Alertan sobre demoras para entregar medicamentos a personas trans
Las organizaciones Colombia Diversa y la Liga de Salud Trans han acompañado este año a al menos 30 personas trans y no binarias del país, que han tenido demoras en la entrega de sus tratamientos hormonales. En la mayoría de los casos, las personas siguen sin obtener sus medicamentos.
Mariana Escobar Bernoske
A Luis, un hombre trans de Cúcuta, le han retrasado la entrega de los medicamentos para su tratamiento de reemplazo hormonal desde hace varios meses. Cuando va a la droguería asignada por su EPS, le dicen que no hay disponibilidad del medicamento que le ordenó su médico y tampoco le dan respuesta de cuándo podría llegar. En enero fue la última vez que le despacharon su tratamiento.
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Detener los tratamientos de reemplazo hormonal, sin razón médica, tiene un impacto negativo en la salud de las personas con experiencia de vida trans (quienes no se identifican con el sexo que les fue asignado al nacer). Según estudios del Programa de Salud para la Afirmación de Género de la Universidad de California, algunos de los efectos de dejar de tomar estos medicamentos abruptamente son el aumento de la ansiedad, la depresión y cambios del humor. Asimismo, se presentan “síntomas de abstinencia endocrina” que incluyen sofocos, fatiga, dolores de cabeza, y dolor muscular y articular.
Al igual que Luis, hay al menos unas 30 personas trans y no binarias en el país que, en el transcurso del año, no les han dispensado las hormonas necesarias para sus tratamientos de afirmación de género. Las organizaciones Colombia Diversa y la Liga de Salud Trans les han brindado acompañamiento y alertan sobre dificultades en el acceso a medicamentos como la testosterona, los antiandrógenos, la espironolactona, los estrógenos y otros tratamientos farmacológicos que formulan a esta población.
En el país, gracias a sentencias de la Corte Constitucional, los procedimientos médicos y quirúrgicos para la población trans hacen parte del Plan de Beneficios en salud. Es decir, las EPS y Entidades Administradoras de Planes de Beneficios de Salud (EAPB) deben garantizar el acceso a dichos tratamientos. Además, estos deberían estar contemplados por cada entidad de salud dentro de sus programas de atención a la disforia de género.
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Asimismo, por el contexto, son considerados como medicamentos esenciales. Como explica a El Espectador Andrés Felipe Martín, abogado del área de incidencia y litigio de Colombia Diversa, estas hormonas “son medicamentos esenciales y vitales para las personas con experiencia de vida trans. Al ser parte de ese tránsito, de esa afirmación de la identidad de género que desean expresar, tiene una protección reforzada en derechos humanos”.
Desde las organizaciones también señalan que las personas a quienes no se les están garantizando los medicamentos han comentado que tampoco les dan respuesta sobre el por qué. “No se le suspende el tratamiento por una orden médica, sino por decisiones meramente administrativas de suministro”, añade Martín. Según las fuentes consultadas, se trataría de una falta de disponibilidad de los medicamentos en las EAPB. “Las hormonas están disponibles en el país en la línea comercial, o sea, tú las puedes comprar con tu dinero, pero no están disponibles en la línea institucional, la que te entregan como parte del plan de salud. Además, no todos los medicamentos que formulan a las personas trans requieren de licencia del Invima (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos), por lo que, algunos no están regularizados a través del sistema de beneficios”, comenta a este diario Ángela Parra, coordinadora de incidencia de la Liga de Salud Trans.
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Este punto es clave pues no todas las personas con experiencia de vida trans pueden costear por su cuenta dichos tratamientos. Por una parte, está el hecho que son pocas las personas de la población trans que cuentan con un trabajo formal, se estima que en Colombia solo cuatro de cada 100 personas cuentan con un contrato laboral. Y, por otro lado, la desconfianza en el sistema de salud y este tipo de retrasos llevan a que muchas personas trans decidan hacer sus tránsitos de forma “artesanal”. Esto quiere decir que se automedican sin algún acompañamiento médico profesional.
Como explica Diana Vargas, líder del servicio de Endocrinología y Ginecobstetricia de la Clínica de Género del Hospital de Chapinero en Bogotá, hay hormonas que se comercian libremente, o sea, que no requieren de una receta médica para su compra. Por ejemplo, los antiandrógenos que se encuentran en pastillas anticonceptivas y que usan algunas mujeres trans porque ven un efecto feminizante en sus cuerpos y son económicas. No obstante, “en muchos casos no sirven y esto lleva a que las personas tomen dosis muy altas causando afectaciones a su salud”, añade.
