El año pasado, el informe “Análisis de la situación de Derechos Humanos y seguridad en Colombia: impactos de los ceses al fuego y la Paz Total”, de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), dio a conocer que durante el 2023 se desescaló el conflicto armado en el territorio nacional. Sin embargo, la jurisdicción encontró un aumento de las violencias basadas en género, especialmente durante las masacres.
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La JEP señaló una reducción del 9% en el número de masacres registradas en el país durante el 2023, en comparación con las cifras de enero a octubre del 2022. Pero el informe alertó sobre un aumento de violencia contra la mujer, pues a octubre 26 mujeres habían sido asesinadas, frente a 13 casos en 2022.
Sin embargo, en el momento en que se conoció el informe, los datos respecto a violencias basadas en género no fueron ampliados en el documento por la JEP. El Espectador dialogó con la UIA y conoció que para diciembre del 2023 la cifra de mujeres asesinadas en medio de masacres aumentó a 38. Los investigadores de la jurisdicción señalan que el enfoque de género es una arista clave para revisar la implementación de la política de la Paz Total.
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Las 38 muertes violentas de mujeres se registraron en 31 hechos, de los cuales 18 tuvieron lugar en zona rural. En cuatro de los casos, las víctimas fueron sometidas a torturas, en 11 las víctimas pertenecían al mismo núcleo familiar y la mayoría de ellas se encontraba entre los 20 y los 35 años. Además, en al menos dos de las masacres que se reportaron durante el 2023, las víctimas se encontraban embarazadas.
La JEP atribuye estas cifras a un cambio en los códigos de violencia en el crimen organizado, en los que se promueve las violencias basadas en género. “Casi siempre, la mujer resulta siendo una pareja sentimental o familiar de alguna de las personas que se encuentran en problemas”, afirman desde la UIA a este diario. Es decir, los actores armados involucrados en las masacres han asesinado a las mujeres como retaliación, un tema de venganza o de ajuste de cuentas.
Pero el aumento de casos de violencia contra las mujeres en esos hechos de masacre no significa que únicamente son ellas las víctimas. Al momento de hacer el seguimiento y monitoreo, la UIA señala que las mujeres están acompañadas de otros hombres. El único hecho en el que solamente fueron mujeres víctimas se registró el 29 de noviembre en Santa Marta; una madre y sus dos hijas fueron asesinadas presuntamente por autodefensas.
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El seguimiento realizado por la entidad determinó que los departamentos en los que ocurrieron la mayoría de los casos de masacres con mujeres víctimas fueron Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Magdalena y Atlántico. Además, hacen énfasis en que los sitios más recurrentes para la ejecución de este tipo de hechos son las vías públicas. A pesar de que hay un monitoreo en tiempo real, hay una deficiencia para identificar a los responsables. Solamente en dos de los 31 casos se identificó el accionar de las disidencias de las FARC y del Clan del Golfo.
En la alerta por violencias basadas en género, la Unidad de Investigación señala también que durante el 2023 hubo un crecimiento de casos de violencia política contra mujeres lideresas sociales en los territorios priorizados por la jurisdicción. “Hemos registrado violencia letal contra 168 mujeres que ejercen roles de liderazgo en sus contextos comunitarios. Esto nos indica que siguen permaneciendo mecanismos de coerción y coacción sobre el rol que tiene la mujer en la sociedad”.
El suroccidente del país, en los departamentos del Cauca, Nariño y Valle del Cauca, es donde más se están presentando estos casos de violencia letal contra lideresas sociales. Según la información brindada a El Espectador, las mujeres en estos territorios renuncian a los liderazgos sociales cuando hay violencias asociadas, no solamente contra ellas, sino contra sus familias. La JEP pudo identificar casos de reclutamiento forzado en los que estas mujeres deciden renunciar a sus liderazgos por cuidar a menores.
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La fiscalía de la JEP también encontró que durante el 2023 este cambio de los códigos de violencias ha imposibilitado la reinserción completa de las mujeres excombatientes; se presentaron dos ataques letales contra ellas. “Las violencias basadas en género son una dinámica estructural y se encrudece en contextos atravesados por el conflicto. En ese orden de ideas, todas estas cifras nos revelan algunos retos que puede tener la política de la paz total desde el enfoque de género”, concluye la UIA.
