El primer concejal bisexual y muisca de La Calera
Javier Cifuentes tiene 22 años, se define desde una postura ideológica radical decolonial y promulga un discurso por la diversidad sexual y de género. En entrevista con El Espectador, comparte sus aspiraciones y retos para su periodo en el Concejo.
Mariana Escobar Bernoske
Con un traje tradicional myska (muisca) y una ceremonia de este pueblo originario, Javier Cifuentes se posesionó como concejal del municipio de La Calera, Cundinamarca. La jornada contó con dos momentos: el primero, formal ante el Estado colombiano y sus leyes; y el segundo, una ceremonia espiritual en la que, ante la Madre Tierra, se posesionó por la defensa de la vida, el agua y el territorio. “Pyky atupkuák chiweny”, dice Cifuentes; esto significa en myska “somos un solo corazón”. Nunca antes se había realizado algo similar en el Concejo municipal.
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Con un traje tradicional myska (muisca) y una ceremonia de este pueblo originario, Javier Cifuentes se posesionó como concejal del municipio de La Calera, Cundinamarca. La jornada contó con dos momentos: el primero, formal ante el Estado colombiano y sus leyes; y el segundo, una ceremonia espiritual en la que, ante la Madre Tierra, se posesionó por la defensa de la vida, el agua y el territorio. “Pyky atupkuák chiweny”, dice Cifuentes; esto significa en myska “somos un solo corazón”. Nunca antes se había realizado algo similar en el Concejo municipal.
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Para el concejal, La Calera es un lugar sagrado donde se encuentra el agua y el páramo; un resguardo que le queda no solo a la comunidad myska, sino a Bogotá y al país. A sus 22 años y por medio de estos actos simbólicos, pretende mostrarles a sus pares de la corporación que la política necesita renovarse para escuchar a quienes tradicionalmente han sido excluidos. Como concejal del Pacto Histórico, fue el único concejal que sedeclaró en oposición al gobierno municipal y, aunque la ley le permitía el cargo de primer vicepresidente en la Mesa Directiva, desde el movimiento político denuncian que no se le otorgó.
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Cifuentes se enuncia desde una perspectiva disidente no sólo en lo político e ideológico, sino también en lo sexual. Como joven abiertamente bisexual, muisca y campesino, reconoce que tiene el reto para este periodo 2024-2027 de trasladar el trabajo comunitario a esta instancia administrativa. Actualmente, se encuentra terminando sus estudios en Ciencias Políticas y milita en la Unión Patriótica. Además, su triunfo marca un hito en la política local del municipio, pues desde hace 40 años La Calera no contaba con un concejal de izquierda y mucho menos tan joven.
¿Cómo recibe el inicio de su trabajo como concejal?
Con mucha gratitud, esta curul es fruto de un proceso colectivo que llevamos construyendo en La Calera hace más de cinco años. Comenzó con la unión de los partidos alternativos como lo era Colombia Humanas, MAIS (Movimiento Alternativo Indígena y Social), Unión Patriótica y el Partido Comunista. Pero también es resultado de la unión con los procesos sindicales, feministas, de pueblos originarios como el pueblo negro e indígena myska y ciudadanía en general. De forma física, soy yo quien ocupa el cargo, pero espiritualmente tendrá a miles de personas y representa los intereses y las luchas de las poblaciones que hemos sido históricamente excluidas.
¿Cómo ha sido el proceso de ser un liderazgo joven, diverso e indígena en la política local?
Ha sido complejo en un municipio tan godo enunciarse desde lo marica, desde lo indio. Entonces, digamos que nuestro papel en el municipio ha sido muy fuerte a la hora de desestructurar valores coloniales como lo son el sexo, el género, la raza, incluso, la clase, porque la mayoría venimos de clases populares. Es todo un reto llegar a estos escenarios de poder institucionales, siendo un joven myska, bisexual y disidente de la dinámica de clase, porque yo me enuncio desde el socialismo indígena o el socialismo del buen vivir. Plantear esas posturas en un municipio como La Calera es algo muy fuerte y hemos tenido amenazas simbólicas y directas por parte de mucha gente en el territorio.
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¿Desde la cosmovisión myska cómo se entiende la diversidad sexual?
Muchos pueblos originarios que tenían también un patriarcado originario retomaron estas visiones patriarcales impuestas por medio de la colonización europea y el pueblo myska no es la excepción. Entonces, dentro del proceso del pueblo myska, que también es un pueblo en reconstrucción, ha sido también todo un reto posicionarse desde la disidencia sexual.
Pero, gracias a la vida he encontrado mayores muisca que me han guiado y adelantan procesos en sus comunidades con respecto a la descolonización del pensamiento, del pensamiento indio, del pensamiento originario y es comprender que la tradición no es inamovible, sino que tenemos que cada día transformarla hacia la garantía de derechos para todos, todas y todes.
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¿Cómo fue el proceso de campaña siendo tan joven?
La campaña la hicimos toda colectiva, éramos una lista cerrada y eso digamos que minimizaba un poco el riesgo de sufrir una violencia o el riesgo del adultocentrismo. Como jóvenes siempre se nos aleja de los lugares de poder por la supuesta inexperiencia o por la emocionalidad. Pero la gente también ha visto nuestra incidencia en el territorio, sabe que protegemos el agua, que nos paramos muy duro por los derechos colectivos y comunitarios y también por el territorio. Igual no dejan de existir amenazas simbólicas, pero la gente ha entendido que nos tiene que respetar porque somos una voz importante en este territorio.
Creo que ahorita los procesos de representación política deben mirar hacia modelos más colectivos. Entender el mundo y para eso tenemos que escuchar más a los pueblos originarios y los pueblos negros en donde las decisiones se toman colectivamente y los procesos de representación se dan con base al consenso y con base al buen vivir.
¿Qué considera que ha sido lo más bonito del proceso político electoral?
Yo creo que lo más bonito es encontrarme con mi ancestralidad y con mis luchas que llevo dentro. Uno siempre se piensa como un cuerpo solo en construcción, pero creo que este proceso electoral, no solo a mí sino a mis compañeros, nos ha llevado a encontrar las raíces. Sean negras, indígenas o campesinas y la fuerza que implica entenderse como “parte de” y no desde afuera. Siempre nos ha hecho entendernos desde afuera y no desde dentro.
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Finalmente, una frase o persona que le inspire.
Creo que mi frase es de Tupac Amaru, cacique indígena que lideró la rebelión contra la corona española en Perú y el primero en pedir la libertad de toda américa, y es “volveremos y seremos millones”. Ese es como el lema que siempre ha resonado en la cabeza, y no solo en la mía, sino en el pensamiento colectivo de los pueblos originarios de América latina.