Desde la Liga de Salud Trans y Colombia Diversa señalan que las ciudades donde más han atendido quejas sobre retrasos en la entrega de medicamentos son: Bogotá, Cali, Medellín, Ibagué y Cúcuta. Agregan que dentro del mapeo que realizaron, Cruz Verde, una de las principales distribuidoras de medicamentos del país, no cuenta con varios de los compuestos activos necesarios para tratamientos hormonales de la población trans.
Las organizaciones también radicaron derechos de petición al Invima y el Ministerio de Salud con el fin de conocer de manera detallada por qué no se están dispensando las hormonas necesarias y cuáles son las medidas que han adoptado para dar solución a esta situación. Recibieron respuesta de ambas entidades, sin embargo, “la del Invima fue desfavorable porque ni siquiera leyeron las peticiones, únicamente la introducción, entonces no nos dieron ninguna información”, comenta Martín. Por su parte, el Ministerio de Salud en su respuesta brindó un panorama y pidió analizar cada medicamento por separado.
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Según la información brindada por el ministerio a las organizaciones, hay medicamentos que cuentan con varios proveedores y farmacéuticas en el país, por lo cual, se están comercializando y las personas los están recibiendo. No obstante, “hay otros medicamentos frente a los cuales ocurren tres inconvenientes: el primero es que solo tienen un proveedor; el segundo es que los proveedores no le responden al ministerio si el medicamento está disponible y en cuántas unidades se encuentra; y el tercero, es que tienen licencias vencidas”, explica Parra. Por tanto, el ministerio les sugirió pedir información más profunda sobre dichas hormonas al Invima.
En dicha respuesta también se lee que el Ministerio de Salud está participando en un grupo técnico para “la garantía del goce efectivo de los derechos de las personas LGBTIQ+” y que está avanzando en la creación de un decreto para la atención integral y prevención de violencias y discriminación hacia esta población. No obstante, para la Liga de Salud Trans y Colombia Diversa, es una respuesta confusa pues “una cosa es tomar medidas frente las violencias que viven las personas LGBTIQ+ en el sistema de salud y otra atender las fallas en el suministro de medicamentos”, concluyen.
A Luis, un hombre trans de Cúcuta, le han retrasado la entrega de los medicamentos para su tratamiento de reemplazo hormonal desde hace varios meses. Cuando va a la droguería asignada por su EPS, le dicen que no hay disponibilidad del medicamento que le ordenó su médico y tampoco le dan respuesta de cuándo podría llegar. En enero fue la última vez que le despacharon su tratamiento.
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Detener los tratamientos de reemplazo hormonal, sin razón médica, tiene un impacto negativo en la salud de las personas con experiencia de vida trans (quienes no se identifican con el sexo que les fue asignado al nacer). Según estudios del Programa de Salud para la Afirmación de Género de la Universidad de California, algunos de los efectos de dejar de tomar estos medicamentos abruptamente son el aumento de la ansiedad, la depresión y cambios del humor. Asimismo, se presentan “síntomas de abstinencia endocrina” que incluyen sofocos, fatiga, dolores de cabeza, y dolor muscular y articular.
Al igual que Luis, hay al menos unas 30 personas trans y no binarias en el país que, en el transcurso del año, no les han dispensado las hormonas necesarias para sus tratamientos de afirmación de género. Las organizaciones Colombia Diversa y la Liga de Salud Trans les han brindado acompañamiento y alertan sobre dificultades en el acceso a medicamentos como la testosterona, los antiandrógenos, la espironolactona, los estrógenos y otros tratamientos farmacológicos que formulan a esta población.
En el país, gracias a sentencias de la Corte Constitucional, los procedimientos médicos y quirúrgicos para la población trans hacen parte del Plan de Beneficios en salud. Es decir, las EPS y Entidades Administradoras de Planes de Beneficios de Salud (EAPB) deben garantizar el acceso a dichos tratamientos. Además, estos deberían estar contemplados por cada entidad de salud dentro de sus programas de atención a la disforia de género.
