La CIDH discute por primera vez la salud de las personas transmasculinas
Por primera vez, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) concedió una audiencia sobre la salud de las personas transmasculinas en Sudamérica, en la que organizaciones denunciaron la desatención en salud mental, derechos sexuales y reproductivos, y tratamientos de reafirmación de género.
Alejandra Ortiz
A lo largo de Sudamérica, muchas personas han sufrido la huella de la exclusión, una negación sistemática de sus identidades y de sus derechos más fundamentales, como el derecho a la salud. Este flagelo afecta de manera particular a las personas trans y no binarias. El acceso a la atención en salud, el reconocimiento de su existencia y la prestación de servicios médicos adecuados continúan siendo luchas diarias para quienes pertenecen a la población LGBTIQ+. Sin embargo, cada vez más, estas voces, que antes fueron silenciadas, exigen ser escuchadas.
Este 12 de noviembre, por primera vez en su historia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) abrió un espacio para abordar la realidad de las personas transmasculinas, una población históricamente invisibilizada y cuyas necesidades han sido sistemáticamente desatendidas por los sistemas de salud de la región. Durante la audiencia, cinco organizaciones de hombres trans de Perú, Brasil, Bolivia y Ecuador, respaldadas por la ONG Race and Equality, expusieron las barreras que enfrentan estas personas para acceder a servicios médicos adecuados, desde la falta de tratamientos hormonales hasta violencia obstétrica.
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Y es que existe el imaginario común de que el acceso a la salud de las personas trans se limita únicamente a los tratamientos y el acompañamiento en sus procesos de transición de género. Sin embargo, como señaló Gabriel de Prada, activista de la Fraternidad Trans Masculina en Ecuador, en entrevista con El Espectador, “la salud de las personas trans va más allá de procedimientos estéticos u hormonales; se trata de la salud física en general y de las barreras que enfrentamos para acceder a ella”.
La discriminación persistente en los sistemas de salud de Latinoamérica resulta en la desatención de aspectos clave como la salud mental, los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el acceso al aborto, la atención en el parto, así como los tratamientos hormonales y las cirugías de afirmación de identidad de género.
“Los sistemas de salud continúan marcados por estereotipos negativos que nos afectan, y carecen de la formación técnica necesaria para responder a las necesidades específicas de nuestra comunidad”, señaló Bruno Montenegro, miembro de la Fraternidad Trans Masculina Perú.
Por ejemplo, en relación con la salud mental, Dom Erick Lopes, miembro del Instituto Brasileiro de Transmasculinidades, alertó durante la audiencia que la tasa de intentos de suicidio entre personas transmasculinas es un 40% mayor que la media global, según diversas investigaciones. Además, explicó que las experiencias vividas en espacios públicos, sociales y familiares afectan negativamente la salud mental de esta población, lo que contribuye al aumento de problemas como la depresión, la ansiedad y los comportamientos suicidas.
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En cuanto a los derechos sexuales y reproductivos, las personas transmasculinas son víctimas del desconocimiento y los prejuicios del personal de salud. En general, enfrentan violencia obstétrica, la falta de reconocimiento de su identidad de género y su capacidad para gestar o interrumpir un embarazo, así como la escasez de acceso a servicios ginecológicos adecuados y la negativa a recibir atención médica relacionada con la prevención del VIH, expuso Javier Morón, activista de la organización Hombres Trans Diversos en Bolivia.
“En la mayoría de las leyes y protocolos sobre interrupción voluntaria del embarazo en la región, no se reconocen las identidades transmasculinas o no binarias por ningún lado, lo que lleva a nuestra invisibilización y, en consecuencia, a la imposibilidad de acceder a este derecho”, detalló Gabriel de Prada en entrevista con este diario.
El último tema de salud que las organizaciones plantearon ante la CIDH fue el acceso a terapias hormonales y procedimientos quirúrgicos de reafirmación de género. En este contexto, las personas trans se enfrentan a un grave desabastecimiento de medicamentos, lo que compromete su salud en general. Esta situación es aún más crítica en países como Perú, “donde ni siquiera existe una ley de identidad de género”, señala de Prada.
Lea aquí también: Alertan sobre demoras para entregar medicamentos a personas trans
Por otro lado, “si bien no todas las personas trans deciden operarse, es alarmante que en algunos países de Sudamérica no existan profesionales de la salud con el conocimiento necesario para realizar estas cirugías, y los que hay, como en el caso de las mastectomías, son profesionales que constantemente violentan las identidades transmasculinas”, agrega.
Con esta audiencia histórica, la coalición de organizaciones de personas transmasculinas de Sudamérica espera que la CIDH visite los países de la región para visibilizar la situación del acceso a la salud de las personas transmasculinas, comenzando por Perú, donde alertan que la situación es particularmente crítica. Asimismo, esperan que este tema sea incluido en la agenda de derechos humanos. “Este es un paso gigante para nuestra población, porque por primera vez somos escuchados sobre un tema tan trascendental en nuestras vidas”, concluye Gabriel de Prada.
