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Un poco de la historia de este plato
Más que un placer gustativo la comida en literatura es magia. Como elemento narrativo permite la acción de la trama porque es un estado de ánimo, un pensamiento, una decisión; apoya la descripción de un personaje, o bien, caracteriza a una sociedad en un contexto determinado. En su obra literaria, Virginia Woolf aprovecha la poética de la culinaria para explorar el alma humana.
En su ensayo: Una habitación propia, ella medita entre otras cuestiones sobre la idea de somos lo que comemos. Entonces la función cerebral depende de ello, por supuesto, también la de la mujer, pues igual que el hombre es un ser social con intelecto, artes y virtudes. Al respecto, dijo la escritora inglesa: “Uno no puede pensar bien, amar bien o dormir bien sin haber primero cenado bien”.
Además, argumenta, que según sea lo que se sirva en el plato se evidencian las discriminaciones entre hombres y mujeres. Como ejemplo, compara la cena que reciben dos grupos de jóvenes en la universidad imaginaria de Oxbrige. Vino y lenguado para unos, sopa aguada sin especias, guiso u otros ingredientes para ellas. Esas dos cenas son contraposición. La primera, indica el aplauso social. La segunda, parece una lágrima condenada.
“…aquí estaba mi sopa, era una un simple caldo de carne, a través del líquido transparente hubiera podido verse cualquier dibujo que hubiera tenido la vajilla, pero la vajilla no tenía dibujo…”
Una habitación propia es la emancipación de la mujer en tanto independencia económica y personal, ello implica la comida con la que se alimenta. Un siglo después, cuánta razón sigue teniendo la escritora. La falta de nutrición puede truncar la razón para avanzar en la solución de tantos asuntos sobre mujer y pobreza / mujer y violencia / mujer y desigualdad.
Pero a estas alturas sabemos que en el vacío se puede escribir la cotidianidad, del mismo modo, que se puede recomponer una sopa transparente e insípida, aunque pueda seguir mejorando.
Gastronomía: Británica.
El huevo poché es el plus de esta receta
- Tiempo de preparación: 90 minutos.
- Tiempo de cocción: 40 minutos.
- Porciones: 2.
Ingredientes
- 4 muslos de pollo sin piel
- 1/2 puerro
- Sal y pimienta al gusto
- 1 penca de apio
- 1 zanahoria mediana
- 1 cebolla cabezona pequeña
- 4 dientes de ajo
- 2 huevos frescos
- 4 rebanadas de pan tostado
- 80 gramos de jamón serrano
- Hojas de albahaca
Preparación
Lavar los vegetales y cortarlos en trozos. Añadirlos a una olla junto con las carnes. Poner suficiente agua y llevar al fuego hasta ebullición y retirar las impurezas de la superficie.
Luego, agregar sal, reducir el fuego y cocinar por una hora. Apartar del fuego y colar.
Enfriar y retirar la grasa y llevar nuevamente al fuego hasta reducción.
Para los huevos poché
Cubrir un pocillo con papel fil, engrasarlo, añadir el huevo, sazonar y cerrar haciendo un “saco”. Llevar a cocción por 4-5 minutos en agua caliente. Escurrir y retirar el film.
Servir dos tostadas asadas en el fondo del pato. Poner encima el huevo poché envuelto en jamón serrano.
Agregar hojas de albahaca fresca e integrar la sopa alrededor. Termina espolvoreando pimienta.
Si te gusta la cocina y eres de los que crea recetas en busca de nuevos sabores, escríbenos al correo de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com) o al de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) para conocer tu propuesta gastronómica. 😊🥦🥩🥧