La feminización de la voz es vital para las mujeres trans, según un estudio

Para una mujer trans, algo tan sencillo como contestar una llamada telefónica y que la persona al otro lado de la línea responda “hola, señor, ¿cómo está?”, puede generar mucha frustración y un impacto negativo en su salud mental. Para muchas, la voz no es solo clave para ser reconocidas en la sociedad como mujeres, sino también tiene un impacto en la forma en que ellas se autoperciben. Esta feminización de sus voces constituye una parte fundamental de los tratamientos de afirmación de su identidad de género.

Para una mujer trans, algo tan sencillo como contestar una llamada telefónica y que la persona al otro lado de la línea responda “hola, señor, ¿cómo está?”, puede generar mucha frustración y un impacto negativo en su salud mental. Para muchas, la voz no es solo clave para ser reconocidas en la sociedad como mujeres, sino también tiene un impacto en la forma en que ellas se autoperciben. Esta feminización de sus voces constituye una parte fundamental de los tratamientos de afirmación de su identidad de género.

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Un estudio de la Universidad Nacional, el primero en realizarse en el país, exploró la autopercepción de la voz de algunas mujeres trans durante dos años. Aunque los resultados desde el componente médico mostraron que la frecuencia vocal, es decir, el tono de la voz, de las participantes registró rangos considerados femeninos, el 28,5 % de ellas se escuchaban a sí mismas con una voz “muy masculina”, el 57,1 % “masculina” y el 14,2 % “neutra”.

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La voz tiene un componente denominado como “frecuencia fundamental”, que mide la agudeza o gravedad de la voz. Cuando las frecuencias superan los 180 Hz, las voces tienden a adquirir un tono agudo que son percibidas socialmente como femeninas. “De forma simple, podemos decir que nuestras cuerdas vocales se tocan una con la otra para generar el sonido. Si vibran a una alta frecuencia, o sea hay un mayor número de contactos, se producen unos tonos más agudos que son asociados a las voces femeninas, y si es menor, se producen sonidos más graves”, dice el otorrinolaringólogo José Ramón Díaz Pereira, autor del estudio.

En el caso de las personas transmasculinas, es decir, que hacen una transición de mujer a hombre, cuando toman un tratamiento hormonal de testosterona, el tono de su voz se vuelve más grave, brindándoles ese carácter masculino y teniendo un impacto positivo en su autopercepción. Sin embargo, en el caso de las mujeres trans, la ingesta de estrógeno no produce ese efecto de agudización de la voz. Además, como señala Díaz, “la voz hace parte de la identidad humana y es una característica sexual importante”.

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Es común que las mujeres trans se sometan a diversos tratamientos para lograr la identidad de género que desean, incluyendo la feminización de la voz. Estos procesos, que van desde la terapia de voz y el habla, hasta procedimientos quirúrgicos más invasivos como la fonocirugía para afirmar el género, están contemplados en el plan de beneficios de salud de Colombia. Pero gran parte de esta población lo desconoce y de forma muy empírica buscan que su voz suene más femenina sin saber que pueden generar disfonía y daño a ellas mismas.

“Aunque hay procedimientos quirúrgicos, es muy importante que las mujeres trans sepan que la terapia de voz, que es el peldaño inicial, está disponible y es muy útil para lograr esa característica femenina y no entorpecer la afirmación de género”, señala el especialista. Esta terapia de voz en la que se centró el estudio puede relacionarse con el entrenamiento que hace un cantante para alcanzar ciertas notas sin lastimar su voz.

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Para el estudio, se diseñó e implementó un protocolo médico, aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, que incluyó revisar las historias clínicas de mujeres trans que asistieron a consulta de otorrinolaringología en el Hospital Universitario Nacional (HUN) entre 2020 y 2022. Las participantes se sometieron también a estroboscopía laríngea, un procedimiento que utiliza una luz intermitente para visualizar las cuerdas vocales en movimiento, permitiendo a los especialistas analizar el funcionamiento vocal y obtener datos de la frecuencia fundamental.

“Sin embargo, aún hay dificultades en el acceso a servicios de salud especializados en la reorientación vocal, en la afirmación de género, y a profesionales capacitados para abordar estas necesidades específicas”, señala Díaz. Asimismo, el tema de la voz y su influencia en la autopercepción y salud mental aún es un campo que no ha sido estudiado a profundidad, especialmente, en personas con experiencia de vida trans.

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Uno de los datos más conocidos en esta materia a nivel regional viene de la Encuesta de identidad de género de los Estados Unidos del 2015. Esta contó con 27.715 personas participantes, de las cuales el 32% eran mujeres trans. De esa población, la terapia de voz fue el segundo procedimiento más realizado para las mujeres trans, después de la remoción de vello corporal, y el segundo más deseado después de la cirugía genital de afirmación de género. El 14% ya recibía terapia de voz, mientras que el 48% deseaba tener terapia de voz algún día por inconformidad o incongruencia con su género.

Para el doctor Díaz, el haber realizado este estudio exploratorio es fundamental para mejorar en la calidad de la atención y los servicios disponibles para las personas con experiencia de vida trans. Añade que “el conocimiento médico se produce trabajando con las personas y sus experiencias”, por lo que su investigación sigue en curso. Para él, las preguntas de “¿cómo percibes tu voz actual?” y “¿cuál sería tu voz ideal?” son claves para alentar a las mujeres trans a comunicarse con sus médicos tratantes y expresar su interés en modificar su voz, y que así puedan tener una intervención segura.