A lo largo de Sudamérica, muchas personas han sufrido la huella de la exclusión, una negación sistemática de sus identidades y de sus derechos más fundamentales, como el derecho a la salud. Este flagelo afecta de manera particular a las personas trans y no binarias. El acceso a la atención en salud, el reconocimiento de su existencia y la prestación de servicios médicos adecuados continúan siendo luchas diarias para quienes pertenecen a la población LGBTIQ+. Sin embargo, cada vez más, estas voces, que antes fueron silenciadas, exigen ser escuchadas.
Este 12 de noviembre, por primera vez en su historia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) abrió un espacio para abordar la realidad de las personas transmasculinas, una población históricamente invisibilizada y cuyas necesidades han sido sistemáticamente desatendidas por los sistemas de salud de la región. Durante la audiencia, cinco organizaciones de hombres trans de Perú, Brasil, Bolivia y Ecuador, respaldadas por la ONG Race and Equality, expusieron las barreras que enfrentan estas personas para acceder a servicios médicos adecuados, desde la falta de tratamientos hormonales hasta violencia obstétrica.
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Y es que existe el imaginario común de que el acceso a la salud de las personas trans se limita únicamente a los tratamientos y el acompañamiento en sus procesos de transición de género. Sin embargo, como señaló Gabriel de Prada, activista de la Fraternidad Trans Masculina en Ecuador, en entrevista con El Espectador, “la salud de las personas trans va más allá de procedimientos estéticos u hormonales; se trata de la salud física en general y de las barreras que enfrentamos para acceder a ella”.
La discriminación persistente en los sistemas de salud de Latinoamérica resulta en la desatención de aspectos clave como la salud mental, los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el acceso al aborto, la atención en el parto, así como los tratamientos hormonales y las cirugías de afirmación de identidad de género.
“Los sistemas de salud continúan marcados por estereotipos negativos que nos afectan, y carecen de la formación técnica necesaria para responder a las necesidades específicas de nuestra comunidad”, señaló Bruno Montenegro, miembro de la Fraternidad Trans Masculina Perú.
Por ejemplo, en relación con la salud mental, Dom Erick Lopes, miembro del Instituto Brasileiro de Transmasculinidades, alertó durante la audiencia que la tasa de intentos de suicidio entre personas transmasculinas es un 40% mayor que la media global, según diversas investigaciones. Además, explicó que las experiencias vividas en espacios públicos, sociales y familiares afectan negativamente la salud mental de esta población, lo que contribuye al aumento de problemas como la depresión, la ansiedad y los comportamientos suicidas.
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En cuanto a los derechos sexuales y reproductivos, las personas transmasculinas son víctimas del desconocimiento y los prejuicios del personal de salud. En general, enfrentan violencia obstétrica, la falta de reconocimiento de su identidad de género y su capacidad para gestar o interrumpir un embarazo, así como la escasez de acceso a servicios ginecológicos adecuados y la negativa a recibir atención médica relacionada con la prevención del VIH, expuso Javier Morón, activista de la organización Hombres Trans Diversos en Bolivia.
“En la mayoría de las leyes y protocolos sobre interrupción voluntaria del embarazo en la región, no se reconocen las identidades transmasculinas o no binarias por ningún lado, lo que lleva a nuestra invisibilización y, en consecuencia, a la imposibilidad de acceder a este derecho”, detalló Gabriel de Prada en entrevista con este diario.
El último tema de salud que las organizaciones plantearon ante la CIDH fue el acceso a terapias hormonales y procedimientos quirúrgicos de reafirmación de género. En este contexto, las personas trans se enfrentan a un grave desabastecimiento de medicamentos, lo que compromete su salud en general. Esta situación es aún más crítica en países como Perú, “donde ni siquiera existe una ley de identidad de género”, señala de Prada.
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Por otro lado, “si bien no todas las personas trans deciden operarse, es alarmante que en algunos países de Sudamérica no existan profesionales de la salud con el conocimiento necesario para realizar estas cirugías, y los que hay, como en el caso de las mastectomías, son profesionales que constantemente violentan las identidades transmasculinas”, agrega.
Con esta audiencia histórica, la coalición de organizaciones de personas transmasculinas de Sudamérica espera que la CIDH visite los países de la región para visibilizar la situación del acceso a la salud de las personas transmasculinas, comenzando por Perú, donde alertan que la situación es particularmente crítica. Asimismo, esperan que este tema sea incluido en la agenda de derechos humanos. “Este es un paso gigante para nuestra población, porque por primera vez somos escuchados sobre un tema tan trascendental en nuestras vidas”, concluye Gabriel de Prada.