificada como Denominación de Origen Protegida de Pago, máxima categoría otorgada a los vinos de ese país.
Otazu cultiva Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Garnacha, Berués (variedad rescatada), Pinot Noir y Chardonnay.
A partir de 1989 la propiedad pasó a manos de la familia Penso, de origen navarro, pero que, durante dos generaciones, se instaló en Venezuela. A su regreso, los Penso perfeccionaron el viñedo y remodelaron los edificios de la propiedad, como un palacio renacentista del siglo XVI y la Iglesia Románica de San Esteban, construida en el siglo XII. Además, hicieron del lugar un museo reconocido internacionalmente: en suma, una experiencia privilegiada.
Probé tres de los vinos presentes en Colombia y estas fueron mis impresiones:
Otazu Chardonnay: Fresco y pleno de acidez natural, con toques cítricos y aromas a manzana, durazno y piña. Ideal para pescados, pastas y arroces. Excelente/ $$.
Otazu Rosé de Merlot: De tonalidad intensa y trasfondo de frutos rojos y herbáceos. Ideal para risottos, pastas, vegetales y carnes rojas. Muy bueno/$$.
Pago de Otazu: Mezcla de Cabernet Sauvignon y Merlot. De taninos firmes, con sensaciones a moras y grosellas negras, y toques ahumados y especiados. Gran aliado de carnes a la brasa, patés y cochinillo. Sedoso y elegante. Excelente/ $$$.
* Importa: Yadich Perú SAS
A partir de 2023, la llegada de vinos ibéricos a territorio colombiano pone a España en segundo lugar después de Chile y por delante de Argentina, porque, según un estudio de mercado realizado por el ICEX, entidad promotora de España, las nuevas tendencias favorecen a su país porque, más que precio y promociones, los consumidores informados buscan clase, tradición y carácter único, valores que España brinda gracias a un quehacer vitivinícola milenario.
Es un repunte que obliga a registrar en este espacio la llegada de nuevos protagonistas.
La historia de Otazu se remonta al siglo XII, en un enclave situado en la ruta del Camino a Santiago. Allí se instaló el Señorío de Otazu, junto a cuidados viñedos.
La bodega se construyó en 1840 siguiendo el modelo bordelés y, desde entonces, vides y vinos de un mismo terruño se potencian con la introducción de nuevas tecnologías. Su sala de barricas, de diseño único se asemeja a la arquitectura de un templo y, por tal razón, se le conoce como la Catedral del Vino.
Otros factores clave son: clima moderado y fresco, de influencia atlántica, no lejos de los Pirineos. Y suelos pedregosos con el anhelado carbonato de calcio. Estas combinaciones permiten obtener vinos frescos, de colores vivos, aromas expresivos y acidez equilibrada. Tales singularidades llevaron a que Otazu, la bodega más al norte de España, fuera certificada como Denominación de Origen Protegida de Pago, máxima categoría otorgada a los vinos de ese país.
Otazu cultiva Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Garnacha, Berués (variedad rescatada), Pinot Noir y Chardonnay.
A partir de 1989 la propiedad pasó a manos de la familia Penso, de origen navarro, pero que, durante dos generaciones, se instaló en Venezuela. A su regreso, los Penso perfeccionaron el viñedo y remodelaron los edificios de la propiedad, como un palacio renacentista del siglo XVI y la Iglesia Románica de San Esteban, construida en el siglo XII. Además, hicieron del lugar un museo reconocido internacionalmente: en suma, una experiencia privilegiada.
Probé tres de los vinos presentes en Colombia y estas fueron mis impresiones:
Otazu Chardonnay: Fresco y pleno de acidez natural, con toques cítricos y aromas a manzana, durazno y piña. Ideal para pescados, pastas y arroces. Excelente/ $$.
Otazu Rosé de Merlot: De tonalidad intensa y trasfondo de frutos rojos y herbáceos. Ideal para risottos, pastas, vegetales y carnes rojas. Muy bueno/$$.
Pago de Otazu: Mezcla de Cabernet Sauvignon y Merlot. De taninos firmes, con sensaciones a moras y grosellas negras, y toques ahumados y especiados. Gran aliado de carnes a la brasa, patés y cochinillo. Sedoso y elegante. Excelente/ $$$.
* Importa: Yadich Perú SAS