Tehuel de la Torre: la primera condena por ‘transhomicidio’ en América Latina
Por primera vez en Argentina y en la región, un tribunal reconoció el crimen de homicidio agravado por motivos de identidad de género contra un hombre trans. Se trata del caso de Tehuel y, aunque todavía se desconoce el paradero de sus restos, el fallo que reconoce su asesinato como un crimen de odio es un hito histórico.
Mariana Escobar Bernoske
Tehuel de la Torre, un joven trans argentino, salió el 11 de marzo de 2021 de su casa en San Vicente, Buenos Aires, con rumbo a un pueblo aledaño. Luis Ramos y Oscar Montes le habían prometido un supuesto trabajo como mesero en una fiesta y, como necesitaba el dinero, él lo aceptó. Tehuel tenía 21 años y jamás regresó; fue asesinado por Ramos y Montes por ser una persona transmasculina, es decir, porque se identificaba como hombre, pero su sexo asignado al nacer era femenino. A tres años de su desaparición, su cuerpo todavía no se ha encontrado y la pregunta “¿Dónde está Tehuel?” permanece.
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El pasado 30 de agosto, una sentencia histórica reconoció como crimen agravado por odio a la identidad de género la desaparición y asesinato de Tehuel de la Torre. El Tribunal Criminal N° 2 de la Ciudad de La Plata condenó a Luis Ramos a cadena perpetua. Este fallo marca un precedente en Argentina y la región al reconocer, por primera vez, las violencias extremas por motivos de identidad de género que afectan a las masculinidades trans. Además, ordena la creación de un protocolo de búsqueda de personas LGBTIQ+ desaparecidas y la declaración de la emergencia social en violencia por prejuicio a las personas travestis y trans.
La lectura del fallo, que reconoce que se trató de un transhomicidio, duró 40 minutos. En este se establece que la discriminación sistemática y la violencia por prejuicio hacia personas con identidades de género diversas llevaron a que Ramos perpetrara el crimen. Según el tribunal, el acusado expresaba continuamente desprecio hacia la víctima. Ramos se refería sobre Tehuel en femenino y hacía comentarios, como por ejemplo, que él era “un desperdicio de mujer”. Además, entre las evidencias más contundentes se mencionaron manchas de sangre en la pared interior de la casa de Ramos, cuyo análisis de ADN confirmó que pertenecían a Tehuel con un 99% de coincidencia.
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Por eso, la autoridad judicial concluyó que “Ramos no solo le quitó la vida a Tehuel motivado por el odio a su identidad de género, sino que hizo desaparecer lo único tangible que queda en un ser humano cuando muere, impidiendo de este modo que sus seres queridos puedan tener su cuerpo para vestirlo por última vez, velarlo y despedirlo”. Asimismo, en los argumentos de la sentencia se resalta que Ramos se aprovechó de la vulnerabilidad de Tehuel y que la crueldad y ensañamiento de los hechos estaban orientadas a dejar una marca indeleble.
“Yo creo que es un mensaje contundente y ejemplar”, dice en entrevista con El Espectador Mónica Galván, presidenta de la Asociación Civil Familiares y Amigxs de Tehuel, una colectiva que surgió para buscar a Tehuel, hacer incidencia y proporcionar acompañamiento estratégico durante el juicio. “Es la primera vez que se juzga el homicidio de un varón trans desde una perspectiva de derechos humanos, género y diversidad. Sienta un precedente histórico, pero también es un mensaje sociopolítico en medio del discurso de odio que tiene el actual gobierno argentino”, explica la activista.
