Para Javier Cifuentes (derecha), la política necesita renovarse para escuchar a quienes tradicionalmente han sido excluidos.
Foto: Saira Carrizosa
Con un traje tradicional myska (muisca) y una ceremonia de este pueblo originario, Javier Cifuentes se posesionó como concejal del municipio de La Calera, Cundinamarca. La jornada contó con dos momentos: el primero, formal ante el Estado colombiano y sus leyes; y el segundo, una ceremonia espiritual en la que, ante la Madre Tierra, se posesionó por la defensa de la vida, el agua y el territorio. “Pyky atupkuák chiweny”, dice Cifuentes; esto significa en myska “somos un solo corazón”. Nunca antes se había realizado algo similar en el Concejo...
Por Mariana Escobar Bernoske
Comunicadora social con énfasis en periodismo y producción sonora/radiofónica. Ha participado en investigaciones sobre Derechos Humanos desde una perspectiva feminista y de género. Tiene estudios en el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos y la Universidad de Strathclyde.mescobarb@elespectador.com