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Desde hace varios años se viene cocinando el sueño de tener una ley integral trans en Colombia. Una ley que recoja y dignifique los derechos de las personas trans y con identidades de género diversas, es decir, aquellas cuya identidad de género no coincide con el sexo que les fue asignado al nacer. A pesar de que el país es uno de los que más avances jurídicos en asuntos LGBTIQ+ tiene en la región, la realidad dista de las sentencias, e incluso, esa “T” resulta desprotegida al interior de esta población.
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El año pasado se presentó públicamente la plataforma “Ley Integral Trans Ya”. Esta iniciativa está conformada por más de 100 organizaciones, colectivas y activistas trans, LGBTIQ+ y de Derechos Humanos del territorio nacional. Es la primera vez que el movimiento trans se articula de forma masiva en el país por un objetivo común. Todas las personas que conforman la plataforma han aportado, desde sus saberes y experiencias, a la construcción del proyecto que se espera sea radicado este año en el Congreso de la República.
Según el más reciente informe de Caribe Afirmativo sobre la situación de derechos humanos de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, durante el 2023, 46 personas con experiencia de vida trans fueron asesinadas, 191 fueron víctimas de amenazas y 32 de violencia policial. Sin embargo, existe un alto subregistro, pues en algunos datos aún se desconoce las identidades de las víctimas y no hay una cifra oficial para saber cuántas personas se identifican con alguna identidad de género diversa en Colombia.
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Por eso, la plataforma surge a partir de la juntanza y del “lograr tener las voces de la mayoría de las personas de distintos territorios para tener un panorama más próximo sobre cuántas personas con experiencia de vida trans somos y cuáles son nuestras necesidades”, dice Yoko Ruiz, mujer trans coordinadora territorial de la Liga de Salud Trans. Así, crearon una encuesta que llegó a más de 1.500 personas trans y no binarias del 80% del territorio nacional. Cada una de sus voces y experiencias de vida son distintas, sin embargo, les une la transfobia y la discriminación que atraviesan sus cuerpos.
A partir de ese mapeo y de romper “esa invisibilización estadística”, en palabras de Josephine Fernández, coordinadora de comunicaciones de la plataforma y quien se identifica como una persona no binaria transfemenina, construyeron comités de participación y tuvieron instrumentos para generar los articulados. El principio fundamental de este proyecto es la interseccionalidad. “Tomamos en cuenta las diferentes identidades y regiones de las personas para asignarle un peso a lo que es nuestro mecanismo de participación, que para nosotras, nosotros y nosotres es una forma de innovación democrática”, añade Fernández.
Población afro e indígena; personas privadas de la libertad; personas intersex; habitabilidad de calle; discapacidades; anti-patologización; VIH; movilidad humana; consumo de sustancias; madres, padres y “adres” (concepto neutro pensado para quienes no se identifican con pronombres femeninos o masculinos); infancias y juventudes; adultos mayores, territorio, paz y conflicto; y trabajo sexual son algunos de los componentes de esta iniciativa.
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La ley integral trans buscará establecer medidas, mecanismos y herramientas para garantizar los derechos de las personas trans y con identidades de género diversas. Por ejemplo, la autodeterminación de la identidad de género sin necesidad de un diagnóstico de psiquiatría; el acceso a la salud, educación y trabajo dignos; y la protección a la autodeterminación de los cuerpos de niños, niñas, niñes y adolescentes.
Uno de los aspectos más importantes para quienes conforman la plataforma es que son un movimiento heterogéneo. Buscan romper con el estereotipo de que supuestamente todas las personas trans son iguales y también con aquellos pensamientos prejuiciosos hacia la organización social y el activismo trans. Si bien tienen ese sueño en común de lograr radicar el proyecto de ley, también quieren alzar esa voz por la diversidad dentro de la diversidad.