Pasaron tres años para que Norma Nahuelcura, mamá de Tehuel, recibiera justicia parcial por el asesinato de su hijo. Parcial no solo porque aún no se sabe dónde están los restos de Tehuel, sino también porque Oscar Montes, el otro acusado, aún no ha sido juzgado. La defensa de Montes solicitó un juicio por jurados, lo que significa que se debe esperar a que se seleccionen y conforme la “terna” de civiles que determinarán si fue culpable del crimen de odio y por motivos de identidad de género. La principal diferencia entre un juicio por tribunal, como lo fue el de Ramos, y un juicio por jurados en Argentina es que en los juicios por jurados participa un grupo de ciudadanos y ciudadanas que deliberan sobre los hechos. Sin embargo, hay un juez que dirige el proceso, instruye al jurado y es quien finalmente establece la pena. La defensa de la familia espera que el Jurado esté integrado por personas LGBTIQ+ y defensoras de derechos humanos.
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La alta impunidad en los casos de asesinatos de personas LGBTIQ+ hace que los tres años que tomó lograr el fallo aparenten una supuesta “celeridad”. Sin embargo, como comparte a El Espectador Flavia Centurión, abogada de la familia Nahuelcura, en realidad el juicio estaba citado para 2027. “Junto con todas las organizaciones LGBTIQ+, el apoyo del Ministerio de las Mujeres y Diversidades de la Provincia de Buenos Aires y en su momento el Ministerio Nacional, que ahora está disuelto, movilizamos una campaña y pedimos formalmente ante el tribunal el adelanto de esa fecha, en virtud de que estar tanto tiempo esperando una respuesta al Estado vulnera el acceso efectivo a la justicia”.
Un precedente regional
Fue gracias al activismo comunitario y a la incidencia del equipo de abogados de la familia de Tehuel que hoy existe una condena por este crimen de odio. Si bien en Argentina el Código Penal reconoce el delito de travesticidio como un homicidio agravado y establece la necesidad de hacer la aclaración de si era una mujer u hombre trans, este es el primer caso en reconocer un transhomicidio, lo que visibiliza y reivindica la identidad de género de Tehuel como persona transmasculina.
Como explica Darío Arias, cofundador de la organización bonaerense Conurbanxs por la Diversidad - Jóvenes por la Diversidad, lo común en este tipo de hechos de violencia extrema es que son tipificados erróneamente como feminicidios, desconociendo así la experiencia de vida transmasculina de los asesinados. “La mayoría de los casos no se investigan con perspectiva de género y, los que sí se investigan con algún tipo de elemento diferencial, muchas veces ganan los perpetradores porque se desconoce la identidad de género y minimiza la violencia por prejuicio. Por eso también es histórico que la sentencia da pie a la declaración de emergencia social para las personas travestis y trans en la provincia de Buenos Aires”.
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Igualmente, el activista transmasculino colombiano Danilo Donato señala a este diario que lo que pasó con el caso de Tehuel es histórico a nivel Latinoamérica, no solo por la condena como crimen de odio, sino porque habla de violencias diferenciales. “Lo que también suele suceder es que en los tribunales no se reconoce que no es lo mismo el asesinato de un hombre ‘cualquiera’ que el hecho de ser un hombre trans, y que el móvil del homicidio sea por ser trans”. Por esto, la alerta por la vida de las personas trans y con identidades de género diversas y el llamado a crear un protocolo de búsqueda de personas LGBTIQ+ dadas por desaparecidas como medidas de reparación del caso Tehuel, son fundamentales para los colectivos trans de la región.
Tehuel de la Torre, un joven trans argentino, salió el 11 de marzo de 2021 de su casa en San Vicente, Buenos Aires, con rumbo a un pueblo aledaño. Luis Ramos y Oscar Montes le habían prometido un supuesto trabajo como mesero en una fiesta y, como necesitaba el dinero, él lo aceptó. Tehuel tenía 21 años y jamás regresó; fue asesinado por Ramos y Montes por ser una persona transmasculina, es decir, porque se identificaba como hombre, pero su sexo asignado al nacer era femenino. A tres años de su desaparición, su cuerpo todavía no se ha encontrado y la pregunta “¿Dónde está Tehuel?” permanece.