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Asimismo, por el contexto, son considerados como medicamentos esenciales. Como explica a El Espectador Andrés Felipe Martín, abogado del área de incidencia y litigio de Colombia Diversa, estas hormonas “son medicamentos esenciales y vitales para las personas con experiencia de vida trans. Al ser parte de ese tránsito, de esa afirmación de la identidad de género que desean expresar, tiene una protección reforzada en derechos humanos”.
Desde las organizaciones también señalan que las personas a quienes no se les están garantizando los medicamentos han comentado que tampoco les dan respuesta sobre el por qué. “No se le suspende el tratamiento por una orden médica, sino por decisiones meramente administrativas de suministro”, añade Martín. Según las fuentes consultadas, se trataría de una falta de disponibilidad de los medicamentos en las EAPB. “Las hormonas están disponibles en el país en la línea comercial, o sea, tú las puedes comprar con tu dinero, pero no están disponibles en la línea institucional, la que te entregan como parte del plan de salud. Además, no todos los medicamentos que formulan a las personas trans requieren de licencia del Invima (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos), por lo que, algunos no están regularizados a través del sistema de beneficios”, comenta a este diario Ángela Parra, coordinadora de incidencia de la Liga de Salud Trans.
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Este punto es clave pues no todas las personas con experiencia de vida trans pueden costear por su cuenta dichos tratamientos. Por una parte, está el hecho que son pocas las personas de la población trans que cuentan con un trabajo formal, se estima que en Colombia solo cuatro de cada 100 personas cuentan con un contrato laboral. Y, por otro lado, la desconfianza en el sistema de salud y este tipo de retrasos llevan a que muchas personas trans decidan hacer sus tránsitos de forma “artesanal”. Esto quiere decir que se automedican sin algún acompañamiento médico profesional.
Como explica Diana Vargas, líder del servicio de Endocrinología y Ginecobstetricia de la Clínica de Género del Hospital de Chapinero en Bogotá, hay hormonas que se comercian libremente, o sea, que no requieren de una receta médica para su compra. Por ejemplo, los antiandrógenos que se encuentran en pastillas anticonceptivas y que usan algunas mujeres trans porque ven un efecto feminizante en sus cuerpos y son económicas. No obstante, “en muchos casos no sirven y esto lleva a que las personas tomen dosis muy altas causando afectaciones a su salud”, añade.
Desde la Liga de Salud Trans y Colombia Diversa señalan que las ciudades donde más han atendido quejas sobre retrasos en la entrega de medicamentos son: Bogotá, Cali, Medellín, Ibagué y Cúcuta. Agregan que dentro del mapeo que realizaron, Cruz Verde, una de las principales distribuidoras de medicamentos del país, no cuenta con varios de los compuestos activos necesarios para tratamientos hormonales de la población trans.
Las organizaciones también radicaron derechos de petición al Invima y el Ministerio de Salud con el fin de conocer de manera detallada por qué no se están dispensando las hormonas necesarias y cuáles son las medidas que han adoptado para dar solución a esta situación. Recibieron respuesta de ambas entidades, sin embargo, “la del Invima fue desfavorable porque ni siquiera leyeron las peticiones, únicamente la introducción, entonces no nos dieron ninguna información”, comenta Martín. Por su parte, el Ministerio de Salud en su respuesta brindó un panorama y pidió analizar cada medicamento por separado.
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Según la información brindada por el ministerio a las organizaciones, hay medicamentos que cuentan con varios proveedores y farmacéuticas en el país, por lo cual, se están comercializando y las personas los están recibiendo. No obstante, “hay otros medicamentos frente a los cuales ocurren tres inconvenientes: el primero es que solo tienen un proveedor; el segundo es que los proveedores no le responden al ministerio si el medicamento está disponible y en cuántas unidades se encuentra; y el tercero, es que tienen licencias vencidas”, explica Parra. Por tanto, el ministerio les sugirió pedir información más profunda sobre dichas hormonas al Invima.
En dicha respuesta también se lee que el Ministerio de Salud está participando en un grupo técnico para “la garantía del goce efectivo de los derechos de las personas LGBTIQ+” y que está avanzando en la creación de un decreto para la atención integral y prevención de violencias y discriminación hacia esta población. No obstante, para la Liga de Salud Trans y Colombia Diversa, es una respuesta confusa pues “una cosa es tomar medidas frente las violencias que viven las personas LGBTIQ+ en el sistema de salud y otra atender las fallas en el suministro de medicamentos”, concluyen.