¿Cirugías de reasignación de sexo en menores? No hay ningún caso en Colombia
Es falso que la nueva circular de la Supersalud sobre la atención médica a personas trans promueva intervenciones quirúrgicas en menores. El Espectador conoció datos del Ministerio de Salud que demuestran que ningún niño, niña o adolescente ha sido sometido a este tipo de cirugías.
Mariana Escobar Bernoske
El pasado 20 de septiembre la Superintendencia de Salud emitió una circular sobre la atención médica para personas con experiencia de vida trans, y entre las reacciones surgió una ola de preocupación en algunos sectores sociales respecto a la realización de cirugías de reasignación de sexo en menores de edad. En las redes sociales circularon mensajes falsos que afirmaban que dicho documento supuestamente “permite el cambio de sexo en niños de tres años”, “obliga a los profesionales de la salud a hacer cirugías de cambio de sexo en niños”, o que “permite la esterilización química y quirúrgica en menores”.
Contexto: Esto dice la circular de la Supersalud que busca mejorar acceso a la salud de personas trans
Sin embargo, la circular de la Supersalud está diseñada para instruir a todos los actores del sistema de salud para garantizar la atención integral de personas trans en Colombia, estableciendo una serie de sanciones y medidas de vigilancia para evitar la discriminación y asegurar un enfoque diferencial en la prestación del servicio. Si bien reconoce que existen niños, niñas y adolescentes trans y, a partir de esto, el personal de salud está en la obligación de respetar sus identidades, la circular no impone los cambios de género. Por el contrario, protege la autonomía de los menores para tomar decisiones sobre su identidad de género, destacando el derecho al libre desarrollo de la personalidad y la libertad sexual.
En Colombia, la autodeterminación de la identidad sexual y de género es un derecho que ha sido ratificado por la Corte Constitucional en varias ocasiones. Según el alto tribunal, cualquier persona, independiente de su edad, puede elegir con qué género se identifica, sin importar el sexo que le fue asignado al nacer. Puntualmente para el caso de menores de edad trans, la jurisprudencia permite el cambio del componente “sexo” en el registro civil y regula el acceso a tratamientos de reemplazo hormonal.
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Ante este panorama de desinformación sobre el documento administrativo, impulsado principalmente por activistas religiosos y políticos del sector conservador, las y los congresistas que integran la Comisión Accidental por la Diversidad del legislativo radicaron un derecho de petición al Ministerio de Salud y Protección Social. En este, solicitaron información sobre el número de cirugías de reasignación de sexo —específicamente, aquellos procedimientos quirúrgicos en el área genital— y las edades de las personas que se sometieron a estas.
El Espectador tuvo acceso a la respuesta en la que el MinSalud asegura que en Colombia no se ha realizado ningún tipo de cirugía de reasignación de sexo en menores de edad. Asimismo, entre 2018 y 2024, sólo 59 personas entre los 21 y los 73 años, se sometieron a este tipo de procedimientos de afirmación de la identidad de género. Es decir, un promedio de máximo ocho adultos al año. Estos datos confirman que en el país los menores de edad no acceden a este tipo de servicios médicos.
Uno de los problemas para la aceptación de la existencia de las infancias y juventudes trans es que se piensa que estas son incapaces de determinar su identidad por el hecho de ser menores de edad. Por lo tanto, no se les reconoce la autonomía sobre sus cuerpos, de sus decisiones, ni como agentes competentes en la construcción de sus vidas. “Abrazar la identidad de género desde temprana edad, contribuye a la salud integral y el bienestar de las personas”, afirma a este diario Mario Angulo, endocrinólogo pediatra de la Fundación Valle de Lili.
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Todas las personas vamos construyendo y entendiendo nuestra identidad de género a lo largo de la vida. Cris Guerrero, profesional psicosocial de la Fundación GAAT, explica que “los niños, niñas y niñes tienen consciencia de su género entre los dos o tres años. Desde la primera infancia, a los cuatro o cinco años, comienzan a tener capacidad de toma de perspectiva y a mostrar si están felices o sienten incomodidad con la identidad que les fue asignada. Finalmente, entre los cinco y siete años se comprende totalmente el concepto de la identidad de género, aunque su construcción la hagan a lo largo de su vida”. Por lo que, pensar que los niños y adolescentes son incapaces de determinar su identidad por el hecho de ser menores de edad, es no reconocerles como agentes de derechos.
Asimismo, un estudio publicado en la revista Pediatrics encontró que los menores que hacen una transición social de género durante su niñez, rara vez cambian de parecer sobre su identidad de género al crecer. Durante cinco años, este estudio siguió la vida de 317 niños y niñas trans, desde que tenían tres años hasta llegar a los 12, y a esa edad, el 94% seguían seguros de su decisión.
