Laura Weinstein es el nombre de la nueva casa LGBTIQ+ en Bogotá

Laura Weinstein dedicó su vida a la lucha por el reconocimiento identitario de las personas trans. Hoy, una escuela popular de Derechos Humanos y la Casa de atención a la población LGBTIQ+ de la localidad de Suba en Bogotá llevan su nombre. Este es un perfil de ella y sus aportes.

Mariana Escobar Bernoske
28 de julio de 2023 - 04:19 p. m.
Laura Weinstein falleció el 2 de enero de 2021.
Laura Weinstein falleció el 2 de enero de 2021.
Foto: Archivo particular
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La influencia de Laura Weinstein en la historia LGBTIQ+ en Colombia es innegable. Muchos avances sociales e institucionales en el reconocimiento de las identidades diversas en el país tienen detrás su semilla. Los lazos de amistad y activismo que creó Laura permanecen vivos, siendo un antecedente fundamental en la búsqueda actual por una ley integral trans.

Su activismo inició mucho antes de su propia transición. Un día, decidió crear “Travestis Bogotá”, un grupo en Yahoo! en el que se plantean discusiones sobre identidades de género diversas. Sin embargo, su trabajo lo hizo principalmente desde la Fundación GAAT (Grupo de Acción y Apoyo Trans), organización que dirigió desde 2010 hasta su fallecimiento en enero de 2021. Desde allí acompañó acciones específicas para la reivindicación y la defensa de los derechos humanos y ciudadanías plenas de las personas con experiencia de vida trans.

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Impulsó la expedición del decreto 1227, el cual permite el cambio de sexo en el documento de identidad. Según María Mercedes Acosta, editora de la organización Sentiido, Laura lideró un proceso de cedulación de al menos 500 personas trans en el país. También colaboró en la formación de fiscales para avanzar en temas de justicia e investigación, participó en la creación del protocolo para voto trans, la implementación de la política pública LGBTI, sentó el debate sobre la libreta militar para hombres trans y priorizó la atención a personas viviendo con VIH, particularmente mujeres trans trabajadoras sexuales.

Pero, indiscutiblemente, es recordada por ser una de las primeras personas en visibilizar las infancias, adolescencias y familias trans. “Ella se dio cuenta de que era muy importante trabajar con padres, madres y en general con todas las redes de apoyo. Se puso la tarea de ayudarnos a perder el miedo, aclarar dudas, decirnos que todo iba a estar bien porque tener un hije trans no era una maldición, al contrario, es muy bello”, recuerda Marithza Sandoval, psicóloga a cargo de la parte administrativa de la Fundación GAAT. Sandoval conoció a Laura en 2013 cuando llegó al grupo de apoyo, porque su hija le contó que era una mujer trans.

Este grupo de apoyo a familias e infancias se ha consolidado como un espacio libre de prejuicios y de resistencia ante la discriminación. Como dice Cris Guerrero, cabeza del equipo psicosocial del GAAT, las experiencias de vida trans se desarrollan en cualquier momento del ciclo vital, pero tener una red de apoyo y la sensación de vinculación y conexión hacen la diferencia. Es por ello que Guerrero resalta la frase de Laura: “Cuando una persona trans logra que su familia y sus redes de apoyo la acompañen en este proceso, su vida es otra. Tiene el 90 % de su vida asegurada, el 10 % restante lo pone ella”.

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Su tenacidad, firmeza y convicción por los derechos humanos fueron pilares en su vida. “Laura fue una mujer que dedicó su activismo para generar puentes”, afirma Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo. Su trabajo impactó espacios que van desde el activismo de base comunitario, la incidencia jurídica y la producción académica, pasando incluso por el feminismo y las religiones. La madre Laura, como muchas personas la llamaban porque ella misma era en sí un refugio, posicionó un discurso en el que la empatía fue la herramienta para multiplicar su voz y evitar caer en divisiones.

Según Castañeda, Laura Weinstein llegó a la escena del activismo en un momento en que las agendas gais y lésbicas no reconocían las necesidades de las personas con experiencia de vida trans. Estos temas estaban ausentes del movimiento LGBTIQ+ porque sentían que no les representaban. Lo que hizo Laura fue construir espacios colectivos entre el movimiento trans, LGBTIQ+ y la institucionalidad, en los que las personas trans pudieran encontrarse y sentir que no estaban solas.

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Una de las facetas importantes sobre su vida es la religión. Fue una mujer judía practicante hasta el último momento. Sin embargo, fue a los 17 años, cuando se fue a estudiar historia judía a Israel, que conoció otras realidades en torno a la fe y la diversidad sexual y de género que le permitieron reconectar con su credo. En una entrevista que le hizo Michel Andrés Rueda en 2020, ella explica que en textos de judaísmo como el Talmud y la Torá se habla de la existencia de seis géneros, pero que algunas personas prefieren omitirlo e ignorarlo.

Laura tenía una fuerza muy espiritual. “Yo recuerdo que ella calmaba a la gente frente a situaciones intensas, ella lograba apaciguarlas con mucha calma, analizarlas con profundidad y con mucha sabiduría”, afirma Dani Verastegui, quien actualmente coordina los proyectos del GAAT. Por su parte, Rita Fidelia Gómez, obispa de la Iglesia Antigua de las Américas y amiga de Laura, dice que la capacidad de diálogo y empatía que tenía les permitió a muchas personas trans reconectar consigo mismas después de haber crecido en ambientes religiosos excluyentes con la diversidad.

Laura Weinstein es una de las lideresas más significativas de la historia reciente del movimiento trans. La colectiva Memoria Trans, de base comunitaria especializada en el abordaje psicosocial, creó la Escuela Popular de Derechos Humanos Laura Weinstein, que se reúne los fines de semana en el Centro De Memoria Paz Y Reconciliación. La escuela está diseñada para resignificar las narrativas de las personas con experiencia de vida trans y no binarias desde los feminismos, el acceso a los derechos sexuales y reproductivos y el reconocimiento de la identidad jurídica.

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Asimismo, el pasado mes de junio, la Alcaldlía de Bogotá nombró el Centro de Atención de Diversidad Sexual y Género de la localidad de Suba, mejor conocido como Casa LGBTI, en homenaje a Laura por su incidencia en la democracia y la política nacional. Elizabeth Castillo, amiga de Laura y subdirectora para asuntos LGBTI de Bogotá, comparte que esta casa busca brindar educación flexible, asesoría jurídica y espacios de fortalecimiento para personas diversas. Pero, especialmente, asegura que el que sea un espacio en donde se dé la oportunidad de conectar con otres es lo que mantiene viva la lucha de Laura.

Quienes fueron cercanos a ella la recuerdan como una mujer fuerte, completamente transparente y con la capacidad de ver a les demás fuera de toda diferencia social, laboral o género. Dicen que su sonrisa y abrazos son de las cosas que más extrañan, pero que tienen presente uno de los últimos consejos que les brindó: “Toca ser insistentes con nuestras luchas que, por cansancio de escucharnos o por el efecto de la persistencia, al final conseguiremos avanzar para que este sea un mundo mejor”.

Mariana Escobar Bernoske

Por Mariana Escobar Bernoske

Comunicadora social con énfasis en periodismo y producción sonora/radiofónica. Ha participado en investigaciones sobre Derechos Humanos desde una perspectiva feminista y de género. Tiene estudios en el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos y la Universidad de Strathclyde.mescobarb@elespectador.com

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