¿Qué significa que el papa Francisco bendiga las uniones homosexuales?
En diciembre, el papa Francisco aprobó la bendición para parejas conformadas por personas del mismo sexo. Ahora, dice que es “hipócrita” el rechazo por parte de los sectores más conservadores de la Iglesia. Consultamos a diferentes personas para saber qué significa.
Daniela Villamarín Solorza
La firma del papa Francisco en la “Fiducia supplicans” abrió las puertas para que personas del mismo sexo puedan ser bendecidas, así como parejas que se encuentran en condiciones que la Iglesia considera “irregulares”, como la unión libre o las relaciones entre personas separadas. El documento hace énfasis en que la bendición debe hacerse al margen de “cualquier ritualización e imitación del matrimonio que pueda causar confusión”, pues la posición de la Iglesia frente a este tema sigue siendo la misma.
Esta decisión se suma a la aprobación que hizo el Vaticano el pasado 31 de octubre, cuando, en otro documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que también fue escrito por el prefecto Víctor Fernández y aprobado por el papa Francisco, se determinó que las personas transexuales pueden recibir el sacramento del bautismo.
Aunque muchas personas consideran que la decisión del Vaticano de bendecir a parejas del mismo sexo es un cambio de ínfima importancia, pues antes de que se firmara el documento la práctica ya se realizaba, la aprobación por parte del Papa y del Dicasterio significa un cambio profundo dentro de la mirada eclesiástica. Así lo asegura el sacerdote y teólogo James Alison, quien es reconocido por ser abiertamente gay, así como un referente internacional en la teología dirigida a personas LGBTIQ+.
“Decir formalmente que la Iglesia y los sacerdotes pueden reconocer algo de bien en dos personas del mismo sexo que se presentan para pedir la bendición, produce un cambio mucho más grande del que creemos. La Iglesia está diciendo que no las ve como personas despreciables, sino bendecibles y esto, en el mundo eclesiástico, toca fibras profundas. El papa nos está retando a todos los que estamos dentro del clero a superar nuestras alergias y miedos sobre las personas LGBTIQ+ y a bendecir desde fuera lo que muchas veces no estamos dispuestos a aceptar desde adentro”, le explicó el sacerdote londinense a El Espectador.
Sin embargo, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, señaló en el texto que bendecir a las parejas en situaciones irregulares no significa “convalidar oficialmente su estatus”, es decir, la bendición no termina de reconocer la unión entre personas del mismo sexo.
Alison explica que el hermetismo que tiene el documento, así como la aclaración de que la bendición no implica ningún cambio doctrinal, se hizo para evitar fracturas profundas dentro de la Iglesia. “La única forma de empezar a cambiar el pensamiento era, precisamente, aclarar que no se está cambiando la doctrina. Así, todo el que quiera oponerse a esta decisión está bloqueado porque el documento dice que no cambia nada, pero en el fondo, lo cambia todo. En la práctica esta bendición es un cambio de mensaje y todos sabemos hacia dónde va: la completa aceptación de las personas LGBT”.
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Wilson Castañeda, politólogo, filósofo y director de la Corporación Caribe Afirmativo, dedicada al reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual y de género en Colombia, asegura que hay que celebrar cualquier decisión que se tome en el mundo, cuyo objetivo sea avanzar en materia de igualdad y dejar atrás los prejuicios motivados por la orientación sexual, identidad y expresión de género. Sin embargo, considera que, en este caso, la decisión es insuficiente.
“Nos parece que la bendición no resuelve la demanda que tienen algunos fieles de la Iglesia Católica que son gays y lesbianas y que han pedido el reconocimiento pleno de sus derechos. Es un avance, pero no responde satisfactoriamente a lo que buscan las personas LGBTIQ+ que son confesionales”, explica Castañeda.
Aunque “Fiducia supplicans” ha sido acogida por muchas conferencias episcopales en el mundo y celebrada por las personas LGBTIQ+ que son creyentes, ha sido fuertemente rechazada por los sectores más conservadores de la Iglesia, como es el caso del continente africano, donde la homosexualidad sigue siendo un delito.