Para algunas personas con experiencia de vida trans, acceder a cirugías de afirmación genital de género es un paso importante para su tránsito. Mientras que, para otras, es un procedimiento que no consideran necesario para afirmar quiénes son y, por el contrario, sostienen que los cuerpos trans no deberían verse obligados a someterse a intervenciones quirúrgicas para encajar en las expectativas de cómo la sociedad considera que debe verse un hombre y una mujer. Pensamiento que coincide con las cifras proporciones por el Ministerio de Salud.
El pasado 20 de septiembre la Superintendencia de Salud emitió una circular sobre la atención médica para personas con experiencia de vida trans, y entre las reacciones surgió una ola de preocupación en algunos sectores sociales respecto a la realización de cirugías de reasignación de sexo en menores de edad. En las redes sociales circularon mensajes falsos que afirmaban que dicho documento supuestamente “permite el cambio de sexo en niños de tres años”, “obliga a los profesionales de la salud a hacer cirugías de cambio de sexo en niños”, o que “permite la esterilización química y quirúrgica en menores”.
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Sin embargo, la circular de la Supersalud está diseñada para instruir a todos los actores del sistema de salud para garantizar la atención integral de personas trans en Colombia, estableciendo una serie de sanciones y medidas de vigilancia para evitar la discriminación y asegurar un enfoque diferencial en la prestación del servicio. Si bien reconoce que existen niños, niñas y adolescentes trans y, a partir de esto, el personal de salud está en la obligación de respetar sus identidades, la circular no impone los cambios de género. Por el contrario, protege la autonomía de los menores para tomar decisiones sobre su identidad de género, destacando el derecho al libre desarrollo de la personalidad y la libertad sexual.
En Colombia, la autodeterminación de la identidad sexual y de género es un derecho que ha sido ratificado por la Corte Constitucional en varias ocasiones. Según el alto tribunal, cualquier persona, independiente de su edad, puede elegir con qué género se identifica, sin importar el sexo que le fue asignado al nacer. Puntualmente para el caso de menores de edad trans, la jurisprudencia permite el cambio del componente “sexo” en el registro civil y regula el acceso a tratamientos de reemplazo hormonal.
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Ante este panorama de desinformación sobre el documento administrativo, impulsado principalmente por activistas religiosos y políticos del sector conservador, las y los congresistas que integran la Comisión Accidental por la Diversidad del legislativo radicaron un derecho de petición al Ministerio de Salud y Protección Social. En este, solicitaron información sobre el número de cirugías de reasignación de sexo —específicamente, aquellos procedimientos quirúrgicos en el área genital— y las edades de las personas que se sometieron a estas.
El Espectador tuvo acceso a la respuesta en la que el MinSalud asegura que en Colombia no se ha realizado ningún tipo de cirugía de reasignación de sexo en menores de edad. Asimismo, entre 2018 y 2024, sólo 59 personas entre los 21 y los 73 años, se sometieron a este tipo de procedimientos de afirmación de la identidad de género. Es decir, un promedio de máximo ocho adultos al año. Estos datos confirman que en el país los menores de edad no acceden a este tipo de servicios médicos.
Uno de los problemas para la aceptación de la existencia de las infancias y juventudes trans es que se piensa que estas son incapaces de determinar su identidad por el hecho de ser menores de edad. Por lo tanto, no se les reconoce la autonomía sobre sus cuerpos, de sus decisiones, ni como agentes competentes en la construcción de sus vidas. “Abrazar la identidad de género desde temprana edad, contribuye a la salud integral y el bienestar de las personas”, afirma a este diario Mario Angulo, endocrinólogo pediatra de la Fundación Valle de Lili.
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Asimismo, un estudio publicado en la revista Pediatrics encontró que los menores que hacen una transición social de género durante su niñez, rara vez cambian de parecer sobre su identidad de género al crecer. Durante cinco años, este estudio siguió la vida de 317 niños y niñas trans, desde que tenían tres años hasta llegar a los 12, y a esa edad, el 94% seguían seguros de su decisión.
Para algunas personas con experiencia de vida trans, acceder a cirugías de afirmación genital de género es un paso importante para su tránsito. Mientras que, para otras, es un procedimiento que no consideran necesario para afirmar quiénes son y, por el contrario, sostienen que los cuerpos trans no deberían verse obligados a someterse a intervenciones quirúrgicas para encajar en las expectativas de cómo la sociedad considera que debe verse un hombre y una mujer. Pensamiento que coincide con las cifras proporciones por el Ministerio de Salud.