“Tenemos una agenda común, pero no necesariamente tendremos que estar en todo de acuerdo. La plataforma tiene una cantidad de procesos en donde se da la posibilidad de que, según tus prioridades y perspectivas, puedas aportar. Yo tengo una mirada vinculada a espacios más tradicionales de la política y encuentro que en la plataforma hay personas que pueden pararse, por ejemplo, desde una perspectiva anarquista, muy distinta, incluso, inversa o contradictoria a mí. Pero sabemos que nos necesitamos para sacar adelante la defensa de nuestros derechos y de nuestra existencia”, comparte Ian Arias, activista transmasculino no binarie.
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De esta manera, la plataforma “Ley Integral Trans Ya” la componen personas con experiencia de vida trans y no binaria de todos los espectros políticos, profesiones, oficios y saberes. Y es por esto que ha sido un proceso legislativo que ha tomado mucho tiempo. Mantener la plataforma viva por más de un año ya es un triunfo para las personas consultadas por este diario y tener reuniones semanales y acercamientos con diferentes congresistas aliados es parte de sus avances.
En especial, sienten que un proyecto de ley pensado desde la participación social, de forma colectiva, autogestionado y que sea comprensivo de diversas realidades de una población históricamente minorizada es algo que no había pasado antes en Colombia. “Es algo inédito”, opinan desde la plataforma. Aunque cuentan con el apoyo de diversos congresistas, en especial de la Comisión Accidental LGBTIQ, la ley integral trans sería fruto desde y para los sectores trans.
¿Cómo ven el panorama político para radicar el proyecto?
Fernande Álvarez, hombre trans abogado y parte del comité legal de la plataforma, cree que “puede que nunca tengamos el momento ‘ideal’ para radicar el proyecto, pero este es el momento preciso”. Él explica que desde la plataforma van a luchar para que no archiven el articulado y tenga un buen trámite. En este sentido, dice que van a “tener que incidir y tener un montón de conversaciones para que en el Congreso y en la sociedad en general entiendan el por qué necesitamos la ley”.
Para las personas entrevistadas por este diario, la poca representatividad que hay hoy para la población trans es quizás uno de los retos más grandes, pero también es una deuda política. No obstante, reconocen la importancia del acercamiento que desde hace unos años la política tradicional ha tenido hacia las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. Por esto, consideran que el hecho de que en el Congreso esté avanzando el debate del proyecto que pretende prohibir las mal llamadas “terapias de conversión” es una antesala para lo que le esperaría a la ley trans.
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Aun así, sienten que el legislativo, en especial el Senado, puede llegar a ser un ambiente hostil para el debate de la ley trans. Mencionan que hoy hay proyectos en curso que consideran “anti derechos” para la población trans como, por ejemplo, los dos que buscan prohibir la atención a la disforia de género en menores. “Hay unos discursos muy difusos, ellos dicen ‘es por los niños, no contra las personas trans’. Tendremos que buscar cómo manejar la narrativa y ver hasta qué punto se da”, añade Ian, que trabaja en el Congreso.
Desde la plataforma afirman que ya están cerca de la versión final del proyecto de ley y creen que radicarlo ante el Congreso será solo el principio. A partir de ese momento, necesitarán de una serie de acciones y mucha pedagogía para que la discusión por los derechos de las personas trans no se quede solo en el trámite legislativo y combatir la desinformación que pueda surgir de la iniciativa.
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La juntanza y ese sueño de que Colombia tenga una Ley Integral Trans les ha dado a las y los integrantes de la plataforma la posibilidad de interactuar con otras personas trans que quizás nunca hubieran conocido. Creen que las diferencias son precisamente aquello que les ha mantenido unidos y, especialmente, sienten que el disfrute de tener una experiencia de vida trans, de “esa forma única de habitar el mundo”, es algo que vale la pena defender.
A nivel mundial, durante la última década, 17 países han adoptado leyes que protegen a las personas trans y contemplan el derecho a la libre autodeterminación de la identidad de género. En América Latina, Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay ya han legislado al respecto.
