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“La perdida”: la miniserie que lleva el thriller a la escena queer de Bogotá

A través de seis episodios, la serie explora las luchas, esperanzas, miedos y sueños de tres hermanas trans. En diálogo con El Espectador, Melisa M Arias, directora de “La perdida”, comparte sobre el proceso creativo de esta historia.

Mariana Escobar Bernoske
23 de julio de 2024 - 05:00 p. m.
Santana Rosa (izq), Pia Jiménez y Amapola Muñoz son las protagonistas de la serie.
Santana Rosa (izq), Pia Jiménez y Amapola Muñoz son las protagonistas de la serie.
Foto: Cortesía - La Perdida

Lilith, Valentina y Tiziana son tres hermanas trans que han trabajado duro para convertirse en las estrellas principales del Gran París, uno de los clubes nocturnos más exclusivos de la ciudad. Pero, una noche justo antes de su presentación, Lilith desaparece sin dejar rastro. La policía no recibe la denuncia por desaparición, así que Valentina y Tiziana deben investigar por sí mismas, y con la ayuda de su red de apoyo, dónde está su hermana.

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“La perdida” es una miniserie colombiana que, a través de seis episodios, sumerge a la audiencia en la extravagancia y misterios de la escena queer y drag de Bogotá. Desde el concepto de thriller y tragicomedia, esta producción pretende reivindicar las luchas de las personas con experiencia de vida trans que, en palabras de Melisa M Arias, creadora y directora de la serie, es una lucha universal: “Una batalla por ser vistas, entendidas y finalmente aceptadas”.

La serie fue ganadora del programa Abre Cámara del Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic) y está protagonizada por Santana Rosa, Pia Jiménez y Amapola Muñoz, tres mujeres trans reconocidas en la escena del teatro y ballroom del país. Además, la producción cuenta con la participación de artistas drag como Juan Tarquino / Lesley Wolf y Esteban Velázquez / Lola Mento.

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La amistad, la identidad y la supervivencia son los ejes temáticos de esta historia que pretende abrir la discusión sobre la diversidad e inclusión en la industria audiovisual y, al mismo tiempo, hacer un homenaje a la “familia escogida”. Es decir, a aquellas amistades o personas cercanas que se transforman en familia, las cuales, en el caso de las personas LGBTIQ+, hablan también de ese sentido de pertenecer y poder ser abiertamente y sin miedo.

En entrevista con El Espectador, la directora de la serie habló sobre el proceso creativo detrás de “La perdida” y sobre cómo crear historias de ficción desde una mirada diversa. Melisa M Arias es directora, productora y escritora con 14 años de experiencia en la industria audiovisual colombiana. En 2019, fundó la productora Liquid Light que se ha enfocado en la creación de contenidos con enfoque social.

¿Cómo surge la historia de “La Perdida” y cuál fue la inspiración para escribirla?

La serie nace de un evento que se llama “El Trepe”, en el cual artistas tras, drag, no binarias realizan performance con audiencia en vivo. Allí me enamoré perdidamente del talento y la presencia escénica de varias artistas incluidas Lola Mento y Pia (Lilith, una de las protagonistas) y sentí que era necesario generar espacios que le dieran amplitud a esas representaciones tan hipnotizantes. Esto ocurrió a finales del 2022 y desde ese momento empecé el proceso de desarrollo de lo que es “La Perdida”, un universo encantador con personajes poderosos, inspirados en personajes de la vida real.

Uno de los valores de Liquid Light como productora es la creación de contenidos con enfoque social y diversos, ¿cuál cree que es el reto de abordar estos enfoques en la industria audiovisual?

Uno de los grandes desafíos para nosotras es la presión de equilibrar la rentabilidad comercial con el contenido significativo, que a menudo, hace que proyectos con enfoques sociales diversos sean vistos como riesgos financieros. Aquí el papel del Estado y la generación de convocatorias como Abre Cámara de Mintic se vuelven indispensables para lograr financiar proyectos, que de otra forma no podrían ser gestionados.

Un tema transversal de la serie es la “familia escogida”, una expresión que tiene un peso significativo al interior de la población LGBTIQ+. ¿Considera importante reivindicar esta idea de la “familia por elección”?

Siempre me he sentido identificada con la expresión “la sangre del pacto es más espesa que el agua del vientre.” Este refrán indica que los vínculos que elegimos formar con nuestras amistades tienen mayor relevancia que muchos de los vínculos familiares con los que nacemos. Al iniciar la investigación junto a Manu Mojito (artista y performer no binarie) para entender mejor las motivaciones y las dificultades de la comunidad trans, me di cuenta de que compartíamos esta visión. Fue muy revelador comprender que, para muchas personas trans, queer y no binarias, estos vínculos y el apoyo de esas personas con las que se han encontrado en la vida y han decidido forjar un camino en conjunto es lo que les permite ser, expresarse y crecer.

Algo que sucede en series o películas es que cuando hay personajes o personas trans se les reduce a su identidad de género ¿Cree que “La Perdida” da un paso hacia, no solo la visibilizar las identidades diversas, sino para reivindicar sus experiencias de vida más allá del género?

Definitivamente, creo que esta serie representa un paso importante no solo hacia la visibilización de identidades diversas, sino también para reivindicar sus experiencias de vida. Al centrarnos en historias complejas y multifacéticas de personajes trans, la serie tiene la capacidad de mostrar que sus vidas no se limitan únicamente a su identidad de género. En lugar de reducirlas a un solo aspecto de quienes son, la serie busca destacar sus aspiraciones, luchas, relaciones y miedos, logrando una representación más rica y humana que espero contribuya a una mayor comprensión y aceptación del contenido por parte del público.

¿Cuál fue su parte favorita de desarrollar “La Perdida”?

Aunque el casting fue uno de los mayores retos de toda la producción, lo que más me gustó fue ver la transformación del elenco elegido en los personajes de la serie. Verlas con el vestuario y maquillaje de escena, y la química entre ellas en el set, donde dieron vida y magia a las hermanas Roma: Tiziana (Amapola Muñoz), Valentina (Santana De La Rosa) y Lilith (Pia Jiménez), fue realmente impresionante. Era como presenciar el nacimiento de tres divas, tanto dentro como fuera de la pantalla. Cada vez que decíamos “¡acción!”, confirmábamos que habíamos hecho la elección perfecta para representar a estos personajes.

Mariana Escobar Bernoske

Por Mariana Escobar Bernoske

Comunicadora social con énfasis en periodismo y producción sonora/radiofónica. Ha participado en investigaciones sobre Derechos Humanos desde una perspectiva feminista y de género. Tiene estudios en el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos y la Universidad de Strathclyde.mescobarb@elespectador.com

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