El monseñor José Ignacio Munilla, obispo católico español, publicó un video criticando el documento y aseguró que la declaración no solo está equivocada en las formas, sino también en el fondo. El teólogo explica que su error de forma tiene que ver con que se haya publicado sin consultarlo previamente con el conjunto del episcopado, teniendo en cuenta que “el documento no tenía una base en la tradición de la Iglesia”. A su vez, dice que el error de fondo está en que, dos años y medio antes de esta declaración, la Iglesia se pronunció y dijo que no tenía autoridad para bendecir uniones homosexuales.
“Una recepción como esta solo puede explicarse con que ha sido un error. Nos hemos equivocado en la publicación de esta declaración”, indicó Munilla. Además, dijo que “una posible interpretación correcta sería que, en una bendición pastoral que se hace sobre una pareja, se reconozca explícitamente que esta vive en una situación contraria al designio de Dios, una situación de pecado y que pide el don de la conversión. Si se hiciese así no habría problema y no tendría contradicción con la tradición de la Iglesia, pero ese no es el tipo de bendición que se va a hacer”.
Por otro lado, el teólogo James Alison asegura que la mala recepción del documento y las opiniones encontradas no tienen que ver con una equivocación, sino con el “hecho de que el papa ha desafiado a la oficialía de la Iglesia a cambiar de rumbo con respecto a esta realidad. Esto es bastante extraordinario, pero también es muy difícil”.
En una entrevista que se publicará en la revista Credere, el papa Francisco abogó por la inclusión de la población LGBTIQ+ y se refirió a la bendición por la que ha sido duramente criticado. “Nadie se escandaliza si doy mi bendición a un empresario que quizás explota a la gente y eso es un pecado gravísimo, mientras sí se escandaliza si se la doy a un homosexual… ¡Esto es hipocresía!”. Además, expresó que el corazón del documento publicado es la acogida.
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Wilson Castañeda explica que en nuestra sociedad existe una separación radical entre la experiencia de la fe y la diversidad sexual. “Es como si no pudieras ser abiertamente LGBTIQ+ y tener una vida espiritual, como si una cosa negara la otra y eso no tiene presentación. La dimensión espiritual es un asunto propio de las personas y no puedes obligar a que alguien, por su orientación sexual, expresión o identidad de género, reniegue de su experiencia espiritual”.
Castañeda, miembro del Comité de Seguimiento y Monitoreo a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, cuenta que en muchos testimonios de las víctimas LGBTIQ+ del conflicto armado colombiano ante la Comisión de la Verdad es posible encontrar la importancia de la fe para ellas. “En los testimonios y los informes del Centro Nacional de Memoria Histórica, encontramos que muchas de las víctimas LGBT que sobrevivieron y se resistieron a la violencia le atribuyen esa resistencia a su experiencia de fe y dicen que su espiritualidad ayudó a hacerle frente a la violencia. Por eso, no podemos desconocer que en el movimiento LGBTIQ+ también hay vida espiritual, hay vida de fe”.
Juan Diego Fernández C. es arquitecto, homosexual y creyente. Dice que aunque su relación de pareja no está influenciada por la religión, sí ha experimentado rechazo por parte de la Iglesia en el pasado. Por eso, para él, la posibilidad de ser bendecido significa un gran paso “hacia el reconocimiento del valor y la dignidad que hay en el amor entre dos personas, más allá de su orientación sexual”. “La fe ha sido un refugio de consuelo y esperanza en mi vida como persona LGBT+ creyente, una enseñanza del amor incondicional y la compasión, independientemente de mi orientación sexual. La fe es un recordatorio de que el mensaje espiritual trasciende las barreras religiosas”, dice Fernández.
Aunque en Colombia la Iglesia Católica ha dejado de condenar a las personas con orientaciones sexuales diversas, Castañeda dice que sigue guardando silencio frente a sus derechos. “Un poco el valor del papa Francisco es ese: que él no guarda silencio y dice que también somos hijos de Dios”. Por su parte, Alison asegura que algunas personas creen que esta bendición es demasiado poco y que llega demasiado tarde. “Y tienen razón. Pero hay quienes estamos muy felices de que, frente a la realidad de las personas LGBTIQ+, esta es la primera vez que la Iglesia se pone de nuestro lado”.
