“Acosan y violentan”: testimonios de violencia sexual en el colegio Bethlemitas
Alumnas y exalumnas han denunciado en redes sociales situaciones que narran diferentes tipos de violencia sexual, que van desde acoso hasta actos sexuales; también se narran casos de maltrato físico y psicológico. Al mediodía de este miércoles 29 de marzo, se realizará un plantón frente a la escuela en su sede de Chapinero, en Bogotá.
Pilar Cuartas Rodríguez
Unas 29 personas han contado testimonios que hablan de violencia sexual y maltrato físico y psicológico ocurridos presuntamente en el colegio Bethlemitas en Bogotá. Los relatos se han dado a conocer a través de la cuenta de Instagram @nomasacosobth y en carteles impresos que se han pegado en los postes del barrio Chapinero, donde está la sede de bachillerato de la escuela. Lo que cuentan las alumnas y exalumnas de la institución hablarían de violencia de sexual, acoso escolar y maltrato físico y psicológico entre estudiantes, y entre éstas y profesores; y de la presunta omisión por parte de las directivas para atender los reclamos que, según las denunciantes, se han hecho en varias ocasiones sin que se den soluciones de fondo. (La iglesia Su Presencia y un caso de violación impune en Bolivia)
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Unas 29 personas han contado testimonios que hablan de violencia sexual y maltrato físico y psicológico ocurridos presuntamente en el colegio Bethlemitas en Bogotá. Los relatos se han dado a conocer a través de la cuenta de Instagram @nomasacosobth y en carteles impresos que se han pegado en los postes del barrio Chapinero, donde está la sede de bachillerato de la escuela. Lo que cuentan las alumnas y exalumnas de la institución hablarían de violencia de sexual, acoso escolar y maltrato físico y psicológico entre estudiantes, y entre éstas y profesores; y de la presunta omisión por parte de las directivas para atender los reclamos que, según las denunciantes, se han hecho en varias ocasiones sin que se den soluciones de fondo. (La iglesia Su Presencia y un caso de violación impune en Bolivia)
La mayoría de los relatos son de mujeres, hablan de violencia sexual, de intentos de suicidio y aseguran que normalizaron estas situaciones hasta que se graduaron y comprendieron fuera del colegio que no son normales. “Es muy duro darse cuenta de que algo que nos daba risa o nos hacía sentir orgullosas hace unos años, hoy lo vemos como lo que es, un abuso, que es respaldado por la institución y la falta de educación sexual e integral del colegio”, aseguró una de las denunciantes. (Un líder religioso, la iglesia Su Presencia y una denuncia de violación)
Varias de ellas contaron que los profesores las acosaron y, cuando se negaron a acceder a las propuestas sexuales, ellos les empezaron a bajar las calificaciones en los trabajos escolares. Además, algunas recibieron comentarios de este tipo: “Uy, deje ver qué hay debajo de esa faldita”, “qué ricas se te ven las tetas así” y “llegue a mi casita y cuadramos” (cuando la estudiante le preguntó qué actividades podía realizar para subir la nota de un taller). Una exalumna añadió que, después de graduarse, un docente la invitó a un café y terminó llevándola a un motel. Luego, incluso, le ofreció dinero para estar con ella, por lo que tuvo que bloquearlo de sus redes sociales
De acuerdo con las adolescentes, un profesor de inglés también les tocaba las piernas, les hacía comentarios sexuales y, cuando se quejaron formalmente en el colegio, fueron objeto de represalias. “Todos mis problemas empezaron cuando lideré la expulsión de dos profesores que eran acosadores. Desde ese momento, el colegio me metía en cualquier tipo de problema. Les dijeron a mis papás que estaba metida en drogas, lo que ocasionó una carga emocional muy fea en mí y también me internaron, salí diagnosticaba con depresión y ansiedad”, afirmó una de ellas. (No hay denuncias contra Víctor de Currea en universidades, ¿cómo interpretar esto?)
Otra exalumna reveló que un profesor de español la invitó a salir en repetidas ocasiones, que le tocaba las piernas, la espalda y la abrazaba siempre que podía. “Cuando tenía otras parejas se ponía bravo, los insultaba y me decía que ellos no me merecían. Yo siempre me sentí rara, pero en mi círculo cercano y en la misma institución lo tenían tan normalizado (hasta los profesores y coordinadoras me hacía comentarios graciosos al respecto), que yo también comencé a hacerlo e incluso a romantizar la situación”, aseveró la joven.
Por último, una de las denunciantes narró que un profesor de 40 años le envió a su casa un regalo de cumpleaños sin que ella le hubiese proporcionado la dirección de su residencia. “Había unos cupcakes con mi cara impresa en ellos, eran fotos de mi Instagram. No sabía qué hacer, no sabía cómo había conseguido mi dirección. Lo eliminé de mi Instagram, pero cada semana me llegaba notificación de su solicitud de amistad”. (Puso mi mano en su pene: el tercer denunciante del profesor Porfirio Ruiz)
También hay testimonios que cuentan situaciones de acoso escolar, de haber recibido, por parte de compañeros, golpes, puños en la cara, balonazos y pellizcos en las piernas. Algunas denunciantes dijeron que reportaron esos casos, pero les ofrecieron asesorías psicológicas de 15 minutos o ni siquiera habrían sido atendidas, pese a que se habrían dado intentos de suicidio. “Me retiré del colegio. Espero que esto no le ocurra a nadie más y que el colegio pueda ser un lugar tranquilo” y “ningún profesor o directivo hacía nada”, se lee en los testimonios en redes sociales.
