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Este miércoles, a través de sus redes sociales, el Ministerio de la Igualdad y la Equidad informó que posesionó a Charlotte Schneider Callejas como titular de la Dirección para las Mujeres en Actividades Sexuales Pagas. Esta dirección, que busca brindar garantías laborales y proteger a las mujeres que ejercen trabajos sexuales, hace parte del Viceministerio de las Mujeres.
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Schneider, de nacionalidad cubana, pero refugiada en Colombia desde el 2000, es bioquímica de la Universidad de La Habana y especialista en Estudios Feministas y de Género de la Universidad Nacional de Colombia. Fue la primera mujer trans en ocupar un cargo público en el país y ha trabajado en universidades y los sectores público y privado. Su último cargo fue en el Ministerio del Interior.
Ella es una de las voces más representativas del movimiento trans en Colombia. Fue secretaria para asuntos trans para América Latina de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA). Su trayectoria como activista ha sido por la defensa de los derechos humanos, los derechos de las mujeres, la población LGBTIQ+ y la protección de grupos étnicos.
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La función principal de Schneider en su nuevo cargo en Minigualdad será el de adoptar, diseñar e implementar lineamientos y rutas de atención para la garantía de los derechos de las mujeres en actividades sexuales pagas en cualquiera de sus modalidades. Asimismo, será la encargada de coordinar con el Ministerio de Salud el diseño de estrategias para la promoción, prevención, protección y atención primaria en salud de estas mujeres.
La creación de la Dirección para las Mujeres en Actividades Sexuales Pagas ha generado reacciones encontradas. Por una parte, organizaciones como Caribe Afirmativo y el Sindicato de Trabajadoras Sexuales de Colombia (Sintrasexco) apuntan que es un avance hacia la regulación y desestigmatización del trabajo sexual en el país. Por otro lado, sectores feministas abolicionistas rechazan esta dirección al ver la prostitución como una violencia y explotación sexual hacia las mujeres.
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Si bien en Colombia las actividades sexuales pagas no son ilegales, no existe un marco normativo claro para su ejercicio. Esto lleva a que no existan garantías ni protección para quienes ejercen el trabajo sexual de forma voluntaria. A nivel nacional, no existe un registro oficial sobre cuántas mujeres ejercen actividades sexuales pagas. Organizaciones como la corporación Guerreras del Centro estima que pueden ser alrededor de 27.000 mujeres, sin embargo, Sintrasexco señala que podrían ser muchas más.