La firma del papa Francisco en la “Fiducia supplicans” abrió las puertas para que personas del mismo sexo puedan ser bendecidas, así como parejas que se encuentran en condiciones que la Iglesia considera “irregulares”, como la unión libre o las relaciones entre personas separadas. El documento hace énfasis en que la bendición debe hacerse al margen de “cualquier ritualización e imitación del matrimonio que pueda causar confusión”, pues la posición de la Iglesia frente a este tema sigue siendo la misma.
Esta decisión se suma a la aprobación que hizo el Vaticano el pasado 31 de octubre, cuando, en otro documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que también fue escrito por el prefecto Víctor Fernández y aprobado por el papa Francisco, se determinó que las personas transexuales pueden recibir el sacramento del bautismo.
Aunque muchas personas consideran que la decisión del Vaticano de bendecir a parejas del mismo sexo es un cambio de ínfima importancia, pues antes de que se firmara el documento la práctica ya se realizaba, la aprobación por parte del Papa y del Dicasterio significa un cambio profundo dentro de la mirada eclesiástica. Así lo asegura el sacerdote y teólogo James Alison, quien es reconocido por ser abiertamente gay, así como un referente internacional en la teología dirigida a personas LGBTIQ+.
“Decir formalmente que la Iglesia y los sacerdotes pueden reconocer algo de bien en dos personas del mismo sexo que se presentan para pedir la bendición, produce un cambio mucho más grande del que creemos. La Iglesia está diciendo que no las ve como personas despreciables, sino bendecibles y esto, en el mundo eclesiástico, toca fibras profundas. El papa nos está retando a todos los que estamos dentro del clero a superar nuestras alergias y miedos sobre las personas LGBTIQ+ y a bendecir desde fuera lo que muchas veces no estamos dispuestos a aceptar desde adentro”, le explicó el sacerdote londinense a El Espectador.
Sin embargo, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, señaló en el texto que bendecir a las parejas en situaciones irregulares no significa “convalidar oficialmente su estatus”, es decir, la bendición no termina de reconocer la unión entre personas del mismo sexo.
Alison explica que el hermetismo que tiene el documento, así como la aclaración de que la bendición no implica ningún cambio doctrinal, se hizo para evitar fracturas profundas dentro de la Iglesia. “La única forma de empezar a cambiar el pensamiento era, precisamente, aclarar que no se está cambiando la doctrina. Así, todo el que quiera oponerse a esta decisión está bloqueado porque el documento dice que no cambia nada, pero en el fondo, lo cambia todo. En la práctica esta bendición es un cambio de mensaje y todos sabemos hacia dónde va: la completa aceptación de las personas LGBT”.
Puede leer: Francesca Mcqoid es la directora de asuntos LGBTIQ+ en Minigualdad
Wilson Castañeda, politólogo, filósofo y director de la Corporación Caribe Afirmativo, dedicada al reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual y de género en Colombia, asegura que hay que celebrar cualquier decisión que se tome en el mundo, cuyo objetivo sea avanzar en materia de igualdad y dejar atrás los prejuicios motivados por la orientación sexual, identidad y expresión de género. Sin embargo, considera que, en este caso, la decisión es insuficiente.
“Nos parece que la bendición no resuelve la demanda que tienen algunos fieles de la Iglesia Católica que son gays y lesbianas y que han pedido el reconocimiento pleno de sus derechos. Es un avance, pero no responde satisfactoriamente a lo que buscan las personas LGBTIQ+ que son confesionales”, explica Castañeda.
Aunque “Fiducia supplicans” ha sido acogida por muchas conferencias episcopales en el mundo y celebrada por las personas LGBTIQ+ que son creyentes, ha sido fuertemente rechazada por los sectores más conservadores de la Iglesia, como es el caso del continente africano, donde la homosexualidad sigue siendo un delito.
