La iniciativa busca que los salones cuenten con material sobre violencias basadas en género e información de líneas de ayuda, centros de acogida y/ o de denuncia.
Foto: Pexel
El pelo puede ser parte de una historia de violencia doméstica, pero también podría ser una alerta para contribuir a su oportuna atención. Esta es la premisa con la que se han propuesto darle un nuevo foco a la prevención y respuesta ante la violencia doméstica en Estado Unidos. Puede que suene cliché, pero la relación entre las peluqueras y sus clientes va más allá de un simple corte, a veces se vuelven confidentes. Y, en algunos casos, los salones de belleza suelen ser el único lugar al que las víctimas asisten solas.
Por Mariana Escobar Bernoske
Comunicadora social con énfasis en periodismo y producción sonora/radiofónica. Ha participado en investigaciones sobre Derechos Humanos desde una perspectiva feminista y de género. Tiene estudios en el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos y la Universidad de Strathclyde.mescobarb@elespectador.com