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La lectura del fallo, que reconoce que se trató de un transhomicidio, duró 40 minutos. En este se establece que la discriminación sistemática y la violencia por prejuicio hacia personas con identidades de género diversas llevaron a que Ramos perpetrara el crimen. Según el tribunal, el acusado expresaba continuamente desprecio hacia la víctima. Ramos se refería sobre Tehuel en femenino y hacía comentarios, como por ejemplo, que él era “un desperdicio de mujer”. Además, entre las evidencias más contundentes se mencionaron manchas de sangre en la pared interior de la casa de Ramos, cuyo análisis de ADN confirmó que pertenecían a Tehuel con un 99% de coincidencia.
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Por eso, la autoridad judicial concluyó que “Ramos no solo le quitó la vida a Tehuel motivado por el odio a su identidad de género, sino que hizo desaparecer lo único tangible que queda en un ser humano cuando muere, impidiendo de este modo que sus seres queridos puedan tener su cuerpo para vestirlo por última vez, velarlo y despedirlo”. Asimismo, en los argumentos de la sentencia se resalta que Ramos se aprovechó de la vulnerabilidad de Tehuel y que la crueldad y ensañamiento de los hechos estaban orientadas a dejar una marca indeleble.
“Yo creo que es un mensaje contundente y ejemplar”, dice en entrevista con El Espectador Mónica Galván, presidenta de la Asociación Civil Familiares y Amigxs de Tehuel, una colectiva que surgió para buscar a Tehuel, hacer incidencia y proporcionar acompañamiento estratégico durante el juicio. “Es la primera vez que se juzga el homicidio de un varón trans desde una perspectiva de derechos humanos, género y diversidad. Sienta un precedente histórico, pero también es un mensaje sociopolítico en medio del discurso de odio que tiene el actual gobierno argentino”, explica la activista.
Pasaron tres años para que Norma Nahuelcura, mamá de Tehuel, recibiera justicia parcial por el asesinato de su hijo. Parcial no solo porque aún no se sabe dónde están los restos de Tehuel, sino también porque Oscar Montes, el otro acusado, aún no ha sido juzgado. La defensa de Montes solicitó un juicio por jurados, lo que significa que se debe esperar a que se seleccionen y conforme la “terna” de civiles que determinarán si fue culpable del crimen de odio y por motivos de identidad de género. La principal diferencia entre un juicio por tribunal, como lo fue el de Ramos, y un juicio por jurados en Argentina es que en los juicios por jurados participa un grupo de ciudadanos y ciudadanas que deliberan sobre los hechos. Sin embargo, hay un juez que dirige el proceso, instruye al jurado y es quien finalmente establece la pena. La defensa de la familia espera que el Jurado esté integrado por personas LGBTIQ+ y defensoras de derechos humanos.
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Un precedente regional
Fue gracias al activismo comunitario y a la incidencia del equipo de abogados de la familia de Tehuel que hoy existe una condena por este crimen de odio. Si bien en Argentina el Código Penal reconoce el delito de travesticidio como un homicidio agravado y establece la necesidad de hacer la aclaración de si era una mujer u hombre trans, este es el primer caso en reconocer un transhomicidio, lo que visibiliza y reivindica la identidad de género de Tehuel como persona transmasculina.
Como explica Darío Arias, cofundador de la organización bonaerense Conurbanxs por la Diversidad - Jóvenes por la Diversidad, lo común en este tipo de hechos de violencia extrema es que son tipificados erróneamente como feminicidios, desconociendo así la experiencia de vida transmasculina de los asesinados. “La mayoría de los casos no se investigan con perspectiva de género y, los que sí se investigan con algún tipo de elemento diferencial, muchas veces ganan los perpetradores porque se desconoce la identidad de género y minimiza la violencia por prejuicio. Por eso también es histórico que la sentencia da pie a la declaración de emergencia social para las personas travestis y trans en la provincia de Buenos Aires”.
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