El monseñor José Ignacio Munilla, obispo católico español, publicó un video criticando el documento y aseguró que la declaración no solo está equivocada en las formas, sino también en el fondo. El teólogo explica que su error de forma tiene que ver con que se haya publicado sin consultarlo previamente con el conjunto del episcopado, teniendo en cuenta que “el documento no tenía una base en la tradición de la Iglesia”. A su vez, dice que el error de fondo está en que, dos años y medio antes de esta declaración, la Iglesia se pronunció y dijo que no tenía autoridad para bendecir uniones homosexuales.
“Una recepción como esta solo puede explicarse con que ha sido un error. Nos hemos equivocado en la publicación de esta declaración”, indicó Munilla. Además, dijo que “una posible interpretación correcta sería que, en una bendición pastoral que se hace sobre una pareja, se reconozca explícitamente que esta vive en una situación contraria al designio de Dios, una situación de pecado y que pide el don de la conversión. Si se hiciese así no habría problema y no tendría contradicción con la tradición de la Iglesia, pero ese no es el tipo de bendición que se va a hacer”.
Por otro lado, el teólogo James Alison asegura que la mala recepción del documento y las opiniones encontradas no tienen que ver con una equivocación, sino con el “hecho de que el papa ha desafiado a la oficialía de la Iglesia a cambiar de rumbo con respecto a esta realidad. Esto es bastante extraordinario, pero también es muy difícil”.
En una entrevista que se publicará en la revista Credere, el papa Francisco abogó por la inclusión de la población LGBTIQ+ y se refirió a la bendición por la que ha sido duramente criticado. “Nadie se escandaliza si doy mi bendición a un empresario que quizás explota a la gente y eso es un pecado gravísimo, mientras sí se escandaliza si se la doy a un homosexual… ¡Esto es hipocresía!”. Además, expresó que el corazón del documento publicado es la acogida.
Lea también: “Mata e’ agua” y sus canciones contra las violencias de género
Wilson Castañeda explica que en nuestra sociedad existe una separación radical entre la experiencia de la fe y la diversidad sexual. “Es como si no pudieras ser abiertamente LGBTIQ+ y tener una vida espiritual, como si una cosa negara la otra y eso no tiene presentación. La dimensión espiritual es un asunto propio de las personas y no puedes obligar a que alguien, por su orientación sexual, expresión o identidad de género, reniegue de su experiencia espiritual”.
Castañeda, miembro del Comité de Seguimiento y Monitoreo a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, cuenta que en muchos testimonios de las víctimas LGBTIQ+ del conflicto armado colombiano ante la Comisión de la Verdad es posible encontrar la importancia de la fe para ellas. “En los testimonios y los informes del Centro Nacional de Memoria Histórica, encontramos que muchas de las víctimas LGBT que sobrevivieron y se resistieron a la violencia le atribuyen esa resistencia a su experiencia de fe y dicen que su espiritualidad ayudó a hacerle frente a la violencia. Por eso, no podemos desconocer que en el movimiento LGBTIQ+ también hay vida espiritual, hay vida de fe”.
Juan Diego Fernández C. es arquitecto, homosexual y creyente. Dice que aunque su relación de pareja no está influenciada por la religión, sí ha experimentado rechazo por parte de la Iglesia en el pasado. Por eso, para él, la posibilidad de ser bendecido significa un gran paso “hacia el reconocimiento del valor y la dignidad que hay en el amor entre dos personas, más allá de su orientación sexual”. “La fe ha sido un refugio de consuelo y esperanza en mi vida como persona LGBT+ creyente, una enseñanza del amor incondicional y la compasión, independientemente de mi orientación sexual. La fe es un recordatorio de que el mensaje espiritual trasciende las barreras religiosas”, dice Fernández.
Aunque en Colombia la Iglesia Católica ha dejado de condenar a las personas con orientaciones sexuales diversas, Castañeda dice que sigue guardando silencio frente a sus derechos. “Un poco el valor del papa Francisco es ese: que él no guarda silencio y dice que también somos hijos de Dios”. Por su parte, Alison asegura que algunas personas creen que esta bendición es demasiado poco y que llega demasiado tarde. “Y tienen razón. Pero hay quienes estamos muy felices de que, frente a la realidad de las personas LGBTIQ+, esta es la primera vez que la Iglesia se pone de nuestro lado”.