Una joven venezolana agregó que sufrió bullying por su nacionalidad. Ante la supuesta omisión de las directivas por parar ese acoso, sus papás decidieron retirarla de la institución. El Espectador contactó al colegio para conocer su versión, pero no dio declaraciones. “Una vez se tenga un comunicado oficial por parte de la Comunidad Bethlemita, con mucho gusto se le remitirá para que conozcan la posición d al respecto”, respondió la institución, de corte católico y fundado por la Madre María Ignacia González y el Santo José Betancur, en julio de 1887.
La Secretaría de Educación, por su parte, rechazó cualquier acto de violencia en contra de estudiantes. La entidad informó que, una vez se conocieron los presuntos casos presentados, desde la Oficina para la Convivencia Escolar, se instaló el pasado viernes una mesa de trabajo con el colegio, junto con la rectora y el equipo jurídico; se abrió un espacio de diálogo el pasado lunes para la revisión de denuncias anónimas y remitir esa información a la oficina de inspección y vigilancia; y el martes se realizaron talleres sobre prevención de violencias basadas en género y violencia sexual con estudiantes de grado décimo y once.
Para pedir que las directivas de la institución presten atención a estos casos, un grupo de exalumnas organizó un plantón que se llevará a cabo frente al colegio en la sede de Chapinero, en la calle 66 #5-21, este miércoles 29 de marzo al medio día. La protesta pacífica, en la que se espera que haya performance, un tendedero con los testimonios y pancartas, terminará en la carrera séptima.
Esta iniciativa surgió de las exalumnas, especialmente aquellas que se graduaron entre 2018 y 2021, pero se han sumado estudiantes activas. Una de las organizadoras le dijo a El Espectador que, una vez se graduaron, varias de ellas coincidieron en la misma universidad, empezaron a compartir las experiencias sufridas en el colegio Bethlemitas y solo así se dieron cuenta de que no eran casos aislados sino “sistemáticos”.
“El caso del colegio Marymount (donde también se denunció violencia sexual) nos impulsó. Si ellas pudieron, ¿por qué nosotras no? Queremos una reforma en pro de las estudiantes, queremos que el colegio sepa que el silencio se acabó, que no encontramos el apoyo en la institución, y ahora nos apoyamos entre nosotras, abrimos un espacio para contar lo que vivimos”, afirmó a este diario una de las exalumnas detrás de la cuenta de Instagram @nomasacosobth.
Esa forma de denuncia de violencia sexual en redes sociales, conocida como escrache, ha sido reconocida en Colombia por la Corte Constitucional, que legitimó el “escrache virtual” como una forma de compartir en redes sociales la denuncia contra una persona que es acusada de la comisión de un delito. Lo hizo al analizar un caso similar en el que una colectiva difundió informes sobre casos de violencia sexual al interior del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Bogotá, los cuales señalaron a varios profesores de la institución de haber incurrido en actos de violencia, basados en el género, contra alumnos.
El caso de las Bethlemitas también podría derivar en futuros procesos judiciales. El abogado penalista y especialista en responsabilidad civil Hernán González Moreno, quien también es papá de una exalumna de ese colegio, ha asesorado a las jóvenes que decidieron contar sus casos en redes sociales. Para él, es viable que, si las pruebas así lo demuestran, se pueda abrir una investigación penal por algunos delitos sexuales y se demande por la posible responsabilidad civil del colegio al omitir sus deberes con las estudiantes.
En opinión del abogado González, se está ante posibles situaciones de acceso carnal, acto sexual y acoso sexual. Frente a la discusión si las estudiantes consintieron o no supuestamente los actos sexuales, recuerda que el consentimiento de una menor de 14 años nunca es válido, por lo que siempre habrá delito. En el caso de las adolescentes mayores de 14 años, se tendría que verificar si el consentimiento expresado fue libre o coaccionado porque los profesores estaban en una situación de poder y superioridad. En el ámbito penal, la Fiscalía podría iniciar de oficio una investigación solo con lo que se ha publicado en redes sociales y medios de comunicación. (Me violaron y no puse resistencia: sí, sigue siendo violación)
“También de la posibilidad de que sea el colegio el que civilmente deba responder por lo perjuicios o daños causados por sus empleados, la coordinadora de la que tanto han hablado las estudiantes y los profesores señalados. La ley civil dice que el colegio debe responder por las conductas que causen perjuicio por sus empleados y más aún cuando los empleados las cometieron en ejercicio de sus funciones como docentes y coordinadores y dentro de las instalaciones del colegio. Para este asunto civil sí se requiere interponer demanda”, concluyó González en entrevista con El Espectador.